Javier Gracia: “Es la primera generación que llega al circo desde las aulas”

El artista circense y trabajador social Javier Gracia coordina la Escuela de Circo Social de Zaragoza, que ofrece tres días de espectáculo desde este viernes y hasta el domingo en el Teatro del Mercado (20.00, 12 euros)

Javier Gracia, de las Escuela de Circo Social de Zaragoza, junto al Teatro del Mercado.
Javier Gracia, de las Escuela de Circo Social de Zaragoza, junto al Teatro del Mercado.
Francisco Jiménez

Usted es uno de los fundadores de la Escuela de Circo Social de Zaragoza. ¿Cuándo comenzó, y por qué lleva el adjetivo social?

En 2011. Deriva el trabajo con jóvenes que hacíamos y hacemos dos de los fundadores en el barrio del Gancho. Además, al ser ambos artistas de circo, la iniciativa surgió de manera natural y se convirtió en una herramienta de transformación social. Había semilla con iniciativas como la Carrera del Gancho o Arte en la Calle.

¿Cómo le picó el bichillo del circo a Javier Gracia?

Estudié Trabajo Social y me encantaban los malabares como pura diversión. Cuando empecé a buscar trabajo llegaba la Expo de Zaragoza, y me contrataron como malabarista esos meses. Así descubrí el mundo del circo, y fui a Madrid a estudiar en la Escuela de Circo Carampa de Madrid, con casi 30 años de historia. Cuando regresé a Zaragoza ya empecé con la Escuela de Circo Social, que llevamos entre siete personas, y la compañía de teatro D’Click, en la que estamos tres.

El Espacio Reto que presentan este fin de semana en el Teatro del Mercado, cumple 10 ediciones.

Esta iniciativa cuenta con el apoyo del Patronato Municipal de las Artes y de la Imagen, y el objetivo es fomentar la creación en las artes escénicas; son números cortos, con un máximo de 10 minutos, y muchas veces se trata de estrenos, siempre con variedad de artes. Tendremos música, contorsionismo, danza, rueda ‘Cyr’, ‘clown’, sombreros...

‘El mayor espectáculo del mundo’ también funciona a escala, aunque Charlton Heston no creyera en ello.

La visión del circo actual es fusionar artes que no cabían en el formato clásico, se abrazan disciplinas diferentes. Lo tradicional son los malabares, el equilibrio, la acrobacia, los aéreos… ahora se suman teatro y danza, más habilidades mixtas: desde beatbox con mimo a malabares con percusión corporal. Todo con respeto, pero sin cortapisas.

Hablar de escuela de circo también es relativamente novedoso. Solía ser algo de sagas, o de adhesión natural desde la infancia.

Creo que somos la primera generación que llega al circo desde la aulas profesionales, sí, pero no hay confrontación con el modelo tradicional. Somos complementarios; hay cosas que no se pueden conseguir desde la escuela, como el tipo de relación entre familias de circo y la sinergias que crecen bajo la carpa, pero todos empujamos para que el circo siga creciendo; de hecho, así está ocurriendo.

¿Ha vivido en el Gancho alguna interacción directa entre su labor como trabajador social y el mundo del circo?

Hay un caso muy claro, sí. Un profesor de la escuela en la actualidad empezó como alumnos de ‘parkour’ en el Gancho con Hugo, compañero docente de la escuela. El circo transmite valores individuales y grupales; desde la perseverancia y la autonomía personales a la confianza que implica contar con el cuidado de otro cuando estás haciendo acrobacias, por ejemplo.

¿Y el valor comunitario?

Existe, porque suele cambiar percepciones. Imagina un chaval o chavala del barrio que se pasa el día pegando brincos por la calle y enseguida se le categoriza de ‘bandarra’; luego aparece un día en la plaza, ofreciendo un espectáculo circense, porque el aparcamiento se convierte en teatro, el gamberro en artista a ojos de los vecinos y los vecinos, espectadores de un esfuerzo creativo.

¿Hacia dónde camina la Escuela de Circo Social?

Este verano haremos intercambio con una escuela de circo de Toulouse, con gira de jóvenes incluida en pueblos cercanos. Haremos un espectáculo conjunto las dos escuelas. El año pasado ya hicimos una prueba con los mayores en tres pueblos de la provincia de Zaragoza: Torralba de Ribota, Aniñón y Cervera de la Cañada en cuatro días, y salió muy bien. Íbamos por el alojamiento y la comida, fue una buena experiencia. Otra meta es dar estabilidad a la escuela, que no haya más recortes sociales en las ayudas; lo recaudado en este fin de semana en el Teatro del Mercado, por ejemplo, irá íntegro al grupo de circo de calle del Gancho. Venid, lo pasaréis bien: estamos hasta el domingo.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión