PINTURA. OCIO Y CULTURA

Sonia Pradilla: "En los paisajes de mi bisabuelo se oyen los vientos y el canto de la vida"

La bisnieta del artista de Villanueva de Gállego explica la exposición 'Más que un pintor de historia' que se exhibe en el Museo de Historia de Madrid

Sonia Pradilla en la muestra en el Museo de Historia de Madrid, ante uno de los mejores retratos de Pradilla: 'Retrato de la marquesa de Encinares' (1917).
Sonia Pradilla en la muestra en el Museo de Historia de Madrid, ante uno de los mejores retratos de Pradilla: 'Retrato de la marquesa de Encinares' (1917).
A. C. /Heraldo.

Sonia Pradilla Sánchez  (Madrid, 1962) es bisnieta del pintor Francisco Pradilla, y puede decirse que se atrevió a cumplir un sueño: con motivo del centenario de su ilustre antepasado quería organizarle una gran muestra. Tras muchas vueltas y consultas, Soledad Cánovas del Castillo y ella, con la colaboración de su marido, José Ignacio González Sáez, han logrado rendirle un doble homenaje: primero en Pozuelo, donde expusieron a Pradilla y a su hijo, y ahora en el Museo de Historia de Madrid, donde hace unos días se inauguraba la muestra ‘Francisco Pradilla (1848-1921). Más que un pintor de historia’, distribuida a lo largo de seis salas. El diálogo transcurrió el pasado lunes en Madrid, casi como si fuera una visita guiada.

¿Cuál es la pequeña o gran historia de esta muestra?

Mi marido y yo no pertenecemos al mundo del arte, pero queríamos hacerle algo grande a mi bisabuelo. Al fin y al cabo, vivió más de veinte años en Madrid, al volver de Italia, y sentíamos que la ciudad debía reconocer su calidad. Creo que es un pintor extraordinario, pero eso no lo digo yo o Soledad Cánovas del Castillo, que es la otra comisaria y sí posee una gran formación artística, y hace en la muestra y en el catálogo un inmenso trabajo. En ‘El Correo de Gerona’ se contó que estaba Adolph von Menzel, con verdadero éxtasis, un pequeño cuadro pequeño del aragonés. Al cabo de un instante, dijo: “¡Es inútil! Nosotros nos pasamos años enteros intentando pintar así, y Pradilla lo hace en un instante y cien veces mejor”.

¿Por qué han elegido ese título?

Porque veíamos que sigue habiendo ese equívoco o ese tópico sobre él. Es mucho más que un pintor histórico, si bien es cierto que a veces puede no sonarte el nombre de Pradilla, pero ves ‘El suspiro del moro’, ‘La rendición de Granada’ o sus cuadros sobre Juana la Loca, te das cuenta de que sí conocías algunas de sus obras. Sin embargo, en esta exposición se ven otras líneas.

"En ‘El Correo de Gerona’ se contó que estaba Adolph von Menzel, con verdadero éxtasis, un pequeño cuadro pequeño del aragonés. Al cabo de un instante, dijo: '¡Es inútil! Nosotros nos pasamos años enteros intentando pintar así, y Pradilla lo hace en un instante y cien veces mejor'".

Díganos qué hay, ¿cómo está concebida?

Consta de cuadros de instituciones, entre ellas el Museo del Prado, el Museo Thyssen del Málaga o el Museo de Zaragoza, y de colecciones privadas, como la de Pardos Sancho, de Zaragoza, por citar una vinculada con Aragón. Con algunas sorpresas. Hemos conseguido 75 cuadros, de todas las épocas y de varias técnicas, y algunas piezas escultóricas o de cerámica complementarias. Hay algunos cuadros muy poco expuestos y un 20 % de ellos inéditos. Eso también es estimulante.

Vayamos con las sorpresas: la versión reducida de ‘La rendición de Granada’.

La muestra arranca con el capítulo de ‘Evocaciones históricas’ y entre ella está esa pieza, que es una reducción -aún así mide 175 de alto por 278 cm de ancho- del famoso cuadro que está en el Senado. Pertenece a unas bodegas de Cádiz y quizá sea la copia que hizo para el marchante y coleccionista Gambart, con quien se carteaba.

Y también está ‘El suspiro del moro’.

Sí, con él algunos estudios como el del caballo y el perfil de Boabdil, inspirado en el doctor Benito Hernando, al que también retrató. Este gran cuadro lo pintó en Roma entre Granada 1879 y Roma 1892. Perteneció a un marchante británico y salió a subasta en 2018, lo adquirió la colección Antonio Cánovas del Castillo-Altair y ha sido restaurado. En cierto modo, habida cuenta que siempre había estado en colecciones privadas, es casi una presentación en sociedad con restauración incluida. Y en este primer apartado están varios cuadros de Juana la Loca, entre ellos el del Prado que se expone en el Museo de Zaragoza.

Sonia Pradilla ante 'El suspiro del modo', adquirido en subasta en 2018 y restaurado para la muestra.
Sonia Pradilla ante 'El suspiro del modo', adquirido en subasta en 2018 y restaurado para la muestra. Es una de las grandes novedades de esta exposición en Madrid.
A. C. /Heraldo.

Sentía casi obsesión por ella. Era un personaje claramente romántico.

Le conmovía su desgracia, su tristeza, y le dedicó algunos de sus mejores cuadros, pero yo no creo que fuera obsesión. Por ese perfil romántico, gustó mucho y le hacían encargos. Él mismo lo dijo en una ocasión en su correspondencia. Me gustaría decirle una cosa…

Adelante.

Esta es una exposición única. Será muy difícil volver a ver algo así con tantos materiales de colecciones particulares, pero Soledad y yo hemos querido hacer algunas aportaciones y están en el catálogo.

¿A qué se refiere?

Hemos encontrado una autobiografía, totalmente desconocida en España, de Francisco Pradilla de nueve páginas que mandó a Múnich con motivo de la entrega de una distinción, y allí recuerda por ejemplo que se trasladó a Zaragoza con cuatro años, donde con la ayuda de una tía, “llegó estudiar hasta latín”, como él dice. Su padre era campesino y luego sería albañil, pero intuyó su talento. Pradilla recuerda sus años en la Universidad, sus inicios como pintor de teatro, su traslado a Madrid, sus años en Roma, su pintura del natural, etc.

¿Qué otras novedades aporta el catálogo?

Unas 60 páginas de correspondencia remitida a marchantes y coleccionistas, políticos como Antonio Maura, artistas como José y Mariano Benlliure, a familiares como su hermana Brígida y su sobrino, al escritor Benito Pérez Galdós. Y esa es una documentación muy interesante. Después de su muerte, como se sabe, su palacio neomudéjar en la calle Rosales fue destruido tras la Guerra Civil. Se perdieron muchas cosas, quizá algunas obras, su biblioteca… Además de sus libros de arte, recuerdo que mi abuela me decía que tenía muchos y maravillosos libros de cocina. Y añadimos otra cosa curiosa: la nómina de condecoraciones que recibió, salen 25, que no es una cifra pequeña, y también hemos seguido el rastro de sus cuadros: hay en varios museos de Estados Unidos, en el Ermitage de San Petersburgo, en Europa, en Latinoamérica y en Nueva Zelanda, entre otros lugares. Damos una lista exhaustiva a modo de alfabeto.

Sigamos avanzando…

De esta primera parte, donde está una de sus modelos más conocidas, Consuelo Carrete, que le habría inspirado a Juana la Loca (no consta que se haya expuesto nunca), pasamos a la segunda parte, ‘Alegorías y escenas medievales’, donde está un cuadro que me encanta, ‘Así transcurre la vida’, de 1908, situado en el monasterio de Piedra. A mí en los paisajes de Pradilla me parece que se oye todo: el canto de las pájaros, el silbido del viento, el murmullo de las hojas. Y está también la pieza ‘Mal de amores. Siglo XV’, sobre el mundo trovadoresco.

Pasemos a la tercera ‘Al aire libre’.

En su autobiografía confesaba cuánto le gustaba. Capta los atardeceres y diversas estampas de las Lagunas Pontinas. En ‘Porto d’Anzio’, por decirlo así, anticipa a Sorolla, que lo admiraba mucho y lo consideraba su maestro, como se recoge en una de sus frases. Y en ‘Niebla de primavera’ firma una obra excepcional que pertenece a Ibercaja. También fue un gran pintor que mezcló el modernismo y el costumbrismo, y eso se ve en fiestas y romerías de Galicia, y en una obra magistral: ‘El Viernes Santo en Madrid. Paseo de mantillas’. Qué lujo de detalles de las ropas.

"De Juana la Loca le conmovían su desgracia, su tristeza, y le dedicó algunos de sus mejores cuadros, pero yo no creo que fuera obsesión. Por ese perfil romántico, gustó mucho y le hacían encargos. Él mismo lo dijo en una ocasión en su correspondencia"

Ha pasado a la historia como un formidable y preciso retratista.

Desde luego. Creo que aquí destaca uno de sus cuadros más bonitos y perfectos: el ‘Retrato de la marquesa de Encinares’, con vestido azul. Es estupendo. Encontramos unas fotos de cuando la estaba retratando. Ella se murió poco después. Y la muestra acaba con la sexta parte: ‘Acuarelas y dibujos’. Francisco Pradilla no solo era un gran pintor, sino un gran acuarelista y un gran dibujante. Poseía una gran sensibilidad y una aspiración total a la belleza.

¿Le habrá molestado su presunta rivalidad con Goya en la batalla de la posteridad?

No creo. A ninguno de los dos, ja ja. No es necesario compararlos. Son dos espléndidos pintores, muy distintos, con dos miradas y dos mundos muy poderosos.

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