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  • Enrique Abenia

'Lobo feroz': tensión en el sótano

Javier Gutiérrez, Rubén Ochandiano y Adriana Ugarte, en un momento de 'Lobo feroz'.
Javier Gutiérrez, Rubén Ochandiano y Adriana Ugarte, en un momento de 'Lobo feroz'.
Heraldo.es

Una década atrás, la israelí ‘Big Bad Wolves’ (Aharon Keshales y Navot Papushado, 2013) sedujo por su tratamiento del ‘thriller’ de venganza. Invertía los roles de agresor y víctima y jugaba con los apuntes de humor negro y con la tensión ejercida, construida sobre la visceralidad que provoca una figura tan repugnante y turbadora como la del pederasta y sobre lo que uno haría si tuviera delante y a su merced al que sospecha que es el asesino y violador de su hija. Un cauce concentrado en sus escenas de interrogatorio y tortura, inspiradas en pasajes del cine de Quentin Tarantino. ‘Lobo feroz’ trae a la memoria la película al constituir su ‘remake’ español, el cual viene firmado por el uruguayo Gustavo Hernández Ibáñez, director de ‘La casa muda’, ‘No dormirás’ y ‘Virus 32’. Esta nueva versión aplica modulaciones sin dejar de mirar a su referente, fidelidad revestida de la variante de que aquí el secuestro no corre a cargo de un padre maduro sino de una madre joven. Desprende personalidad e interés aunque resulta menos redonda, sugerente y maliciosa que la original.

'Lobo Feroz' ***
Dirección:Gustavo Hernández Ibáñez.
Guión:Juan Manuel Fodde y Conchi del Río.
Intérpretes:Adriana Ugarte, Javier Gutiérrez, Rubén Ochandiano, Antonio Dechent, Juana Acosta y Fernando Tejero.

Las aportaciones de Adriana Ugarte, en el rol de una mujer que ha llevado mala vida y que no tiene nada que perder, Javier Gutiérrez (el principal reclamo por su perfil de guardia civil que cruza la línea para que el supuesto criminal confiese) y el gran Antonio Dechent (el padre y abuelo) le dan al filme cierto aire propio. No obstante, este rasgo no transmite naturalidad plena si se está familiarizado con la obra israelí. Si se ha revisado hace poco o se van recordando detalles conforme suceden en pantalla, la adaptación no posee la misma fuerza.

Lo anterior no significa que las situaciones pierdan su efecto. Este se mantiene, en especial en lo relativo a la ambigüedad que, dentro de las sombras, rodea al hombre retenido que insiste en que no ha hecho nada (encarnado por Rubén Ochandiano) y al impactante giro del desenlace.

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