Rigoberta Bandini se despide hoy de los escenarios en el pabellón Príncipe Felipe

Aún quedan entradas para el concierto (21.00, 30 euros) que marcará el adiós temporal de la artista.

Rigoberta Bandini, el pasado mes de marzo, durante su recital en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza.
Rigoberta Bandini, el pasado mes de marzo, durante su recital en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza.
Francisco Jiménez

Paula Ribó se retira a sus cuarteles de invierno. Deja aparcada (que no abandonada) a su alter ego Rigoberta Bandini, fenómeno escénico que ha convulsionado la escena pop ibérica en los tres últimos años gracias a un temazo, ‘Ay mamá’, unos cuantos temones (‘A ver qué pasa’, ‘Perra’, ‘In Spain We Call It Soledad’ o ‘Julio Iglesias’) y una candidatura eurovisiva que finalmente no cristalizó. La artista se toma ahora un respiro de los escenarios y las giras para dedicarse a generar nuevo material, a coger las rosas mientras pueda (como decía el profesor Keating en ‘El club de los poetas muertos’, recordando un poema de Robert Herrick) o, en su defecto, a olerlas y dejarlas crecer en paz con esta meteorología tan atípica para un cierre de año.

Ribó, que cumplirá 33 años de edad el próximo mes de enero, se despidió de Madrid a mediados de octubre con un lleno en el Wizink Center; poco después anunció otro concierto en ese mismo escenario, que se celebró hace cinco días. Más baño de masas. Antes había pasado por Córdoba, Coruña, Valencia, Murcia, su Barcelona y el Bilbao Exhibition Centre. Anoche tocaba en Pamplona y hoy, si no media alguna sorpresa de ultimísima hora, echará el telón a la gira y, de momento, a su carrera escénica.

Benidorm y la polémica

A principios de 2022, Rigoberta Bandini estuvo en boca de todo el país por su participación en la ronda final del recuperado Benidorm Fest, clasificatorio entonces (volverá a serlo dentro de mes y medio) para representar a Televisión Española en el Festival de Eurovisión. Los afectos del público andaban repartidos entre ella y las gallegas Tanxugueiras, pero finalmente fue la hispanocubana Chanel Terrero la vencedora del certamen con el tema de pop bailable ‘SloMo’, que luego consiguió un meritorio tercer puesto en Turín. Aunque en un principio hubo tensión por el veredicto, acusaciones de tongo incluidas, la propia Ribó se encargó de apagar el fuego mediático deseando a su colega de profesión la mejor de las suertes en Italia.

En escena, la catalana lo tiene todo controlado, incluso el aparente descontrol de sus canciones más festivas. Para ello cuenta con la ayuda inestimable y muy profesional de parte de su familia, amén de dos bailarinas. Junto a ella está su prima Belén, que se encarga de la segunda voz solista, coros y armonías; otro primo, hermano además de Belén (Juan Barenys), lleva la percusión y algún otro instrumento, y el teclado (más las secuencias y sorprendentes coros) corre a cargo de Esteban Navarro, pareja de Paula.

Junto a ellos suelen evolucionar las bailarinas Marta Ros y Mabel Olea. Y sí, el ‘momento teta’ de su canción más famosa, en el que precisamente se cuestiona el revuelo social que genera la visión de un pecho femenino, es uno de los más esperados de cada concierto, pero no está guionizado; además, hay mucho que rascar a lo largo de un espectáculo que tiene la virtud de enardecer y emocionar a partes iguales, generando siempre un torrente de energía que se reparte de manera uniforme entre la audiencia. Así ocurrió el pasado marzo en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza, donde incluyó versiones de ‘Qualsevol nit pot surtir el sol’, de Sisa, y ‘Cuando tú nazcas’ de Mocedades, y así suele ocurrir en cada recital suyo. La noche de hoy, desde luego, huele a gran fiesta.      

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