TEATRO. OCIO Y CULTURA

La leyenda maldita de La Casa de Dios de Épila, de Julio Basanta, llega a las Esquinas

Carlos Martín dirige una pieza de la joven actriz y dramaturga Lucía Grafal que investiga la historia de la vivienda y de las muertes en la familia.

Una de las escenas de la pieza de Lucía Grafal: 'La Casa de Dios'.
Una de las escenas de la pieza de Lucía Grafal: 'La Casa de Dios'.
Archivo Teatro del Temple.

La denominada La Casa de Dios del albañil Julio Basanta ha suscitado muchas noticias, curiosidades, visitas y suspicacias. Quien se acercaba allí cuando vivían él y su esposa, se encontraba con un conjunto de viviendas, emparentadas con el arte bruto y la vivencia católica, a veces iconoclasta, y con una música que podía ser gregoriana, perturbadora o puramente psicodélica. Ese espacio, en las afueras de Épila, frente a la Azucarera, ha ido modificándose con el paso del tiempo: pasó de ser ‘un fin de semana’ a ‘las casa del Indio’ y finalmente La Casa de Dios, aunque su propietario y constructor la conocía también como “mis castillicos”, porque son tres viviendas con una decoración muy particular, donde se alían lo religioso, lo político, lo artístico y lo inverosímil.

La historia cambió brutalmente en 1977. Su hermano Vicente, militante comunista, sindicalista y albañil también, en paro entonces, recibió tres disparos mientras pegaba unos carteles en Torrero-San José. Y la narración familiar aún viró mucho más cuando, hacia 2002, su hijo Vicente fue abatido en Las Fuentes en otro episodio desdichado. Ambos murieron a manos de la policía. Todo eso es la materia central de ‘La Casa de Dios (de Julio Basanta)’, que se escenifica el 20 y 21 en el Teatro de las Esquinas, bajo la dirección de un joven veterano como Carlos Martín.

Aspecto de los tres edificios de Julio Basanta, con él delante. Falleció hace no muchos meses.
Aspecto de los tres edificios de Julio Basanta, con él delante. Falleció hace no muchos meses.
Eduardo Viñuales Cobos.

“Siempre, desde el Teatro de las Esquinas, es decir, Teatro del Temple y Che y Moche, hemos querido contar con una compañía joven, y así, de este empeño, nace A Choven Compañía, que sale directamente de los ZIES, el laboratorio del proyecto Zaragoza Investigación Escénica Esquinas, que coordina el escritor y dramaturgo Alfonso Plou”, explica Carlos Martín, director artístico del Teatro del Temple y también de la pieza, ‘La Casa de Dios’, de Lucía Grafal, que se representó hace unos días y vuelve a hacerse el 20 y 21, a las 20.30, en el Teatro de las A Choven Compañía con esta obra. Hablé con Alfonso Plou y le pregunté qué piezas le habían interesado de las que se estaba haciendo en el taller. Me habló de dos: de la de Lucía Grafal y de otra de Javier Estella. Al final elegimos la de Lucía; Javier hará un documental de la Casa de Dios y se suma a este montaje con la incorporación del vídeo”, insiste Martín.

¿Por qué se eligió el trabajo de Lucía Grafal? Martín lo tiene claro: “Se trataba de la modalidad de Teatro, Documento y Aufocción, y su texto tanto a mí como a Alfonso Plou nos pareció el mejor. En primer lugar porque Lucía, que es actriz y se ha formado en la Escuela Municipal de Teatro, ha hecho un gran trabajo de documentación: ha hablado con mucha gente, ha investigado, conoce el espacio, sabe bien lo que ha sucedido, se ha interesado por la arquitectura y el arte bruto, y eso me ha encantado. Y lo cuenta en una pieza con una elevada percepción poética y también festiva. En un relato donde hay tantas cosas que no se conocen del todo, ella se atreve a meter los dedos en la llaga”, dice el director y dramaturgo. Añade que esta obra, además, permite ofrecer un espacio más abierto al concepto escénico, “con una buena escritura, fresca y natural”, que se aleja de las propuestas habituales del Temple.

Aspecto exterior de las construcciones: ¿son monstruosos, dioses, demonios, ángeles desterrados?
Aspecto exterior de las construcciones: ¿son monstruosos, dioses, demonios, ángeles desterrados?
Eduardo Viñuales Cobos.

Otro detalle importante es que, siendo ‘La Casa de Dios’ una obra sobre Julio Basanta (ya fallecido) y su mundo, y la compleja simbología política, “también es una obra la actriz y escritora: Lucía se encarna a sí misma en esta obra de documento y autoficción. Lo hace de maravilla junto a los restantes ocho o nueve actores. Y en cierto modo vuelve a contar esta historia que ha conmovido a tanta gente”. En la pieza aparecen el propio Basanta, vecinos, visitantes, periodistas como José Luis Solanilla (encarnado por un actor), porque escribió en varias ocasiones del tema, la propia policía, etc. Y la obra tiene un tono de denuncia, de reivindicación de un hombre que decía que la vida está llena de demonios y que viven entre nosotros, pero también posee un tono festivo y humorístico.

"El texto tanto a mí como a Alfonso Plou nos pareció el mejor. Lucía, que es actriz y se ha formado en la Escuela Municipal de Teatro, ha hecho un gran trabajo de documentación: ha hablado con mucha gente, ha investigado, conoce el espacio, sabe bien lo que ha sucedido, se ha interesado por la arquitectura y el arte bruto, y eso me ha encantado", dice Martín

La Casa de Dios ha sido estudiada por Gonzalo Borrás, Juan Antonio Ramírez (dijo de este arte primitivo que era "hondo, desabrido y sincero"), ambos ya fallecidos, por la especialista norteamericana Jo Farb (que también comparece en clave cómica), entre otros. El montaje también cuenta con la colaboración de La Harinera, a través del grupo artístico de inclusión Andar de Nones, que colabora con la escenografía, igual que Olga Arnal. El reparto, además de la autora Lucía Grafal, que hace de narradora y de investigadora esencial, está compuesto por jóvenes actores como Alex Aldea, Jacobo Castanera, Silvia García Sierra, Estefanía Gijón, Sara Lapiedra, Rubén Remacha, Nicolás Sanz Gimeno y Laura Tejero. “Para sacar esto adelante ha sido capital la aportación del Ayuntamiento de Zaragoza”, agrega Martín.

“La pieza se estrenó la pasada semana. Al final, como suele suceder, hacemos un encuentro del equipo con el público. La obra y la historia interesan mucho. Existe una idea de llevarla a Épila. Vino el nuevo dueño de La Casa de Dios, Jorge Labé, y le interesó el trabajo de Lucía Grafal. De hecho, le dijo que tenían que quedar para seguir hablando del tema, de Julio Basanta, del arte bruto que hay en la construcción”, añade Carlos Martín. Jorge Labé también aparece en la obra, y se explica cómo adquirió la propiedad que salió a la venta por 58.000 euros de partida.

Jorge Labé, zaragozano de 43 años, explicaba a Joan F. Losilla, en HERALDO, hace algunas semanas cómo había adquirido la casa y sus proyectos con ella. Quiere instalarse allí y “acoger residencias artísticas o las visitas de creadores y otros profesionales”. Para Jorge Labé “aquella casa era el sueño de un loco y solo un loco podía vivir en ella. Y ese loco soy yo”.

Una instante de la representación vinculado a la policía.
Un instante de la representación vinculado a la policía.
Archivo Teatro del Temple.

La función teatral ‘La Casa de Dios’ dura 90 minutos y la entrada cuesta ocho euros.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión