Por
  • Francisco Javier Aguirre

Philharmonia Orchestra y Yuja Wang: solista y orquesta a la par

La pianista china, momentos antes de sentarse ante el piano e iniciar su interpretación.
La pianista china, momentos antes de sentarse ante el piano e iniciar su interpretación.
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La densidad armónica de los primeros compases de la ‘Obertura-fantasía Romeo y Julieta’, de Chaikovski, dejó patente la consistencia de la Philharmonia Orchestra, dirigida por Santtu-Matias Rouvali. Riqueza de matices expresivos en todo el desarrollo, con una modulación impecable y una distribución de bloques sonoros espectacular, especialmente perceptible en los detalles melódicos y en las transiciones temáticas.

Philharmonia orchestra y juja wang *****
Piano: Yuja Wang.
Dirección:Santtu-Matias Rouvali.
Programa: Obras de Chaikovski y  Rachmaninov

Se esperaba con expectación la presencia de Yuja Wang, una de las estrellas rutilantes del teclado en la actualidad. La obra a interpretar era el ‘Concierto para piano nº 1, en Fa sostenido menor, Op. 1’, de Rachmaninov, compleja de ejecución, reservada a solistas especialmente dotados. La precedían los ecos del sonado triunfo de su actuación el día anterior en Madrid. Cumplió sobradamente las expectativas con una digitación precisa, modulada y personalísima. Plena comunión con una orquesta atenta a sus inflexiones y al implacable ritmo que imprimió a cada movimiento. Así como en la capital no regaló ningún bis, en la sesión del martes ofreció tres, de ejecución personalísima, que levantaron el ánimo estético de toda la audiencia.

En la segunda parte reapareció Chaikovski con una de sus composiciones más inspiradas: la ‘Sinfonía nº 4 en Fa menor, Op. 36’, en sus cuatro movimientos, deslumbrantes de un color orquestal que descendió cadencioso sobre los oídos de los asistentes. Tanto los 'tutti' como las intervenciones solistas –el canto del oboe al inicio del ‘Andantino’, segundo movimiento, y el del fagot al final del mismo– fueron fieles transmisores de la nostalgia que destila la obra en su conjunto, a pesar de los brotes de optimismo que el compositor intentó introducir en el ‘Scherzo’ del tercer movimiento, dando especial juego al flautín sobre el 'pizzicato' de la cuerda. No hubo propina final.

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