entrevista

José Antonio Mérida: "La literatura de Borau no está suficientemente estudiada"

El profesor zaragozano publica ‘Borau. Un escritor de cine y un cineasta escritor. Hacia el guion de su literatura’, una obra en la que analiza los escritos del director aragonés.

José Antonio Mérida Donoso, autor de ‘Borau. Un escritor de cine y un cineasta escritor’
José Antonio Mérida Donoso, autor de ‘Borau. Un escritor de cine y un cineasta escritor’
José Miguel Marco

El profesor de la Universidad de Zaragoza José Antonio Mérida Donoso (Zaragoza, 1976) publica ‘Borau. Un escritor de cine y un cineasta escritor. Hacia el guion de su literatura’ (PUZ), un libro en el que ahonda en la faceta literaria del cineasta zaragozano José Luis Borau, fallecido hace diez años.

Antes de publicar esta obra dedicó su tesis doctoral a Borau.

En ella abordaba su narrativa. Mi idea era tratar toda la obra de José Luis Borau de manera holística. Me salieron 1.500 folios y finalmente me aconsejaron dejar fuera la parte literaria. Traté mucho el tema de sus documentales y su papel de productor, aunque Carlos Heredero y Agustín Sánchez Vidal ya habían ahondado en el cine de Borau hasta 1990.

¿Y sobre su faceta de escritor?

La figura de Borau como escritor y erudito de cine no había sido tratada en profundidad. Intenté dar esa perspectiva, desde la visión que tenía Borau de su cine, desde la visión propia de su narrativa, y desde su papel de guionista.

¿Era minucioso en su trabajo?

Trabajaba muchísimo sus guiones. De hecho le acusaban de eso, de que intentaba ser tan perfeccionista que a veces los personajes podían resultar acartonados, pero a mí me parece que están muy bien.

Algunos de esos personajes fueron interpretados por Imperio Argentina, Carmen Maura o Alfredo Landa en ‘Tata mía’ (1986)...

Me parece una película muy arriesgada por tratar el tema de la memoria histórica, que por aquellos tiempos apenas se había tocado. Y ahí se metió José Luis Borau a hacer una comedia.

"Le acusaban de que en sus guiones intentaba ser tan perfeccionista que a veces los personajes podían resultar acartonados"

¿No era demasiado riesgo rodar ese filme tras el fracaso comercial de ‘Río abajo’ (1984)?

Sí, pero siempre hizo una película totalmente distinta a la anterior. Borau decía que no hacía un cine simbólico, aunque lo era.

¿Considera que su obra cinematográfica y literaria ha sido poco estudiada?

Sí. Su literatura, en concreto, no está suficientemente estudiada. Pensamos en Borau solo como director, guionista, productor o crítico de cine, pero no como escritor.

Un guión también es literatura.

Borau hablaba del guión como género literario, pero es un tema sobre el que no hay acuerdo. No obstante, el guión literario sí que entra en ese juego. Lo primero porque no es cine, realmente está hecho para el cine, pero existen guiones que tienen una narrativa construida muy importante, que pueden ser literarios. Y luego, qué ocurre con los que no llegan a materializarse en una película, dónde quedan. Si el teatro lo aceptamos para leer, por qué no va a haber un cine que se pueda leer.

El cineasta, de joven, junto a la actriz Maite Blasco y la ‘script’ zaragozana Gloria A. Roldán
El cineasta, de joven, junto a la actriz Maite Blasco y la ‘script’ zaragozana Gloria A. Roldán
A. Ortas/heraldo

Además de presidente de la Academia de Cine y de la SGAE, Borau fue académico de la RAE...

Antes se lo propuso Borau, junto con Berlanga, a Rafael Azcona, pero este contestó algo así como: «A mí no me vais a hacer pronunciar un discurso». Se lo ofrecieron luego a Fernando Fernán Gómez y, a su muerte, lo ocupó Borau. La idea que tenían Borau y Berlanga era que el cine tenía que estar representado en la RAE.

¿Qué papel jugó el cineasta como editor?

Se nota el oficio que tenía al conocer qué estaba en el mercado y qué no. Los libros que vieron la luz en Ediciones del Imán son de temas muy especializados, obras inéditas en su momento en España, y su interesante labor en este sentido ha sido muy poco explorada, igual que su faceta como profesor. Trabajó para que fueran reconocidos los estudios de cine y se pudiera estudiar y teorizar sobre el séptimo arte.

Borau estudió Derecho y fue crítico de cine de HERALDO antes de formarse como director…

Y también le atraía la arquitectura. Por eso dibujaba mucho y tenía esa facilidad con los ‘story board’. Era un tipo cabal, Sus películas juegan mucho con esa posición ética personal que tenía y desarrollaba en profundidad sus películas y sus guiones, en los que trabajaba durante años.

¿Y qué opina de él como actor?

Decía que no había querido ser actor, ni guionista. El primer largo que hizo fue un wéstern. Le salió muy mal porque la producción y el guión no le convencieron. Dijo que no haría otra película de encargo. Aun así la dirigió, pero a partir de entonces hizo sus propias películas. Y ahí es cuando decidió ser guionista. Las presiones de la producción también le llevaron a acabar autoproduciéndose.

"Existe un esquematismo sobre José Luis Borau como el tipo que hizo ‘Furtivos’, pero no se sabe nada del cineasta que estaba detrás y, por supuesto, del escritor no ha habido espacio reconocido"

¿Pudo hacer así aquello en lo que creía?

Siempre decía que era una persona tenaz. Realmente fue un hombre por y para el cine. En la literatura, conoció a autores de su generación, a Carmen Martín Gaite, los Aldecoa, Sánchez Ferlosio... De hecho, se presentó al Premio Nadal –hacia el año 50, con la novela ‘Uno que escapa’– y nunca lo reveló hasta años después por vergüenza, porque no ganó. Destruyó la obra y dijo que no volvería a escribir.

Afortunadamente, conservó sus relatos...

Ganó el premio Tigre Juan con ‘Camisa de once varas’, una obra en la que recuperó cuentos dispersos que tenía, algunos de ellos escritos en Estados Unidos. En ellos juega con el problema de la comunicación, con personajes que están muy solos y no consiguen comunicar su soledad,

¿Seguimos teniendo presente la figura de José Luis Borau?

Habría que darle más resonancia. Existe un esquematismo sobre Borau como el tipo que hizo ‘Furtivos’, una de las películas más importantes en la Transición, y poco más. No se sabe nada del cineasta que estaba detrás y, por supuesto, del escritor no ha habido espacio reconocido. Tenemos todos la imagen de las manos blancas contra ETA en los Goya de 1998, pero no del autor que estaba siempre trabajando, que hizo un guión junto a Rafael Azcona, ‘Las hermanas del Don’, o el de ‘La pajarita de oro’, que no llegaron a filmarse.

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