LETRAS ARAGONESAS. OCIO Y CULTURA
La Feria del Libro de Monzón cierra con las cifras de visitas y ventas previas a la covid-19
El día de la despedida, en la que casi todos manifestaron su satisfacción, el cómic asumió su protagonismo con Antonio Altarriba, Juan Royo y Cano
MONZÓN. Ni el Mundial de fútbol ni un día laborable en mitad del puente ni la lluvia caída ayer en Monzón contrarrestan el magnetismo que ejerce la Feria del Libro Aragonés (FLA) hacia los lectores, que, en legión, aunque de forma irregular, han participado en esta edición en la que se regresaba a la Azucarera. Si bien es cierto que todos esos factores han restado visitantes, la XXVIII edición bajaba ayer noche el telón dejando un buen sabor de boca entre los organizadores, el Ayuntamiento de Monzón, los 32 editores y los autores (casi 80 han presentado y firmado libros).
La jornada de ayer fue la que mayor número de visitantes reunió y eso lo notaron las editoriales presentes, que valoraban el regreso al recinto ferial tras el periplo en el parking de La Jacilla, motivado por los dos años de pandemia. «La feria ha ido muy bien. Hoy –por ayer– ha estado muy animada y el martes también. La literatura en aragonés está funcionando muy bien y hemos vendido más que en otros años», afirmaba Emilia Blue, desde el doble estand de Prames – Gara D’ Edizions. En este último se hallaba ayer firmando Juan Carlos Pueyo ‘La casa los telaires y atros rellatos’ y también agotando existencias de ‘Díxame pescá con tu’, que le mereció el X premio ‘Nobela Curta Ziudá de Balbastro’ en 2018.
Raúl Usón, de Xordica, también se mostraba satisfecho por las ventas. «Este año ha caído rara la feria con el puente. El primer día por el partido fue flojo, el siguiente era laborable y este (por ayer) ha sido el mejor día de todos. Se ha juntado el fútbol y que la gente ha salido de macro puente. Ha habido ventas como el último libro de Severino Pallaruelo ‘Un secreto y otros cuentos’», presentado por la mañana.
Navidad y vuelta a la Azucarera
La cercanía de la Navidad ha alentado las ventas de cuentos ilustrados para niños como los que publica la ejeana Pintacoda. Uno de sus responsables, el ilustrador Ernesto Navarro recalcaba que la «Feria del Libro de Monzón, como tiene esta solera y trayectoria, siempre atrae gente y además ha habido ventas». Muy contento se mostraba Daniel Viñuales, de GP Ediciones, que hablaba de «ventas más altas que en los años de prepandemia».
Ilustraciones para todas las edades son las que realiza Javier Hernández de Libros de ida y vuelta con biografías ilustradas o volúmenes del Pirineo «en los que potenciamos la imagen en el libro». «La feria ha sido irregular en afluencia, pero el último día ha venido mucha gente y ha habido ventas. Pero sobre todo estamos contentos por volver a la Azucarera que es el lugar ideal», una opinión también compartida por varios editores como Javier Franco de Gáficas Editores de Barbastro: «El balance es muy positivo. Hemos recuperado el escenario perdido por la pandemia y eso se ha notado porque es un espacio más acogedor. La asistencia de público ha sido muy alta y las ventas han sido en la línea habitual de otros años».
En esos términos también se expresó la codirectora de la feria, Olga Asensio: «Todo el mundo está más feliz por volver a la Azucarera, donde ha pasado mucho público y ha habido muchas novedades con ediciones muy cuidadas en ediciones literatura infantil y juvenil, más novelas con muchísimas temáticas. La autoedición también funciona muy bien. Cada vez hay más gente que se autoedita y aprovecha la FLA para darse a conocer».
Despedida con cómic
La FLA tuvo dos emotivos prólogos el domingo con el homenaje póstumo a Ángel Guinda y la edición de ‘Espectral’ en aragonés y el lunes con la presentación de ‘Lejos de Luisiana’, premio Planeta de la montisonense Luz Gabás. Durante los tres días de feria han desfilado Martínez de Pisón, Manuel Vilas, Aloma Rodríguez, Antón Castro, Cano, el exfutbolista Álex Sánchez o XCAR, de Malavida, autor del cartel y que ofreció un taller con estudiantes.
En una edición dedicada a la ilustración y al cómic no podía faltar el zaragozano Antonio Altarriba, Premio Nacional de Cómic en 2010 por ‘El arte de volar’, sobre la figura de su padre, que presentó junto a Juan Royo otras de sus novelas gráficas, ‘El ala rota’, dedicada a su madre, o ‘Yo asesino’, ambientada en los años de plomo del País Vasco. Historias muy personales en las que glosa la aventurera vida de su padre, un anarquista anticlerical con un crudo final en un sanatorio de Logroño, o la tragedia de su madre, muy religiosa y tradicional, «cuya madre murió al darla a luz y su padre la quiso matar porque la consideraba culpable –dijo–. Mis padres representaban a las dos Españas que cohabitaron sintiendo mucho amor y respeto el uno por el otro. Entre ambos títulos hay una mirada bastante completa de lo que fue el siglo XX en España».
Altarriba, cuya charla fue una de las atracciones de la jornada, considera que el cómic “por fin comienza a valorarse en todas sus calidades. Es un medio que antes estaba muy identificada con un producto infantil y de entretenimiento sin mucha calidad, pero llevamos unos cuantos años en los que se ha demostrado que es extraordinariamente rico en recursos. Con imágenes y palabras se pueden contar historias muy atractivas». Ejemplo de ello fue que la Asociación Aragonesa de Autores de Cómic recogió el Premio FLA, junto a Celedonio García, en el broche de oro de esta feria.
