‘Mariano Bastarás: el rey de Los Monegros’ o cómo explicar el fenómeno del caciquismo en Aragón

La publicación lleva la firma del escritor Joaquim Pisa y ha sido editada por el Instituto de Estudios Altoaragoneses de la Diputación de Huesca.

De izquierda a derecha, Sabio, Sancho y Pisa durante la presentación de la publicación. Verónica Lacasa (DPH).
De izquierda a derecha, Sabio, Sancho y Pisa durante la presentación de la publicación. Verónica Lacasa (DPH).
Patricia Puértolas

Mariano Bastarás (1863-1920), natural de Lanaja, fue uno de los hombres más ricos e influyentes de su época en Aragón. Todo un exponente del fenómeno del caciquismo, que ensanchó la fortuna familiar con la adquisición de grandes superficies agrícolas, entre ellas, las 1.500 hectáreas asociadas a uno de los monumentos más conocidos de Los Monegros, La Cartuja de Nuestra Señora de Las Fuentes (Sariñena), decorada con los frescos de fray Manuel Bayeu. El enclave se mantuvo en manos de sus herederos hasta 2015, año en el que fue adquirido por la Diputación de Huesca, con el objetivo de salvarlo de la ruina y convertirlo en motor de desarrollo.

Más de un siglo después de su muerte, el investigador y escritor Joaquim Pisa, que tiene raíces familiares en Lanaja, ha reconstruido los pasos de este acaudalado personaje a través del libro ‘Mariano Bastarás: el rey de Los Monegros’. La publicación, que ha sido presentada este jueves en la capital oscense, lleva el sello del Instituto de Estudios Altoaragoneses de la Diputación de Huesca. Acompañando al autor, han estado su director, Alberto Sabio, y la vicepresidenta de la DPH, Elisa Sancho.

Aunque forma parte de la serie Altoaragoneses, no se trata de una biografía al uso. Mariano Bastarás es el arquetipo en el que se basa el autor para explicar el fenómeno del caciquismo durante el periodo de la Restauración (1875-1923). A través del monegrino, Pisa profundiza en el contexto político, económico y social que imperaba en Los Monegros y en general, en la provincia de Huesca, donde un puñado de latifundistas ejercía un poder «absoluto» sobre la población y las instituciones. «Hacían y deshacían a su antojo», ha señalado el escritor.

Adscritos en su mayoría al Partido Liberal, y a través de sus grandes redes de clientelismo, impulsaban o detenían proyectos tan importantes como el de Riegos del Alto Aragón. También tenían una influencia directa en la guerra entre España y Marruecos.

En su intervención, Elisa Sancho ha reconocido que se trata de un libro «especial» para la DPH, ya que, además de narrar un episodio clave para el devenir del territorio, disecciona la historia de la Cartuja de Las Fuentes. Habla del fallido intento de convertirla en balneario, de la compra de la familia Bastarás y finalmente, de su paso a manos públicas, después de haber sido acuartelamiento de republicanos y franquistas. Aprovechando la ocasión, la vicepresidenta de la DPH ha agradecido a los herederos de Mariano Bastarás su "buena disposición" a la hora de vender el inmueble y además, ha vuelto a resaltar el papel "clave" que esta operación tuvo el anterior alcalde de Lanaja, Armando Borraz, fallecido en el año 2017.

Mariano Bastarás también fue alcalde de su localidad natal y además, diputado provincial y senador. Pero en su caso a través del poder que le daba su fortuna. Según se explica en la publicación, los caciques monegrinos eran conocidos como ‘el trust de los harineros’, al formar parte del mismo el fundador de la Harinera de Tardienta, Mariano Gavín, y ser uno de sus negocios más florecientes el monopolio de la harina que utilizaban las tropas españolas que combatían en Marruecos. De hecho, y según el escritor, a través de su hegemonía política, este grupo de caciques alargó el conflicto bélico con el único objetivo de seguir enriqueciéndose. Por encima de todos ellos, y como cabeza pensante, aunque menor en posesiones, Pisa sostiene que se encontraba Manuel Camo (1841-1911), que llegó a ser alcalde de la ciudad de Huesca, varias veces diputado a Cortes y senador vitalicio. El dirigente político fue un claro exponente del caciquismo español.

De su hegemonía, dan constancia frases y coplillas, que, tal y como ha explicado el director del Instituto de Estudios Altoaragoneses, Alberto Sabio, resumen varios párrafos de argumentación sobre su poder. Por ejemplo, el escritor y filósofo Miguel de Unamuno dijo: "Estornudaba el alcalde del último pueblo de la provincia y Camo respondía por telegrama: Jesús". Igual de categórica es la siguiente coplilla entonada en Los Monegros: "En el cielo manda Dios/ en la tierra, los gusanos/ y en el pueblo de Lanaja, Bastarás y Juan Mariano".

Según explica Pisa, Juan Mariano era uno de los muchos subordinados de Mariano Bastarás, el verdadero rey de Los Monegros, gracias a su poder económico y su amplia red de clientelismo. Para el autor, una de las grandes satisfacciones de esta publicación ha sido dar voz a los que estaban al otro lado, es decir, a los que se opusieron a este régimen caciquil, que se detuvo con la llegada de la República y que dio sus últimos coletazos con el franquismo. Dentro de ese grupo, estuvieron las canalistas de Lanaja, promotoras de una marcha en demanda de pan hasta la ciudad de Huesca, o el maestro José Borruel, vecino de la misma localidad y exponente de la reivindicación social de los regadíos. «Hombres y mujeres -señala el autor- que lucharon lo indecible por un futuro para sus descendientes».

Así, y en relación al proyecto de Riegos del Alto Aragón, el autor explica la posición cambiante de los caciques. «Al principio, se opusieron y después, lo aceptaron y modelaron a sus intereses», dice. Por las tierras de la familia Bastarás, acabó pasando el Canal de Monegros y además, sobre ellas se construyó uno de los pueblos de colonización, Cartuja de Monegros, cuya ubicación original fue modificada en su beneficio. Para Pisa, fue el "último gran pelotazo" de la familia Bastarás, que, al igual que el resto, fue perdiendo su poder entre los años 60 y 70.

"A estas alturas, los caciques ya daban sus últimos coletazos, ya que la agricultura y por lo tanto, la posesión de tierras había perdido peso, la modernización del campo daba más independencia a los pequeños propietarios y además, los descendientes de aquellos grandes terratenientes habían emigrado a la ciudad y dejado de prestar atención a sus propiedades agrícolas", indica Pisa.

Al final, y según ha explicado Sabio, el libro ofrece un análisis "meditado y reflexionado» del fenómeno del caciquismo, que «se entiende mejor si se pone bajo el microscopio, es decir, si se estudia desde una serie de pueblos pequeños". En su opinión, va mucho más allá del personaje, al hablar del funcionamiento de la usura, la semilla de los sindicatos agrícolas, el nacimiento de un mercado globalizado, la falta de una reforma físcal o las consecuencias que su influencia y poder tuvo en el estallido de la Guerra Civil española.

Además, entre otros aspectos, Sabio ha destacado que «el espíritu y pensamiento del oscense Joaquín Costa late en toda la publicación», al hablar de regadío, educación o agricultura. A lo largo de sus 200 páginas, también ha asegurado que logra mantener la tensión literaria e incluye un gran número de anécdotas. 

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