Tequila: "Podíamos caerte mal, pero no te dejábamos indiferente"

Álvaro Longoria estrena 'Tequila sexo, drogas y rock and roll', un documental acerca de la banda capitaneada por Alejo Stivel y Ariel Rot.

Ariel Rot, Felipe Lipe, Manolo Iglesias, Julián Infante y Alejo Stivel, en una fotografía en 1980, con motivo de la recepción de un disco de oro.
Ariel Rot, Felipe Lipe, Manolo Iglesias, Julián Infante y Alejo Stivel, en una fotografía en 1980, con motivo de la recepción de un disco de oro.
EFE

A mediados de los años setenta dos adolescentes Ariel Rot y Alejo Stivel viajaban a Madrid junto a sus familias en un exilio forzoso debido a la dictadura argentina. "Creíamos que iba a ser solo un año", se sincera Rot en 'Tequila: Sexo, drogas y rock and roll', un documental que repasa la intrahistoria del grupo que naturalizó el rock en castellano en nuestro país y puso a bailar a los jóvenes españoles durante la transición. Diez años tardó el guitarrista en regresar a su tierra; para entonces ya había hecho historia en España con una banda de éxito tan fulgurante como efímero.

El cineasta Álvaro Longoria es el responsable de esta cinta que el viernes llega a la cartelera y cuya génesis se remonta a la época prepandémica, cuando el realizador conoció a Stivel en una fiesta. El recorrido del quinteto, que se separó en 1982, le pareció tan fascinante que debía ser contado. "Luego ya tuve que convencerles", asegura el director entre risas.

Lo cierto es que no fue muy difícil. "Estábamos todos de acuerdo en que no había que tener miedo a contarla y eso ha convertido el largometraje en un documental con verdad", asiente el guitarrista de 62 años, que luego hizo carrera en solitario y con Los Rodríguez. Con una estructura casi cronológica y un buen puñado de testimonios, en el que además de los tres integrantes vivos de la formación -Stivel, Rot y Felipe Lipe-, se encuentran la hermana de Ariel, Cecilia Roth, músicos como Álvaro Urquijo, Carlos Tarque o Ramoncín, el poeta Benjamín Prado, el promotor Gay Mercader o el periodista Jesús Ordovás, Longoria repasa los inicios de la banda desde la llegada de los dos grandes amigos a la capital. Ahí están su devoción por los Rolling Stones, la forma un tanto engreída en la que seleccionaron a los miembros de la formación -vieron en un concierto a Julián Infante (guitarra), Felipe Lipe (bajo) y Manolo Iglesias (batería) y como sabían que tenían local para ensayar les echaron el lazo-, su éxito arrollador, el fenómeno fan y la separación del grupo cuando sucumbieron a la heroína.

"Volver a ver todo ha sido un acto de mucho placer porque es tu vida, incluso con los errores", explica Stivel, que destaca la elegancia de Longoria a la hora de contar "cosas duras" sin emplear un tono amarillista ni hurgar en la herida. Los dos reconocen ser bastante nostálgicos, Rot incluso reivindica la nostalgia -"me parece que es creativa y necesaria", dice-, pero aseguran que el documental "también tiene mucho que ver con quienes somos ahora".

Sorprende que pese al enorme éxito que tuvo el grupo , el documental tenga mucho menos material de archivo del que uno espera. "Somos tan viejos que aunque parezca mentira cuando empezamos a girar no había ni walkman", suelta divertido Rot. Y menos cámaras de vídeo caseras, apostilla Stivel. "No había tampoco televisiones privadas, por eso solo están las actuaciones en programas de RTVE", detalla el artista y productor de 63 años. Esta es la razón por la que Longoria ha grabado buena parte de las imágenes en Súper 8 y en 4:3. "Yo tenía el sueño de que iba a encontrar a alguien que hubiera grabado al grupo en este formato, pero nada y mira que lo hemos intentado a lo bestia en todos lados".

Temas como 'Rock and roll en la plaza del pueblo', 'Dime que me quieres' o 'Me vuelvo loco' van intercalando una historia que apuntala lo únicos que en aquel momento eran Tequila, algo de lo que ni los propios miembros eran conscientes. "Nos dimos cuenta cuando fuimos buscando gente con nuestros gustos -explica Rot-. De todas maneras, en mi caso yo siempre fui un guitarrista y lo que más quería encontrar era gente con la que poder tocar era gente con la que poder tocar y ese fue el comienzo: encontrar chicos que tuvieran un local de ensayo donde por primera vez en mi vida podía tocar con una banda eléctrica porque nosotros tocábamos en casa con guitarras españolas y componíamos así las canciones. Alejo sí que tuvo una visión más clara, de concepto, tal vez estratégica. En ese sentido, yo era más pasota". "Yo no era ni guitarrista ni cantante. Ni siquiera hoy me considero cantante, creo que soy un impostor y creo que mi profesión era más ideólogo", matiza a su lado Stivel, máximo responsable de la imagen de una banda que apostó por dejar a un lado los tejanos y apostar por el color y el glamour.

Explosión de fans

Inmediatamente, el quinteto se vio apoyado por miles de seguidoras, haciendo honor a aquello de que ellas siempre llegan antes. Al fin y al cabo ocurrió con Elvis, Frank Sinatra, Los Beatles... "Yo no creo que lleguen antes -responde Stivel-, lo que pasa es que tienen menos prejuicios y las discográficas aprovechan eso para inflar los lanzamientos. Es un elemento más de la promoción y ellas son las primeras que están dispuestas a participar, a acudir a eventos, presentaciones, ponerse camisetas. A los chavales es más difícil involucrarlos en una campaña y por eso parece que llegan ellas antes, pero ellos también están, simplemente a ellas se las ve más". A este respecto, Rot cuenta que el del fenómeno fan era un modelo que ya se había utilizado muchas veces, "pero cuando vieron que éramos monos y que las canciones se transmitían fácilmente, pues lo recuperaron. No fueron muy originales".

Cabe preguntarse qué hubiera pasado si la pareja de amigos se hubiese quedado en Argentina y sacando de la ecuación la dictadura, claro. ¿Habrían alcanzado el mismo éxito? "Era difícil por distintos motivos. En primer lugar porque la música que se escuchaba en esos momentos en Argentina, era un rock muy progresivo y muy bueno. Es cierto que al mismo tiempo de una manera mucho más underground y callejera empezaba a surgir algun grupo de rock más básico, pero pasó mucho tiempo hasta que Argentina empezó a ponerse tan Rolling Stones como lo es ahora. Creo que como músico siempre hubiera encontrado algo que hacer, pero no hubiese tenido una carrera con tanto éxito y tan repentina y fugaz", explica Rot.

De Tequila se recuerdan las canciones, pero también sus maneras: "Creo que teníamos una actitud chulesca, pero también muy adolescente. Íbamos un poco sobrados porque teníamos algo que nos parecía que era la bomba", señala Stivel. A su juicio esa actitud de estrella, antes siquiera de serlo, fue uno de los ingredientes que hicieron que la banda funcionara tan bien. "Éramos impactantes, podíamos caerte mal pero no te íbamos a dejar indiferente".

Hay quien sugiere en el documental que aquellos años iban tan hasta arriba de sustancias, que es posible que no recuerden nada. Rot niega la mayor. "Éramos profesionales, teníamos que actuar delante del público y tampoco éramos gilipollas. No podías no estar en forma. Cuando empezamos a coquetear con drogas más jodidas fue cuando ya estábamos separándonos". "Yo creo que más que ir hasta arriba íbamos hasta abajo", resume entre risas Stivel.

¿Echan mucho de menos las drogas? Ariel Rot: A mí las drogas me abandonaron. Alejo Stivel: Yo las drogas las dejé, pero no me acuerdo dónde (ríe).

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