Humor

Joaquín Reyes: "Siempre tengo esa sensación de haberme colado en una fiesta"

El polifacético Joaquín Reyes (Albacete, 1974), licenciado en Bellas Artes, lleva esta semana al Teatro de las Esquinas su monólogo ‘Festejen la broma’.

Joaquin Reyes, cómico, actor, dibujante y escritor.
Joaquin Reyes, cómico, actor, dibujante y escritor.
Enrique Cidoncha

¿Cuál es la última palabra que ha inventado?La autoría como tal de las palabras es difícil porque nacen de las chorradas con tus amigos. Una de las que más me gustan, aunque no la inventé yo, es ‘síberet’. Es cuando estás así rumbosito. O cuando te pasas, también te puedes quedar ‘síberet’, como aturdido.

¿Está el diccionario de la lengua española algo mohíno?
Los señores de la RAEno son especialmente intrépidos ni osados. Pero hay palabras que terminarán entrando en el diccionario porque han trascendido, como ‘viejoven’, que la inventaron Carlos Areces y Aníbal Gómez. De repente se utiliza en el lenguaje coloquial.

Si ocupara un sillón de la RAE, ¿qué letra le gustaría ser?
La ‘ch’, me encantan las palabras con ‘ch’. Incluso las que tienen un significado más… como chabola, también me gustan. Es mi sonido favorito. Piensa una, son todas muy festivas. Por supuesto, ‘chanante’.

Nació en Albacete y se formó en Cuenca. ¿Se considera hijo de la España vaciada?
Albacete es una ciudad próspera y alegre. Cuenca tiene muchísimo encanto, va a otro ritmo. Pero no me identifico con esa España vaciada, aunque es cierto que todos los pueblos tienen esos problemas de envejecimiento y de falta de expectativas para los jóvenes. 

Como ilustrador, ¿qué logotipo diseñaría para esa España?
Sería un terreno yermo, un páramo, pero con un sol como de esperanza. Qué cosa más cursi. También habría un pepino antropomórfico caminando hacia el horizonte.

¿Cómo logró, desde ‘La hora chanante’, elevar el chascarrillo rural a la categoría de cultura pop?
No fue algo reflexivo ni respondía a un plan, simplemente hacíamos el humor que nos gustaba. Estábamos influenciados por José Luis Cuerda, que mezclaba el costumbrismo y el absurdo y nos gustaba mucho ese contraste. Seguimos transitando ese camino. También Gila lo hacía, sobre todo en las viñetas. La gente solía parodiar a Julio Iglesias, nosotros a Margaret Thatcher, Hulk Hogan, Dior...

Ya hace veinte años de aquello. ¿Es la generación más fiel?
Ojete Calor acaban de meter a 12.000 personas en el Wizink Center. Es un grupo que salió de ese humor y para mí es un triunfo del ‘underground’ y de mis amigos.

¿Le sirve o busca conquistar a nuevas generaciones?
El humor tiene mucho de generacional, pero siempre tienes la ambición de gustar a gente más joven. Al menos a los treintañeros aún los pescamos.

¿Aprende de los chistes de sus hijos?
¡Sí! Mi hijo tiene un humor socarrón, y mi hija es muy graciosa. Me temo que ella pueda terminar dedicándose a la comedia.

Dicen de usted que es un humorista ilustrado.
Lo dirán a mis espaldas.

¿Qué porcentaje tiene de artista y cuánto hay de caradura?Esa sensación de ser un caradura siempre la tengo. De estar en un sitio al que no perteneces, como que te has colado en una fiesta. En ese sentido, el arte contemporáneo también es algo impostor.

Es fan de la novela rusa y del humor escatológico. ¿Por qué no?
A mí me hacen reír muchas cosas, desde bromas elaboradas al humor físico. Renunciar a esas herramientas te limita. El humor es como una receta, debe haber una armonía en los ingredientes, no te puedes pasar de escatológico. Pero me gusta mezclar la alta cultura con la cultura popular. Me gustan la novela rusa y la revista ‘Pronto’. También es que me educaron en el posmodernismo, es lo que tiene.

Llega a Zaragoza embutido en su traje de monologuista. ¿Qué se propone?
Es el final de una gira de tres años marcada por las dificultades de la pandemia. El público de Zaragoza va a ver el espectáculo en un momento buenísimo, porque es el final del camino y lo tengo muy fino.

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