Sammy & Chris Rujano, de Caracas a Zaragoza con el circo por bandera

Padre e hijo salieron de la capital de Venezuela en 2018 huyendo de la situación del país y han pasado por Ecuador y Argentina.

Sammy & Chris Rujano, padre e hijo, haciendo una de sus acrobacias de circo ante la basílica del Pilar.
Sammy & Chris Rujano, padre e hijo, haciendo una de sus acrobacias de circo ante la basílica del Pilar.
H. A.

Jesús Rujano y su hijo Christian viven en Zaragoza desde junio de este año. Junto con Maiqueli, la madre de familia, llegaron a la capital aragonesa huyendo de la situación en su Venezuela natal. Ella tiene familiares en la ciudad maña que han hecho la llegada un poco más llevadera. Por eso, cuando pensaban en viajar a Europa, Zaragoza siempre estuvo en sus pensamientos. Salieron de Caracas en 2018, viajaron en autobús hasta Colombia donde descansaron durante una semana, antes de continuar su viaje hacia Ecuador. Allí se quedaron un año y ocho meses y, después, se mudaron a Argentina, donde les pilló la pandemia.

En todo este tiempo y en todos estos trayectos y destinos hay algo que ha acompañado a esta familia: el circo. El nombre artístico de este padre e hijo es Sammy & Chris y tienen un show de acrobacias y malabares que han llevado por toda Latinoamérica y ha llamado la atención de un conocido programa de talentos en España. El circo corre por sus venas desde que nacieron y la historia se ha repetido de generación en generación. “Mi padre era payaso-mago. Empezó con 18 años y nos inculcó su pasión por el circo a mí y a mi hermano. Christian es la tercera generación de circo de la familia y su caso es especial porque en Venezuela comenzó como un juego, viéndonos entrenar a nosotros cuando solo tenía cinco años. Pero con el tiempo fue dejando de ser un juego y en cuanto nos descuidábamos, lo encontrábamos haciendo flexiones o malabares con pelotas”, recuerda Sammy.

Sammy & Chris Rujano, en plena actuación
Sammy & Chris Rujano, en plena actuación
 

Dadas sus dotes y las ganas de hacer circo, Chris empezó a formar parte de las actuaciones de los hermanos Rujano, escondido de incógnito entre el público, que se sorprendía al verlo salir a escena. “Cada vez fue teniendo más protagonismo y era el foco de todas las miradas”. Ahora, Christian tiene 13 años. Su cuerpo se está desarrollando y entrena cada día para mejorar. En esta nueva etapa en Zaragoza, la familia Rujano busca estabilidad, sobre todo para su hijo, que ha tenido que pasar por momentos difíciles desde edades muy tempranas. “Al principio le costó un poco porque ya es más mayor y se cohíbe más pero va al colegio, tiene a sus amigos y practica gimnasia artística en el club Flip-Flap”, explica su padre.

Por el momento, Sammy no puede trabajar ni vender su espectáculo porque todavía no tiene los papeles. Pero confía en que más pronto que tarde ese día llegará y él quiere estar preparado. “Sigo entrenando para estar a la altura. Christian está cada día más fuerte y más preparado y yo no puedo quedarme atrás. Tenemos que estar listos para cuando podamos volver a actuar”, asegura. Y es que trabajo parece que no les va a faltar ya que incluso han tenido que rechazar un contrato por temas legales. A sus espaldas hay años de actuaciones en diferentes escenarios, en la calle, en un semáforo o viviendo en caravanas para ir de gira con uno de los mejores circos de Latinoamérica desde Argentina.

Ahora los tres miembros de esta familia de valientes viven en una misma habitación, dentro de un piso en el que comparten cocina y baño. Viven de ahorros, los que hicieron cuando unos meses antes de volar a Zaragoza, Sammy estuvo trabajando duro en Croacia para poder tener un colchón económico. “A día de hoy sale más dinero del que entra. Por eso, a veces agarro mis malabares y voy al semáforo. Estoy una hora u hora y media y si con las monedas que saco da para la comida de ese día, me doy por satisfecho”. Lejos de avergonzarle esta situación, Sammy está tranquilo y convencido de que están en un momento de transición hacia una nueva vida. “Todas las personas que llegan al éxito siempre tienen sus bajas y yo prefiero tener que actuar en la calle que dejar de hacer circo, porque es mi vida”.

Después de muchas despedidas, de estudiar en colegios diferentes demasiado a menudo, y de entablar nuevas amistades continuamente, la prioridad de Sammy y Maiqueli ahora que han llegado a Zaragoza es darle estabilidad a su hijo Christian. “Él no tiene que pasar nada de lo que nosotros estamos pasando. Si nos toca no comer, nosotros no comemos”. Aunque no quiere hacer planes casi ni a corto plazo y prefiere vivir el día a día, Sammy espera poder volver a vivir del circo, ya sea actuando o dando clases. 

“Estuve en la Escuela Nacional de Cuba y participé en el festival Circuba. También me formé en una escuela en Venezuela y he estado en el Festival de Artes Vivas de Loja, en Ecuador”. Tiene la experiencia y tiene la formación. Ahora solo queda que la burocracia siga su curso para que el público español pueda disfrutar de las acrobacias de Sammy & Chris, un padre y un hijo que tienen mucho que decir. “Tenemos un buen nivel y estoy seguro de que nos podrán ver en festivales y en programas. La estrella es Christian y quiero que él siga en el arte del circo”.

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