La ONE en Zaragoza
El viernes, día 11, se produjo un gozoso reencuentro de Zaragoza con la Orquesta Nacional de España, inaugurando así la Temporada de Grandes Conciertos 2022-2023.
Con el predomino del timbre oscuro de los contrabajos, ‘La Valse’ de Ravel pronto se volvió brillante por la irrupción de las trompetas, y casi estrepitosa con el despliegue de la percusión. Las cuerdas retomaron el control melódico, sin que variara el volumen sonoro en su conjunto. La sutileza del ritmo de vals, soporte rítmico de la pieza, apareció esporádicamente bajo la enérgica batuta de Jaime Santonja, quien siguió dando cauce a una percusión punteada por los subrayados tímbricos de los metales, que trataba de compensar la cuerda. En conjunto, resultó una versión extrovertida de esta gran pieza del impresionismo.
En el ‘Concierto para piano y orquesta en Sol Mayor’, también de Ravel, la ONE ofreció un perfil menos voluminoso por la presencia del teclado y la delicada intervención de cuerdas y flautas, con el elenco de bronces y percusión reducido. Alba Ventura ensambló bien con la orquesta desde el Allegramente inicial, movimiento de por sí sosegado, a cuya delicadeza contribuyó el arpa. Las esporádicas intervenciones de la trompeta tuvieron su punto de exceso, a pesar de la sordina. La serenidad del piano iniciando el Allegro assai marcó la tónica de todo el movimiento. El Presto final puso el contraste y se desarrolló con equilibrio entre las diferentes familias, consolidando una lectura de la obra bien diseñada. La solista regaló una pieza de Granados.
La segunda parte estuvo dedicada a la música española. Primero la ‘Fantasía coreográfica, Op. 43’, de Joaquín Turina, y después la Suite nº 2 de ‘El sombrero de tres picos’, de Manuel de Falla. La orquesta continuó ofreciendo testimonio de su alto nivel y regaló como propina al público el Preludio de ‘La revoltosa’, de Chapí.
