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Isabel San Sebastián: "La superación del miedo, a veces, mueve el mundo"

La escritora y periodista publica 'La dueña' (Plazas & Janés), otra novela sobre la Reconquista en tierras de León, Castilla, Aragón y Pamplona

Isabel San Sebastián, tras los 'años de plomo', cuenta España desde la Reconquista.
Isabel San Sebastián, tras los 'años de plomo', cuenta España desde la Reconquista.
Toni Galán.

Isabel San Sebastián (Santiago de Chile, 1959) es autora de ‘La visigoda’, ‘Astur’, ‘Imperator’, ‘La peregrina’ y ‘Las campanas de Santiago’, entre otros títulos. La pasada semana presentaba en Zaragoza, ‘La dueña’ (Plaza & Janés), que transcurre en el siglo XI, en tierras de frontera del Duero, y aborda una época convulsa donde los cristianos pelean contra los cristianos por el poder, mientras los musulmanes siguen al acecho para recuperar el país perdido.

Un amigo lector y admirador suyo ha entrado a saludarla para decirle que se acordaba muy bien de sus libros sobre ETA. ¿Por qué dejó atrás ese mundo?

Por desencanto. Llegué a la conclusión de que no había servido para nada todo lo que había hecho más que pasarme once años con escolta, que tus hijos crezcan con miedo y que tú acabes recluida en tu casa porque te han robado la libertad de movimiento, que no la libertad de expresión.

O sea que aparecía en alguna lista.

Si, claro. Me lo dijo el propio ministro de Interior. Y ahora el esfuerzo ha servido para que esos señores estén en el Congreso y uno de los que mandaba, Arnaldo Otegi, se haya convertido en un referente democrático. Me dije: “Han sido años alrededor de quince años de mi vida de lucha. Creo que debo pasar página”.

Y se encontró con la Reconquista.

Ahora se ha puesto de moda, pero llevo trabajando en ella 20 años. Esta novela, 'La dueña', arranca con una batalla entre cristianos, en Atapuerca. La lucha entre españoles, supuestamente interesados por lo mismo, viene de atrás. Es el pan nuestro de cada día.

¿También ahora?

Claramente. Ahora son demócratas contra demócratas, y pelean en lugar de unirse contra quienes ni son demócratas ni se consideran españoles y su afán es destruir España y la democracia.

"La lucha entre españoles, supuestamente interesados por lo mismo, viene de atrás. Es el pan nuestro de cada día. Ahora son demócratas contra demócratas, y pelean en lugar de unirse contra quienes ni son demócratas ni se consideran españoles y su afán es destruir España y la democracia"

¿Entiende eso?

Es un hecho, lo constato. He vivido en Estocolmo, París, Londres, Milán, Madrid… Aunque he nacido en Chile, soy española, hija de diplomático y he tenido una infancia nómada y dolorosa. Siempre de aquí para allá. Soy hija de padre de Bilbao y de madre de Pamplona, he veraneado en Zarauz, y ese mundo es lo más parecido a unas raíces que yo tuve. Y me las quitaron.

Y ha buscado otra manera de contar España a través de las mujeres.

Desde luego. Pero no en esta novela, ‘La dueña’, sino desde la primera, ‘La visigoda’ (2006), hasta ahora. Todas salvo una están protagonizadas por mujeres.

¿Se suma usted a las corrientes del feminismo o al MeToo?

Para nada. Mis novelas tienen todas una amplia documentación histórica, y hablo de las mujeres y de su papel. En este caso, de la frontera del Duero, en el siglo XI, repoblando y defendiendo esas fronteras. Sigo en mi camino y ellas son mi constante motivación.

¿Por qué?

Primera, y principal, porque soy mujer y en consecuencia me resulta más fácil meterme en la piel y en el ser de una mujer. Y y en segundo lugar porque la historiografía oficial las ha eclipsado y menospreciado.

Aquí con la mujer que se siente más afín es con Auriola...

Cierto. Auriola le cuenta a su nieto las historias de su abuelo, próximo al rey de León, como hacía mi padre conmigo, cuando yo era pequeña, y con mis hijos, mientras vivió, que no fue mucho. Así empieza ‘La dueña’ y así acaba: con otra mujer que narra.

Isabel San Sebastián apuesta por contar desde la piel y el ser de la mujer.
Isabel San Sebastián apuesta por contar desde la piel y el ser de la mujer.
Toni Galán.

Esa España tenía dos reinos poderosos: León y Navarra, aunque usted dice Pamplona.

Se llamaba históricamente el reino de Pamplona, el reino de Navarra se llamaría después, y Pamplona era un reino pequeñito entonces.

Que va a dar lugar a Aragón.

Sí, claro, y es el que va a sentar a todos sus herederos en todos los tronos de España. El rey Sancho el Mayor, que es un grandísimo personaje histórico y político, siendo rey de un reino pequeñito en términos geográficos y militares, al final coloca a todos sus hijos en los reinos de Aragón, de Castilla y de León, y se hace con las riendas de todo el país. Y se muere peregrinando no a Santiago sino a Oviedo. Pero es un rey importantísimo, y a su hermana Urraca la casa con Alfonso V, rey de León. Y mi protagonista Auriola es una dama de compañía de esa reina que llega así desde Navarra hasta León, que es el gran reino, la cabeza de la cristiandad.

"Mi vulnerabilidad son mis seres queridos. No soy tan fría ni tan rocosa como parezco, creo que sí soy valiente: he tenido que superar muchas pérdidas, y eso te tumba o te hace fuerte"

¿Qué podemos aprender de esta época?

La unión nos hace fuertes y la división nos debilita. Tanto al mundo cristiano como al mundo musulmán.

Lo que pasa en el mundo con Ucrania, Estados Unidos, China, Rusia, la alarma nuclear, el cambio climático, ¿es un nuevo período apocalíptico?

Es un momento tenso pero apocalípticos hemos vivido muchos. En el siglo X cuando Almanzor, y hablo de ello, arrolló la península también lo parecía. España tiene una gran capacidad para caer y levantarse. Entonces y ahora. Yo soy optimista.

En su análisis de la condición humana, ¿qué es lo más determinante?

El miedo. Tiene una enorme capacidad de influencia y la superación del miedo es, en muchos casos, lo que mueve el mundo. Es decir, la valentía, el coraje. Hay muchísima gente que teme al miedo y hay mucha que se aprovecha de ello para ejercer el poder político o el religioso, que se basan en infundir miedo. Por el contrario, también hay mucha gente que es valiente.

¿Es usted tan rocosa y desafiante como aparenta? ¿Hay algo que la haga callar?

Si la intimidación es a mí, no, pero le garantizo que si lo que digo o hago pusiera en peligro a mis hijos o a mis nietas me callaría como una muerta. Mi vulnerabilidad son mis seres queridos. No soy tan fría ni tan rocosa como parezco, creo que sí soy valiente: he tenido que superar muchas pérdidas, y eso te tumba o te hace fuerte.

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