arqueología
¿Una torre funeraria en el corazón de las Cinco Villas?
Un equipo dirigido por Paloma Lorente, del equipo de Los Bañales, ha completado la segunda campaña de excavaciones en Sonavilla, Castiliscar.
¿Una enorme torre funeraria en pleno corazón de las Cinco Villas? Es posible. Así parece indicarlo el equipo de especialistas que acaba de terminar la segunda campaña de excavaciones en el enclave de Sonavilla, en el municipio de Castiliscar (Zaragoza). Aunque hay un matiz: de momento no han aparecido restos humanos, por lo que la estructura ahora excavada podría ser también otro tipo de torre o incluso un altar monumental.
"La confirmación del uso funerario llegará seguramente el año que viene, cuando lleguemos a los niveles primitivos", señala Javier Andreu, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Navarra y director de la investigación científica en Los Bañales (Uncastillo).
Castiliscar, en época romana, era una encrucijada de caminos, y en su término municipal se han descubierto varios enclaves habitados en aquella época y que debían depender de la ciudad romana de Los Bañales. La investigación arqueológica en Sonavilla se enmarca también ahora, veinte siglos después, dentro del proyecto genérico que se está acometiendo en Los Bañales. Según Andreu, "El monumento se conoce desde los años 90 del siglo pasado, cuando Peña Lanzarote realizó el inventario arqueológico de Castiliscar y Sádaba. Siempre se ha interpretado como un monumento funerario pero habrá que confirmarlo con futuras excavaciones. En 2021 ya hicimos una prospección del entorno y ahora acabamos de realizar una nueva campaña de dos semanas de trabajo, bajo la dirección de Paloma Lorente, del equipo de Los Bañales".
El Ayuntamiento de Castiliscar tiene mucho interés en los trabajos y se ha volcado con el equipo de investigación. En las labores arqueológicas han participado estudiantes españoles (Navarra, Aragón, Cataluña y País Vasco) y también extranjeros (Costa Rica, Puerto Rico, Argentina y México).
"Lo que sí hemos constatado es un nivel de ocupación posterior, un cambio de uso -subraya Javier Andreu-. Y es que hemos encontrado un hogar, lo que nos indica que en algún momento fue habitado. Si fue un monumento funerario, como se ha pensado hasta ahora, debió tener un tamaño extraordinario, porque los sillares de piedra arenisca que nos hemos encontrado, almohadillados, son de enormes dimensiones". Las estructuras estudiadas corresponden a una construcción de planta cuadrangular, de unos 40 metros cuadrados de superficie y cuyo origen se fecha en el siglo I de nuestra era. Si fuera una estructura funeraria, se trataría de una torre elevada, con pórtico de acceso y cámara funeraria interior.
El Ayuntamiento de Castiliscar quiere organizar una jornada de puertas abiertas en el yacimiento para difundir lo encontrado hasta ahora e incorporarlo a la ruta por Los Bañales. La investigación en este último enclave sigue su curso y dando buenas noticias. Uno de los últimos hitos tuvo lugar en septiembre pasado, cuando medio centenar de interesados en el mundo de la Arqueología y de la Historia Antigua, entre ellos universitarios del Grado en Historia con Diploma en Arqueología de la Universidad de Navarra y congresistas llegados desde distintos rincones del país, asistieron al IV Coloquio titulado ‘Pecunia Communis: Recursos económicos y sostenibilidad de las pequeñas ciudades hispanorromanas’, celebrado en Uncastillo. El coloquio lo impulsó el Centro de Estudios de las Cinco Villas, por celebrar el 40º aniversario de su creación.
El Centro Cívico de Ejea de los Caballeros, el salón de actos San Miguel de la Fundación Uncastillo y la ciudad romana de Los Bañales de Uncastillo fueron las sedes de este Coloquio internacional, en el que se impartieron 12 conferencias, a cargo de destacados especialistas. El encuentro concluyó con la constitución del Comité Científico Asesor de Los Bañales, que está integrado por Greg Woolf, de la Universidad de Los Angeles (Estados Unidos); Nicholas Purcell, de la Universidad de Oxford (Reino Unido); Sabine Panzram, de la Universidad de Hamburgo (Alemania); Pedro Carvalho, de la Universidad de Coimbra (Portugal); François Réchin, de la Université de Pau et des Pays de L'Adour (Francia); Alberto Dalla Rosa, de la Universidad de Burdeos (Francia); Antonio Pizzo, de la Escuela Española de Historia y Arqueología de Roma (Italia); Francisco Beltrán, de la Universidad de Zaragoza; María J. Peréx Agorreta, de la Uned; Javier Andreu, de la Universidad de Navarra; y Miguel Beltrán Lloris, de la Institución Fernando el Católico.
