Por
  • José Luis Melero

Unas notas sobre 'La magallonera'

Foto de Magallón
Estatua dedicada a La Pulida Magallonera
Laura Uranga

La magallonera’ es una de las jotas más queridas y valoradas por los aficionados. Pero, en realidad, no es una jota pura, sino una olivera que recogió Ángel Mingote en su ‘Cancionero musical de la provincia de Zaragoza’, publicado en 1950, con el número 22 de ‘Cantos Varios’ y no dentro del apartado de las jotas aragonesas. La recogió Ramón Salvador Morales, organista de la iglesia parroquial de Magallón, y la transcribió su hijo Ramón Salvador Castro (1888-1971), académico de número de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis desde 1946 y profesor de Música de Cámara y Solfeo en el Conservatorio de Música de Zaragoza. Ramón Salvador Castro le contó a Mingote que este canto solamente se interpretaba en la época de la recolección de la oliva. De ahí que se tratara de una olivera. El que mejor cantaba se subía al árbol y cantaba esa olivera mientras arrojaba las olivas al suelo. El resto, de rodillas en el suelo, las iba recogiendo y acompañaba al solista con exclamaciones «en la tónica y dominante». Una vez finalizada la recogida de la oliva, esa olivera ya no volvía a interpretarse hasta el año siguiente en la misma época.

La cantó en ‘Nobleza Baturra’ Imperio Argentina, en una versión, dice Mingote, "teatral y poco escrupulosa" e interpretada "muy caprichosamente", pero el éxito de la película hizo que acabara imponiéndose como jota aragonesa. Pero no es, en puridad, una jota.

Además de con su letra habitual –la conocida "Anda y dile al Santo Cristo / pulida magallonera / que cuando me llame al cielo / que me canten la olivera"–, ‘La magallonera’ se ha interpretado también con esta otra cuarteta asonantada, laica frente a la religiosidad de la letra clásica: "Cuando vuelva de la siega / asómate a la ventana, / que a un segador no le importa / que le dé el sol cara a cara". Esta última copla, que es la que cantó Imperio Argentina en la película de Florián Rey, la escribió Alberto Casañal y la publicó en 1912, con el número LXVII, en su libro ‘Jotas. Cantares aragoneses’, que firmó con Sixto Celorrio y prologaron los hermanos Álvarez Quintero. Yo la incluí en mi antología de coplas ‘Las Cuarenta Principales’, que publiqué en el Tomo I de ‘La jota ayer y hoy’ (Zaragoza, Prames, 2005).

En la letra clásica de ‘La magallonera’ llama la atención el último verso: "Que me canten la olivera" (o que "me cante la olivera", como decían Camila Gracia y Conchita Pueyo y como cantan tantos y tantos). Quien está cantando la olivera se dirige a una mujer, esa "pulida magallonera", para que le diga al Santo Cristo (el patrón de Magallón, el Santo Cristo con la Cruz a cuestas) que al morir (o sea, cuando le llame al cielo) le cante la olivera. Ahí está lo raro del asunto. ¿Cómo puede pensar quien está cantando que un Santo Cristo (en el caso de las versiones que utilizan "me cante la olivera") le va a entonar una canción (esa olivera, en este caso)?

Hay quienes opinan que, en realidad, lo que pide quien está cantando es "que me canten la Libera". La ‘Libera me, Domine, de morte aeterna” (conocida popularmente como la ‘Libera’ o el ‘Libera’) es un responsorio que se cantaba en la iglesia ante el ataúd del difunto, después de la misa de réquiem y antes del entierro, para que Dios tuviera misericordia o ‘absolviera’ a quien yacía en el féretro y le librara de la muerte eterna. Por tanto, tendría todo el sentido que lo que el cantador o cantadora pide a la bella –o pulida– magallonera es que le diga al Santo Cristo que cuando le llame al cielo que le canten la –o el– ‘Libera’ para salvar su alma. Ese responsorio, esa ‘Libera’, se fue olvidando y el pueblo, puesto que de una ‘olivera’ se trataba la canción, le añadió una ‘o’ y sustituyó ‘libera’ por ‘olivera’, de modo que "que me canten la Libera" quedó convertido en "que me canten la olivera" (nunca "que me cante la olivera", porque al Santo Cristo, la verdad, yo no lo he visto cantar oliveras, ni ninguna otra cosa, a nadie). Ya hay ahora algún cantador joven (Juanjo Bona, por ejemplo) que defiende esta tesis y canta ‘La magallonera’ con el que fue probablemente su último verso original antes de que la recogiera Mingote: "que me canten el Libera".

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