Carmen Posadas novela el espionaje femenino: "Las mujeres somos más discretas"

La escritora uruguaya dedica su última novela "Licencia para espiar" a las mujeres que se han dedicado al arte del espionaje.

Carmen Posadas y la perla de nácar La Peregrina.
Carmen Posadas vuelve con "Licencia para espiar".
Carolina Roca.

La profesión de espía es la más vieja del mundo y las mujeres que la ejercieron a lo largo de la historia tienen una cualidad, son más discretas de los hombres, sostiene la escritora Carmen Posadas (Montevideo, 1953) que añade: "si ellos usan el sexo son James Bond, si lo hacen las mujeres, ya sabemos".

Carmen Posadas dedica su última novela "Licencia para espiar" (Espasa) a algunas de las mujeres que, desde el Antiguo Testamento a la actualidad, se dedicaron al arte del espionaje y que, ya fueran "señoritas de alta sociedad, apacibles amas de casa, bailarinas, princesas indias o cantantes" influyeron de forma decisiva en la historia.

El interés de esta escritora -autora de doce novelas, quince libros infantiles, dos biografías y varios ensayos- por el mundo del espionaje viene de lejos, aunque sostiene que no serviría para ejercerlo ya que sentiría "pavor" a que la descubrieran, confesó hoy en la presentación de este libro.

Cree que estamos rodeados de espías "no solamente de altos vuelos sino por todas partes" y comparte, al igual que una agente, anónima por su puesto, a la que entrevista al final del libro, que las mujeres en general son más sutiles a la hora de analizar los diferentes elementos de información. Además de que despiertan menos sospechas a la hora de penetrar en ciertos ambientes y de que son "sumamente discretas".

Desde la bíblica Rahab, cuya intervención fue decisiva para conquistar la Tierra Prometida, o la Balteira, la juglaresa gallega durante el reinado de Alfonso X, Catalina de Médicis y su "escuadrón volante" o Mata Hari, princesas que pusieron su talento al servicio de Hitler o españolas que se vieron envueltas en algunos de los complots más importantes del siglo XX, como Caridad Mercader, son algunas de las protagonistas de esta novela.

El silencio es el término que mejor sintetiza la labor de un espía, indica la escritora, que recuerda cómo nació su interés por este mundo junto a sus padres, destinados en el Moscú soviético en los años 70, cuando "las embajadas extranjeras, incluso la de un país tan poco estratégico como el Uruguay, eran un nido de espías".

Rememora cómo vivir en la URSS y ser espiado continuamente, más que una película de James Bond parecía "Anacleto, agente secreto" y cómo las mujeres de los embajadores solían ser objeto de campañas de "luz de gas" para que se divorciaran y "colocarles" a los diplomáticos a una espía a domicilio.

Su fascinación "por aquellos que eligen ver sin ser vistos" llevó a Posadas a este libro que dedica esencialmente a mujeres espías occidentales a lo largo de la historia a excepción de las de India a las que se conoce como "doncellas venenosas".

Jóvenes a las que desde niñas, explica, se les daba pequeñas dosis de veneno para inmunizarlas y que las convertía en un "frasco de veneno ambulante" de tal forma que incluso con un beso podían llegar a matar.

Espías conocidas como Mata Hari, Josephine Baker o Hedy Lamarr a otras que fueron tan secretas como "La reina de corazones", que solo fue descubierta una vez muerta.

Era Larissa Swirski, quien actuó como agente doble en el Estrecho de Gibraltar durante la guerra mundial, primero al servicio de los alemanes pero luego, al tener conocimiento de las atrocidades de los nazis, se ofreció a los servicios secretos de los aliados y que cumplió misiones con su hija pequeña.

Otras de las espías a las que Posadas recuerda en su libro es a Caridad Mercader, que intervino en una de las operaciones más famosas del siglo XX ordenadas por Stalin, el asesinato en Ciudad de México de su enemigo León Trotsky. Nacida en una familia adinerada cubana abandonó una vida de privilegios para convertirse en miembro de la NKVD soviética.

O a la española África de las Heras, alias "Patria", que fue coronel de la Unión Soviética aunque procedía de una familia amiga de Franco y que tejió una red de espías por toda América del Sur.

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