La casa de Buñuel sobrevive como sede de la Academia Mexicana de Cine

La antigua vivienda del cineasta aragonés en la capital del país azteca también alberga las oficinas de la Federación Iberoamericana de Academias de Cine

Exterior de la vivienda situada en la Cerrada Félix Cuevas, 27, en Ciudad de México
Exterior de la vivienda situada en la Cerrada Félix Cuevas, 27, en Ciudad de México
Eva Hinojosa

Pese a su austera apariencia y las desnudez que ahora presentan sus estancias, la casa de Luis Buñuel en Ciudad de México sigue transmitiendo muchas emociones y recuerdos, tanto para quienes la frecuentaron como para quienes admiran la obra y la figura de Buñuel.

En 1952, el director aragonés encargó su construcción al arquitecto Arturo Sáenz de la Calzada, con quien había coincidido en la Residencia de Estudiantes. No es casualidad que el ladrillo de sus fachada evoque la de aquel centro. De la Calzada también diseñaría años después la torre del decorado de ‘Simón del desierto’.

Desde hace un lustro, la vivienda en la que Buñuel vivió hasta su muerte, en 1983, alberga las oficinas de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, y también es la sede de la Federación Iberoamericana de Academias de Cine. Situada en la Cerrada Félix Cuevas, 27, en la colonia del Valle de la capital mexicana, la propiedad fue adquirida a los hijos de Buñuel en 2010 por más de 400.000 euros por el Ministerio de Cultura. El inmueble abrió sus puertas al público en 2011 con una muestra conmemorativa de los 50 años de ‘Viridiana’, protagonizada por Silvia Pinal y ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes en 1961. La exposición ‘Viridiana.50’, comisariada por Javier Espada –en aquel momento director del Centro Buñuel de Calanda­–, pudo verse durante cinco meses.

Al año siguiente el edificio cerró sus puertas para ser reformado y convertirse en centro cultural y residencia de artistas. El Ministerio de Cultura invirtió en esta remodelación 385.000 euros. La casa reabrió en 2013, pero en 2014 cesó de nuevo su actividad y el material de valor se trasladó al Centro Cultural de España en México. Un desencuentro entre Cultura y Exteriores bloqueó la financiación para este proyecto hasta que, finalmente, en 2016, se firmó un acuerdo de cesión por 20 años al Gobierno de México.

Actualmente no es visitable, aunque la Academia Mexicana de Cine ha organizado algunos actos y presentaciones desde que tiene allí su sede. Todavía pueden verse en el jardín paneles explicativos que recorren la vida y la obra del cineasta. Llegan hasta la parte de atrás, donde Jeanne Rucar, esposa de Buñuel, cocinaba paellas para su familia y amigos, y junto al porche donde el cineasta se preparaba sus ‘Dry Martini’.

La casa de Buñuel es el escenario en el que culmina el documental ‘El último guión’ (2008),    de Gaizka Urresti y Javier Espada, que recorre la vida del cineasta a través de su hijo, Juan Luis Buñuel, y el escritor y guionista Jean-Claude Carrière,

Un anfitrión "extraordinario"

En junio de 1980, el escritor y catedrático emérito de Cine de la Universidad de Zaragoza Agustín Sánchez Vidal pasó varios días en esta casa con el objeto de reunir en un libro la obra literaria del cineasta. "Joaquín Aranda me propuso publicarlo en las Ediciones de HERALDO, que él dirigía. Al principio nos alojábamos en casa de Buñuel. Luego nos dimos cuenta de que trastocábamos su ritmo de vida, porque él se levantaba y acostaba muy temprano, y nos mudamos a un hotelito cercano, aunque seguíamos haciendo vida en su casa. Fue un anfitrión extraordinario. En la intimidad, Luis hacía gala de un sentido del humor que convertía cada comida en una fiesta. Pero a la hora de trabajar se ponía muy estricto, no dejaba pasar una, y había que comprobarlo todo con pelos y señales".

"Fue un anfitrión extraordinario. En la intimidad, Luis hacía gala de un sentido del humor que convertía cada comida en una fiesta"

Sobre la vivienda, Joaquín Aranda recordaba en el año 2000, en estas páginas, que "era una casa sencilla, en la que reinaba un orden absoluto. En su despacho tenía todos los premios que fue cosechando a lo largo de su vida, pero encerrados bajo llave en un armario. Hay quien los tiene como si fueran trofeos de caza, comentaba [Buñuel] sonriendo".

El artista turolense Miguel Sebastián, autor de ‘Buñuel, una maleta sin viaje’, un libro de casi 200 páginas que recrea la vida, los itinerarios y los sueños de Luis Buñuel, incluye en el principio y el final de su obra dos fotografías que tomó en la residencia del director en México. El volumen se inicia con una frase extraída del libro de memorias de Jeanne Rucar, escrito por Marisol Martín del Campo, que dice: "Cuando muera, deseo que me incineren y que tiren las cenizas en la Cerrada de Félix Cuevas: aquí veo siempre a Luis, aquí está, y de aquí soy yo".

"Es muy interesante saber que gran parte de su vida transcurrió allí. Cuando estuve me quedé parado intentando imaginar cómo aquellas dos personas, Jeanne y Luis, paseaban por aquella casa, cómo aquellas paredes habían contenido el periodo más importante de sus vidas", comenta Sebastián.

El último suspiro del cineasta calandino

Miguel Sebastián recoge en su libro una imagen de la casa y una frase de la biografía de Buñuel ‘Mi último suspiro’: "Me gustaría poder levantarme de entre los muertos cada diez años, llegarme hasta un quiosco y comprar varios periódicos. No pediría nada más. Con mis periódicos bajo el brazo, pálido, rozando las paredes, regresaría al cementerio y leería los desastres del mundo antes de volverme a dormir".

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