Lorena Larrea: "A cada estilo de jota hay que intentar sacarle toda su esencia"

La joven zaragozana se corona este año tras ganar el premio Extraordinario, por segunda vez, y el organizado en recuerdo de Jesús Gracia

La cantadora zaragozana Lorena Larrea, doblemente ganadora este año.
La cantadora zaragozana Lorena Larrea, doblemente ganadora este año.
Oliver Duch

La jota aragonesa cantada tiene nueva reina. Se llama Lorena Larrea y nació en Zaragoza en 1993 (aunque familiarmente proviene de la comarca de las Cuencas Mineras, de Campos y Aliaga, en la provincia de Teruel). No solo ha ganado este año por segunda vez el Premio Extraordinario en el Certamen Oficial de Jota, sino que también ha obtenido el convocado para rendir homenaje a Jesús Gracia, una suerte de ‘Campeón de campeones’. A punto de cumplir los 29, parece llamada a marcar una época. Habrá que ver que hace en los próximos años, en qué espectáculos participa, qué discos graba. De momento los premios los recibe con humildad innata.

"Me gusta competir, no lo voy a negar –confiesa–. Pero lo que más me gusta es cantar y disfrutar con ello. En un certamen, en un campeonato, todos vamos a lo mismo, a ganar, pero hay que ser consciente de que lo puedes conseguir o no. Por eso el premio lo tienes al disfrutar cantando, lo que pueda venir después ya es un añadido. Los galardones son también de los que me apoyan, de la familia, los compañeros, los amigos... Y también del público, que a mí me lo ha hecho todo más fácil. El día del Extraordinario, por ejemplo, yo actuaba en primer lugar, y en teoría el público tendría que estar algo frío aún. Sin embargo, en el momento en que salí al escenario me aplaudió muchísimo. Pensé: “no he empezado a cantar y la ovación es casi como si ya hubiera terminado”. Me sentí muy arropada, parecía que el público estaba respirando conmigo. Aunque disfruto cuando concurso, aquello me ayudó bastante".

Algo parecido sucedió con el Extraordinario Jesús Gracia, que tuvo lugar una semana después. El público, que en gran parte había asistido al certamen anterior, le tributó la ovación de la mañana nada más aparecer. Aunque reconoce que no canta igual en festivales que en concursos, cada vez que se sube a un escenario intenta "dar lo mejor".

Lorena Larrea empezó a cantar muy pronto, con apenas cuatro años de edad. Su madre y su abuelo eran cantadores aficionados, y en su casa había grabaciones domésticas que ella se aprendió de memoria y sin que nadie le insistiera. Fue ella la que pidió tomar clases, y se inició con Pedro Morales, profesor de canto y presidente de la Asociación El Cachirulo.

"Me enseñó muchos estilos –resume–. Aprendí muchas cosas con él". También bailaba, pero a los 17 años lo dejó. La guitarra, sin embargo, no la ha abandonado (empezó con ella a los 7 años). Como infantil y juvenil no ganó muchos premios, aunque llegaba a todas las finales. En 2013, con solo 19 años, la cosa cambió: ganó el Certamen Oficial, lo que le daba el pasaporte para presentarse al Extraordinario.Lo ganó en 2018 y lo ha vuelto a ganar este 2022 que difícilmente olvidará. Fisioterapeuta de profesión, colabora habitualmente con el Grupo Folklórico Zierzo, la Compañía Artística Osca y el grupo Otero del Cid. Da clases de canto en Alfamén, Longares, Villafranca de Ebro y Zaragoza. Los concursos los prepara con su pareja, Víctor Martín, músico de rondalla. De momento no se plantea grabar un disco. "Es muy pronto aún –subraya– apenas me ha dado tiempo a digerir todo lo que me ha pasado en las últimas semanas".

"Dar clase es muy reconfortante porque ves cómo los alumnos mejoran según sea su compromiso con la jota –añade la cantadora–. Intento trasmitirles mi pasión y, si llegan a sentirla, avanzan rápido. No hay diferencia entre enseñar a niños o a niñas, ellas incluso tienen también cambio de voz, aunque mucho más ligero que el de ellos. La jota está viviendo un buen momento, crece el número de aficionados y todos vamos evolucionando. Al final como en tantas cosas de la vida, las horas de trabajo se ven reflejadas en todo lo que haces".

Dueña de una voz torrencial, la mayor parte de los aficionados la vinculan con la jota de fuerza, brava, etiqueta que se resiste a asumir. "Cada jota tiene lo suyo, y el cantador o la cantadora debe intentar sacar toda su esencia a cada estilo. No hay estilos que me gusten más, con los que esté más relacionada. Lo importante es ‘llegar’ al público, que la gente que no te conoce de nada te diga al acabar una actuación que has conseguido emocionarla. Escucho muchas grabaciones antiguas, estudio cómo hacía una jota concreta un cantador o una cantadora. Y también intento coger su esencia. Luego trabajo para llevar todo eso a mi manera de cantar, a mi propia personalidad, a ese terreno donde me siento cómoda y disfruto. Es muy importante sentir lo que cantas. Sé que es lo que dicen todos los que trabajan con la voz. Pero en nuestro caso, creo que lo importante es cantar de verdad lo que cada jota está contando".

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