LITERATURA. OCIO Y CULTURA

Paco Cerdà: "El talento y el infortunio unen a Arturo Pomar y a Bobby Fischer"

El escritor y periodista valenciano inaugura el viernes 9, con Arturo Muñoz, en la librería Antígona de Zaragoza el ciclo 'Afinidades electivas'

Paco Cerdà es el autor de 'Los últimos. Voces de la Laponia española' y 'El Peón
Paco Cerdà es el autor de 'Los últimos. Voces de la Laponia española' y 'El peón'.
Mikel Ponce.

Paco Cerdà (Genovés, Valencia, 1985) inaugura el viernes 9 de septiembre, a las 19.30, en la librería Antígona de Zaragoza (calle Pedro Cerbuna, 25) el ciclo ‘Afinidades electivas’ (que promueve el Ministerio de Cultura), en diálogo con el narrador Arturo Muñoz (Granada, 1986). Su diálogo girará en torno a la novela ‘El peón’ (galardonado con el premio Cálamo), que glosa una partida de ajedrez de 1962 entre Arturo Pomar y Bobby Fischer, del valenciano, y el libro de no ficción ‘Por el túnel del silencio’, del granadino.

¿Por qué la historia del ajedrecista Arturo Pomar, que pasó de héroe a clarísimo antihéroe o víctima? ¿Cuál el pistoletazo de salida, cómo llegó a él?

Siento pasión por los antihéroes. Y la historia de Arturito Pomar, a la que llegué por casualidad a través de un documental de ‘Informe Robinson’ que ponían en la pantalla del AVE, me fascinó. Lo tenía todo: niño prodigio, utilizado políticamente por el franquismo, una leyenda deportiva periclitada por falta de apoyos, un final un tanto amargo, y su enfrentamiento con Bobby Fischer. Y claro, la figura del peón. Muy poderosa para él, para Bobby Fischer y para todos los ‘peones’ políticos que rescata el libro.

Usted es periodista y escritor. Y parece que siempre está volcado en una idea de crónica general del país. ¿Quería aquí abordar aspectos del franquismo que se habían olvidado o que se desconocían?

Mi foco principal son los olvidados. Así ocurre también con mi próximo libro. Se titula ‘14 de abril’ [Premio de No Ficción Libros del Asteroide, se publica el próximo 10 de octubre]. Es una mirada humana al día de la proclamación de la Segunda República española. Solo a ese día: al 14 de abril. Y busca tanto a los grandes protagonistas del momento como a los anónimos participantes en aquella jornada trascendental. Por cierto, en ‘14 de abril’ recorro Zaragoza, Jaca, Huesca… y muchos otros rincones de España en busca de esas voces olvidadas de la Historia. Esa minúscula que me fascina.

"La historia de Arturo Pomar me fascinó. Lo tenía todo: niño prodigio, utilizado políticamente por el franquismo, una leyenda deportiva periclitada por falta de apoyos, un final un tanto amargo, y su enfrentamiento con Bobby Fischer"

¿En qué medida también hay una reflexión sobre los que se hacen famosos por interés nacional, más allá de sus méritos, y que acaban en el peor de los olvidos?

Justamente esas son las primeras líneas del libro. “Nunca un peón es solo un peón. Confinado a un tablero y con los movimientos limitados a su gregaria condición, integra un bando, sirve a un rey, obedece a una mano”. Ese es el motor de todo el libro: relatar historias de gente movida por sus ideales pero también ‘movida’ por manos ajenas en tableros donde un rey siempre manda. Por eso recorre las vidas de numerosos «peones» entregados a una causa en la España franquista o en los Estados Unidos de Kennedy de aquel convulso 1962.

¿Podría enumerar algunos?

‘Peones’ que sacrificaron su vida en nombre de un bando: el comunismo, el anarquismo, el maquis, el obrerismo, el socialismo, el terrorismo etarra, el cristianismo social, la República en el exilio, el movimiento estudiantil o el falangismo de moribunda estirpe joseantoniana. O bien, en el lado americano, la lucha antirracista del Black Power, el movimiento pacifista antinuclear, la Nueva Izquierda universitaria, la defensa de los pueblos indígenas o la guerra anticomunista al servicio del Ejército en Cuba o la URSS. A evitar su olvido se dedica este libro. Y a tratar de entender algo que no es fácil de comprender: el sacrificio de una pieza por una causa mayor a riesgo de pagar un precio de muerte, cárcel, exilio, vigilancia o soledad.

El régimen se revela especialmente cruel con un joven al que ha usado en todas partes y que ha sido recibido y acariciado por Franco. ¿Cómo se da ese proceso, esa pérdida de confianza?

Cuando el juguete era esplendoroso, rutilante y gracioso fue una gran herramienta de propaganda en plena autarquía llena de blanco y negro y de miseria. Pero cuando el niño prodigio dejó de ser niño y el prodigio fue perdiendo su fulgor, Pomar ya no servía a la causa que lo había encumbrado. Y dejó de ser útil. Dejó de ser una pieza valiosa para el régimen que lo instrumentalizó como peón. Y lo abandonó.

"Ese es el motor de todo el libro: relatar historias de gente movida por sus ideales pero también ‘movida’ por manos ajenas en tableros donde un rey siempre manda"

¿En qué se parecen Arturo Pomar y Bobby Fischer? ¿Cómo resumiría su partida?

El talento los une. El infortunio también.

¿No le impresionó la frase “Pobre cartero español”?

Sí. Se la dice Bobby Fischer al final de la partida a Arturo Pomar, que encontró al final ese empleo. Es un momento apoteósico. Casi le diría que fue lo que me cautivó de toda esta historia. El disparadero romántico que accionó el libro.

El libro trasciende a Pomar y Fischer. Es un libro coral. De sueños y derrotas. De fugacidad y fracaso. ¿Siempre quiso hacer un caleidoscopio del poder?

Es un viaje a la cara B del poder. A esa tramoya tan bien resumida por Borges: “Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza de polvo y tiempo y sueño y agonía?”.

Recuérdenos tres o cuatro o cinco historias que le hayan conmovido especialmente… La de Marcos Ana, su presidio y su primera relación amorosa a los 41 años, sigue ahí casi imbatible…

Especialmente me gustan las más desconocidas y que ‘El peón’ rescata de casi el olvido. La huida de los maquis Pedro Antonio Sánchez y Caracremada en una noche pirenaica. El falangista Román Alonso Urdiales y la resaca de su ‘bomba’ lanzada en el Valle de los Caídos al decir “Franco eres un traidor”. La escritora Dolores Medio, encerrada donde las Trece Rosas. El universitario negro James Meredith, que rompió la segregación en el campus de Misisipi y al que le botaban de noche el balón de baloncesto en su techo para que no durmiera. Las penurias del militar estadounidense secuestrado en Vietnam George Fryett. El último vuelo de Rudolf Anderson, única víctima de la crisis de los misiles de Cuba. La primera asamblea secreta de ETA. La melancolía enquistada de Diego Martínez Barrio, un cuarto de siglo en el exilio como presidente interino de la Segunda República Española. El devenir de los habitantes del pueblo catalán que un embalse se tragó con el No-do por testigo. ¡Hay tantas!

"¿Arturo Muñoz? Creo que nos hermana la emoción primaria que detona nuestros libros: la obsesión. Y algo casi tan importante: a los dos nos pilló de niños el fichaje de Figo por el Real Madrid. Yo lo viví con trauma culé. Él, según deja entrever en un par de líneas del libro, con alegría merengue"

¿En qué se siente afín a Arturo Muñoz?

Tengo ganas de conocerlo en persona porque su libro, ‘Por un túnel de silencio’, me ha impresionado. Su obra indaga en la desmemoria deliberada de uno de los patios traseros de la historia de ETA: la represión policial con impunidad. Es una obra valiente y comprometida como tal vez solo pueda serlo una ópera prima. Admiro su manejo de la oralidad literaria, nada fácil, y el gusto por el detalle que reconstruye una atmósfera. Creo que nos hermana la emoción primaria que detona nuestros libros: la obsesión. Y algo casi tan importante: a los dos nos pilló de niños el fichaje de Figo por el Real Madrid. Yo lo viví con trauma culé. Él, según deja entrever en un par de líneas del libro, con alegría merengue. Y eso une, claro.

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