El Museo del Origami recibe a su visitante número 200.000

Los zaragozanos Begoña Cantín y Héctor Borraz, madre e hijo, recorrieron ayer por la mañana el centro

Begoña Cantín y Héctor Borraz, este miércoles en el museo.
Begoña Cantín y Héctor Borraz, este miércoles en el museo.
Toni Galan

Héctor Borraz, un niño de 8 años ataviado con una camiseta de Messi, ya de su etapa parisina, y Begoña Cantín, su madre, se convirtieron ayer en los visitantes 200.000 y 200.001 de la Escuela Museo de Origami de Zaragoza (EMOZ). La directora general de Turismo del Gobierno de Aragón, Gloria Pérez, y el gerente de Zaragoza Turismo, Conrado Molina, felicitaron este miércoles a los visitantes, y el director del centro, Jorge Pardo, les hizo entrega de varias publicaciones relacionadas con el mundo de la papiroflexia y una figura modular elaborada con más de 30 papeles.

"Es un museo que nunca habíamos visitado pero que nos siempre nos ha resultado curioso. Teníamos ganas de participar en alguno de los talleres que organizan, pero entonces llegó la pandemia y se suspendieron. Ahora hemos venido a verlo, antes de que empiecen las clases en el colegio", aseguraba Begoña Cantín. La madre del niño preguntaba a Jorge Pardo por los talleres, que aún tardarán un tiempo en volver aunque, de modo extraordinario, dentro de dos semanas se aprovechará la presencia en Zaragoza de la plegadora norteamericana Beth Johnson, que inaugura exposición, para que imparta uno el día 24 de septiembre.

La Escuela-Museo de Origami de Zaragoza es el primer museo de esta disciplina en Europa y ya ha cumplido nueve años de singladura cultural ocupando una de las plantas del Centro de Historias. El 15% de los visitantes que recibe son extranjeros y figura referenciado en numerosas guías y páginas turísticas. Según aseguraba este miércoles Jorge Pardo, "no es fácil alcanzar una cifra así cuando se cobra entrada, aunque la nuestra tenga un precio casi simbólico". La Asociación Origami Zaragoza, gestora de la Escuela Museo de Origami Zaragoza (EMOZ), lanzó recientemente un grito de socorro para tratar de garantizar la supervivencia del centro, nacido en 2013 y que arrastra desde hace tiempo problemas de financiación. 

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