el patrimonio aragonés emigrado

La Santa Engracia que codiciaron los mejores coleccionistas del mundo

Una excéntrica millonaria norteamericana persiguió durante años una tabla que representa a Santa Engracia y proviene del monasterio zaragozano dedicado a ella. Pagó por la pintura 56.000 francos en 1904.

La estancia donde se presenta al público la tabla de Santa Engracia, en el Museo Isabella Stewart Gardner de Boston. Está ubicada sobre un escritorio, a la izquierda de la imagen.
La estancia donde se presenta al público la tabla de Santa Engracia, en el Museo Isabella Stewart Gardner de Boston. Está ubicada sobre un escritorio, a la izquierda de la imagen.
isabella Stewart Gardner museum

El 27 de mayo de 1904 se celebró en Bruselas una subasta histórica, la de la colección de Léon de Somzée, ingeniero y político belga, millonario gracias a haber sido un pionero en la explotación del gas.

Las dos piezas estelares de la velada fueron el retablo de San Pedro de Martín de Soria, hoy en el Boston Museum of Fine Arts, y una tabla que representaba a Santa Engracia. Ambos eran de procedencia aragonesa y, aunque el primero era monumental (502 por 579 centímetros), quizá lo que llamó más la atención de los coleccionistas e instituciones desplazados a la capital belga fue la tabla de Santa Engracia. Pujaron por ella, entre otros, los museos de Bruselas y Budapest.

La obra, que ya había sido expuesta en Londres y París y despertado la codicia de las principales pinacotecas del mundo, fue finalmente adquirida por Isabella Stewart Gardner, una millonaria un tanto excéntrica, amiga del escritor Henry James y del pintor John Singer Sargent, que recorría Europa comprando piezas para un museo que quería abrir en Boston. Ya había intentado comprar la pieza unos años atrás, y le seguía la pista. Había enviado a su agente en París, Fernand Robert, con el encargo de hacerse con la pintura a toda costa. Y pagó 56.000 francos por ella.

Antonio Naval Mas, profesor de Arquitectura y estudioso del patrimonio aragonés emigrado, ha reconstruido con todo detalle la peripecia vital de esta pieza porque «se trata de una obra excepcional, bellísima, que puede situarse entre lo más destacado de la producción de Bartolomé Bermejo, a la altura de la tabla de San Miguel de Tous que está actualmente en la National Gallery de Londres. Una auténtica obra maestra».

En la tabla, Santa Engracia está representada ricamente vestida en brocado de oro, con ropa típica de una noble del siglo XV, con un manto ribeteado de armiño y sentada en un trono. Bermejo representó a la santa con una corona y sosteniendo un clavo, uno de los instrumentos de su tortura; en la otra mano lleva una palma, símbolo del martirio.

La pintura era la parte central de un retablo en el que se representaron escenas de la vida de la santa. Tradicionalmente se ha pensado que el retablo había sido encargado por Juana García, esposa del notario Juan Fernández Fiero, para una capilla de la iglesia de San Pedro de Daroca. Pero las investigaciones de Antonio Naval Mas apuntan en otra dirección. Para la subasta de Bruselas de 1904 se imprimió un lujoso catálogo en dos tomos. En él se asegura que, tras la supresión de las órdenes religiosas, la tabla de Santa Engracia fue salvada por una familia de una iglesia dedicada a esta santa, «que estaba en el paseo más importante de Zaragoza, que conducía a esta iglesia». En el zapato de la santa, además, Bartolomé Bermejo pintó unas letras, cuyo significado ha traído de cabeza a los especialistas. Para Naval Mas, son su firma.

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