Convertida en señora

En la juventud adulta no resulta rara la sensación de sentirse ‘viejo’, pensamiento que se comenta a los demás tanto en broma como en serio. Las cargas acumuladas o la desconexión frente a los tiempos influyen en ese ánimo. ‘Con canas y a lo loco’ (terrible título español de ‘Mack & Rita’) conduce a la cuestión al mostrar a una treintañera que desde niña se ha encontrado fuera de sitio respecto a lo que gusta hacer a su edad y que envidia los planes tranquilos de la madurez otoñal. Los deseos a veces se cumplen de manera literal y la película introduce la clásica y típica premisa del mágico y chocante cambio de cuerpo. Tras una sesión en una cápsula de regresión a vidas pasadas, la mujer sale en su versión de señora de 70 años, situación a partir de la que la historia despliega su esencia de comedia fiel al estilo en el que se ha afincado Diane Keaton, excesos gestuales incluidos. Lo cogido con pinzas que están tanto el juego plasmado como su justificación emocional ya hablan mal de un filme que va en la línea presagiada pero que se hace más agotador de lo esperado. Lo señalado no quita que haya momentos que, dentro de lo poco que ofrecen, se dejen ver.

Escenas de supuesto humor como las de Keaton en clase de pilates o de ‘viaje’ bajo el efecto de setas alucinógenas representan el tipo de propuesta. Su convencionalidad de alicientes mínimos tiene su manifestación en lo formal. La directora Katie Aselton, actriz que firma su tercer trabajo en la faceta, se apoya demasiado en la música para transmitir o dar un toque a la secuencia, síntoma de su funcional tratamiento.

Del impacto por la circunstancia se pasa a la idealización de lo cómoda que se halla la protagonista (la amistad con el vecino encantador que ya le atraía, las charlas del club de vinos, el éxito como ‘influencer’), desarrollo como se sabe adscrito a la experiencia atípica que lleva a darse cuenta de lo que de verdad se necesita.