Por
  • Francisco Javier Aguirre

La verdad y la vanidad

Los Músicos de Su Alteza
Los Músicos de Su Alteza
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Los Músicos de Su Alteza prepararon un programa con apoyos conceptuales para su presentación en el festival Múver 2022 que se viene celebrando en diversos espacios emblemáticos de nuestra Comunidad, organizado y patrocinado por el Gobierno de Aragón.

El sábado, día 20, interpretaron temas de su última grabación, ‘Quid es veritas?’, inspirada en fuentes ajenas a la música, que hace un recorrido a través de algunas corrientes filosóficas de los siglos XVI al XX. Traducido el propósito al pentagrama, se escucharon composiciones de Benedetto Ferrari, Claudio Monteverdi, Francisco Correa de Arauxo, Mauricio Cazzati, Gaspar Sanz, Jusepe Ximénez y Tarquinio Merula, todas ellas con trasfondo conceptual, sobre todo las vocales. 

los músicos de su alteza *****
Músicos:Olalla Alemán, soprano; Pedro Reula, viola de arco; Edwin García, chitarrone; Luis Antonio González, clave y dirección.

La soprano Olalla Alemán puso la voz, acompañada por Pedro Reula, a la viola de arco, Edwin García, al chitarrone, con Luis Antonio González al clave y dirigiendo.

Muy diáfana la modulación de la soprano en la chacona ‘Amanti, io vi sodire’, de Ferrari, vocalizando con seguridad y elaborando un vibrato refinado. La canción ‘Ecco di dolci raggi il Sole armato’, de Monteverdi, resultó de una luminosidad extrema con inflexiones muy bien desarrolladas dentro de la amplia tesitura que maneja la soprano.

El ‘Tiento lleno de cuarto tono’, de Correa de Arauxo, fue ejecutado con precisión y equilibrio por el clave, y sirvió de pausa instrumental antes de que regresara a escena la voz para continuar ofreciendo la pieza alegórica ‘La Veritá sprezzata’, de Cazzati.

Edwin García desgranó a continuación al chitarrone unas improvisaciones sobre ‘L’Aria de Fiorenza’, de autor anónimo, con gran precisión y armonía.

Hubo nuevas piezas de Monteverdi y Sanz/Ximénez, finalizando el concierto con una canzonetta spirituale de carácter trágico, apoyada en un elocuente bajo ostinato, de Merula, y dos livianas canciones de Monteverdi.

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