Cinco obras del artesonado aragonés que viajaron a Estados Unidos
Grandes coleccionistas y multimillonarios magnates americanos demostraron a finales del XIX y principios del XX un especial interés por la cultura europea, que terminó siendo devastador para el patrimonio aragonés.
No es un secreto que destacadas obras de arte aragonesas terminaron a finales del siglo XIX y principios del XX en lujosas dependencias de magnates y multimillonarios estadounidenses. El imperioso interés por la cultura europea de la época acabó siendo devastador para el patrimonio aragonés, en un momento en el que grandes coleccionistas demostraban su gran poder haciendo acopio de todo tipo de obras de arte, más allá de objetos eclesiásticos, tejidos o capiteles.
Un momento de la historia en el que todo era susceptible de ser vendido, incluidas las techumbres y artesonados de grandes dimensiones. "El gran comprador fue el magnate de los medios de comunicación William Randolph Hearst, que destacó por acaparar buena parte del mercado del arte del momento", apunta la periodista investigadora y consultora de Comunicación Mercedes Penacho.
De hecho, según los inventarios realizados, Hearst llegó a adquirir más de 140 techumbres, unas 80 españolas y varias aragoneses, "lo que habla de su desmedido afán comprador y también por las dimensiones de sus numerosas mansiones y sus grandes sueños constructivos, aunque algunos no llegaron a ver la luz", comenta Penacho.
Su gran proyecto constructivo y vital fue el complejo conocido como 'The Hearst Castle', en las colinas de San Simeón, en la costa de California, compuesto por una mansión central, -que en su fachada emula una catedral o castillo-, tres casas, amplios jardines y piscinas interiores y exteriores. En este complejo se instalaron varios de los techos que adquirió, y entre ellos cuatro procedentes de Aragón.
- La techumbre mudéjar del siglo XV perteneciente a la Casa del Judío de Teruel, ubicada en la 'Morning Room' del Castillo Hearst.
- Techumbre de Teruel, ubicada en el dormitorio de Hearst. Una ostentosa cama con dosel ocupa el espacio de la habitación personal del magnate, que está cubierta por un techo de madera de planta cuadrada dispuesto en forma de pirámide truncada, procedente de Teruel. Su base está decorada con pájaros y detalles vegetales, y en los laterales hay grandes imágenes enmarcadas en paneles hexagonales, al estilo de la techumbre de la catedral de Teruel.
- Techumbre de Barbastro, ubicada en la Sala del Billar de Hearst. Procede de una casa hoy desaparecida de la localidad oscense. Es un techo colorista decorado con figuras de animales y escenas de caza que fue adaptado en sus extremos por las dimensiones de la estancia, decorada con tapices en las paredes y con una gran chimenea.
- Techumbre del Castillo de Biniés, ubicada en la biblioteca de Hearst. Es uno de los siete techos que el magnate compró en 1926 procedente del castillo de la localidad oscense, en la Comarca de la Jacetania, cuando la fortaleza cayó en la ruina. Uno de ellos está instalado en la gran biblioteca del complejo, en la segunda planta, un techo robusto en madera de pino y con decoración en octógonos. En la actualidad el Castillo de Biniés es de propiedad privada.
A estas cuatro obras hay que añadir una quinta que ubicada en la actualidad en la Casa del Herrero, en Montecito (California), procedería de la localidad de Daroca, en la provincia de Zaragoza.
