El último baile de Tony Manero
Durante veinticinco años han sido los principales abanderados en este país del disco-funk (género que ellos reivindicaron e impulsaron cuando nadie más lo hacía), pero todo tiene su fin. La barcelonesa Fundación Tony Manero lleva unos meses despidiéndose desde los escenarios con una gira denominada ‘El último baile’, que recaló en la noche del sábado en Zaragoza dentro del programa del recuperado Slap! Festival, que se celebró esta vez en nuevo recinto: el Parque Deportivo Ebro.
Y, como no podía ser de otra forma, los Manero dijeron adiós por todo lo alto, con una actuación vibrante y pletórica en la que repasaron las piezas más significativas de su carrera y pusieron en danza a todo bicho viviente. Porque, digámoslo alto y claro, la banda catalana no solo está integrada por músicos altamente cualificados a nivel instrumental, sino que a lo largo de su trayectoria ha demostrado que saben hacer estupendas canciones, el intríngulis más complicado cuando además te mueves en un terreno –el de la música afroamericana- en el que los grandes colosos del género (de James Brown o Curtis Mayfield a Chic o Prince) ya lo han dicho prácticamente todo.
Encabezada por la dupla de vocalistas que conforman Miguelito Superstar y Paquito Sexmachine más el guitarrista Lalo López (quien acaba de publicar su primer disco en solitario y ha formado nueva banda), la FTM descargó bajo los árboles del lugar una poderosa ración de funk hedonista y lujurioso, de música que entra por los pies, recorre las tripas y anida en la cabeza, pues está fabricada con tanto nervio como inteligencia; como proclamaba George Clinton, libera tu mente y tu culo le seguirá. Echaremos de menos a los Manero, pero seguro que a través de sus nuevos proyectos nos siguen deparando satisfacciones.
También tuvimos ocasión de escuchar a Lehmanns Brothers, formación francesa que se mueve asímismo por territorio funk, con un sonido a ratos cercano a tipos como Jamiroquai; buen desempeño el suyo, aunque sin la chispa de la FTM: como ellos cantan, “baila para no perder aquello que nos une y nos hace inmunes”.
