Así es el funicular que el artista Miguel Ángel Arrudi propone para la chimenea de la central de Andorra

Realizaría viajes de 15 a 20 minutos de duración y subiría a 343 metros de altura, ofreciendo vistas del Bajo Aragón

Dibujo que forma parte del proyecto 'Cautivos del olvido', de Miguel Ángel Arrudi.
Dibujo que forma parte del proyecto 'Cautivos del olvido', de Miguel Ángel Arrudi.
Miguel Ángel Arrudi

El artista aragonés Miguel Ángel Arrudi sigue empeñado en salvar el patrimonio industrial de Andorra y de su antigua central térmica. Si a fines de 2019 intentaba dar un nuevo uso a las torres de refrigeración demolidas en mayo pasado, convirtiéndolas en eje de un parque escultórico, ahora ha diseñado una solución para salvar la gran chimenea, con sus 343 metros de altura la segunda más alta de España: un teleférico panorámico desde el que se tendrían vistas increíbles.

El artista asegura que el reciente derribo de las torres de refrigeración fue "técnicamente perfecto", aunque reconoce que le desilusionó, por lo que tuvo de pérdida patrimonial. "Pero al ver que grupos políticos como Teruel Existe, Elijo Andorra o el Partido Popular defendían que se conservara la chimenea superviviente me animé a preparar un proyecto. El dilema al que nos enfrentamos es quién asume la titularidad de la construcción, los gastos de mantenimiento. El Ayuntamiento dice que él no puede cubrirlos, la DGA se remite a Patrimonio... Y Patrimonio ya sabemos qué opina. La chimenea es una patata caliente que todos desean pero a todos les quema, y dejarla sin un proyecto que justifique mínimamente sus gastos de mantenimiento es muy complicado. Esto es Aragón, la tierra callada. En Cataluña no dudarían en hacer lo que fuera necesario para darle valor añadido a algo así".

El artista Miguel Ángel Arrudi, con algunos de los elementos que ha diseñado para su proyecto, en su estudio zaragozano.
El artista Miguel Ángel Arrudi, con algunos de los elementos que ha diseñado para su proyecto, en su estudio zaragozano.
Guillermo Mestre

La idea que ha diseñado es la de una especie de funicular (‘cápsulas panorámicas’, las llama él) que ascienda y descienda por la chimenea. "Me planteé un sistema que permitiera subir con seguridad a ver todo el paisaje del Bajo Aragón y las cuencas mineras a vista de pájaro mediante unas cápsulas panorámicas –relata–, generando un atractivo turístico y didáctico a la vez. Las cápsulas panorámicas estarían equipadas con climatización y equipo de emergencia y tendrían capacidad para entre 6 y 12 personas. El tiempo que se invertiría en hacer el recorrido sería de 15 a 20 minutos; sería un trayecto lento y, en total, el usuario recorrería un total de 850 metros, sumando la subida y la bajada. Así daría tiempo a disfrutar del paisaje cómodamente, realizar fotografías...".

"Las cápsulas panorámicas se deslizarían por el perímetro de la chimenea mediante unas sirgas con rieles y rodamientos y un eje de rotación en la cúspide, de modo que el ascenso y la bajada podrían realizarse sin salir de las cápsulas, en un giro tipo bucle inverso –añade el artista–. La maquinaria y demás componentes los sitúo en el punto de salida. El sistema de funcionamiento básicamente es similar al de un funicular, pero con el punto de fijación y rotación en el centro superior del lateral de la cápsula más próxima a la pared de la chimenea".

En la base de la torre, después de la intervención, Arrudi plantea desde aparcamientos a espacios para la hosteleria, aulas didácticas, zonas de embarque, aula de investigación...
En la base de la chimenea, que después de la intervención sería una torre, Arrudi plantea desde aparcamientos a espacios para la hosteleria, aulas didácticas, zonas de embarque, aula de investigación...
Miguel Ángel Arrudi

El proyecto, que ha titulado ‘Cautivos del olvido’, va más allá, porque incluye garage, aulas para escolares, servicios de hostelería, talleres y dos zonas de embarque. Se estima que entre 500 y 1.000 personas podrían disfrutar del funicular cada día, lo que podría generar ingresos. La estructura de la chimenea se habilitaría para albergar antenas y sistemas de telecomunicaciones modernos, el exterior sería objeto de una intervención artística y por las noches se convertiría en una escultura lumínica.

"He buscado crear una actividad que genere dinamismo y que ponga en valor la singularidad de la chimenea. El proyecto es factible técnicamente: tiene 27 metros de diámetro en la base y 12 metros en la cumbrera. Al realizar el recorrido en espiral ascendente y descendente los esfuerzos son repartidos a lo largo del recorrido". No hay nada similar en todo el mundo. "El proyecto funcionaría como puente entre el pasado y el presente –concluye Miguel Ángel Arrudi–, dándole al patrimonio industrial un nuevo propósito".

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