LITERATURA. OCIO Y CULTURA

Andrés Neuman: "Quería hacerle a mi hijo el regalo de la celebración de su vida"

El escritor argentino, afincado en Granada desde hace dos décadas, presentó en Zaragoza su novela lírica e íntima sobre la paternidad: 'Umbilical'

ANDRES NEUMAN ( ESCRITOR ) / 21/06/2022 / FOTO : OLIVER DUCH[[[FOTOGRAFOS]]]
Andrés Neuman está viviendo una bella experiencia literaria y humana.
Oliver Duch.

“Yo tenía miedo de ser padre, precisamente por estar rodeado de tantos relatos terribles o ausentes sobre la paternidad, que son los que configuran nuestro imaginario. Apenas tenía referencias culturales que, por así decirlo, me habilitasen para gozar de la experiencia e involucrarme en ella a fondo. Y eso venía a alimentar mis propios conflictos y dudas. Por eso pensé que, si entre todos logramos verbalizar más los gozos, emociones y aprendizajes que nos depara la crianza, el punto de partida de nuestras paternidades será otro. Como ve estoy metido en esta revolución interna y cotidiana”, dice Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977), que presentó ayer su nuevo libro con Antígona y Ana Segura en el Teatro Inevitable: una ‘delicatessen’ casi indefinible y primorosa: ‘Umbilical’ (Alfaguara).

¿Nace el libro de un acto de romanticismo y de vindicación de la paternidad, pues?

Exactamente. Cuando me ha visto usted me ha dicho: “Pero, si no parece un padre”. Si le enseño mi cicatriz de la hernia, quizá me entienda mejor. De tanto reivindicar que hay que ponerle el cuerpo al amor de y con las criaturas; soy un padre en pañales. Y el libro tiene algo algo catálogo de primeras veces, de álbum de asombros, y está lleno de la sensación permanente de la primera vez. De aprendizaje primerizo.

"Soy un padre en pañales. Y el libro tiene algo algo catálogo de primeras veces, de álbum de asombros, y está lleno de la sensación permanente de la primera vez. De aprendizaje primerizo"

¿También reivindica eso?

Desde luego. Es clave. Hay una sobrevaloración de la experiencia, sobre todo en un terreno tan condicionado por los preconceptos, las expectativas y los consejitos. Lo peor del mundo son los consejitos.

¿Por qué?

Al final llegas a la experiencia con un mandato de expectativas, y al final parece que solo tienes que recordar el libro o manual que te han ido metiendo. Hay una cosa como muy reglada a la hora de qué podríamos o deberíamos sentir, no.

¿Llevaba un diario?

A eso iba. Justo. Justo. Empecé a escribir con la primera ecografía, me interesaba mucho trabajar con la permanente sensación de estar aprendiendo, viviendo algo por primera vez. Porque al fin y al cabo una criatura pequeña es una máquina de presente y un maestro de la intensidad del instante. Me apetecía mucho reflejar eso en el libro. Empecé a escribir con la primera ecografía, a tomar notas, no con la intención de hacer un libro. Eso estaba lejísimos de mi horizonte. Lo que quería era hacerle un regalo a mi hijo. Yo, como sabe, me quedé huérfano de madre muy pronto.

Lo recuerda en ‘Umbilical’.

Se dice en el libro. Algo así: “Como no tengo madre, vos no tenés abuela, me estás dejando huérfano de nuevo, hijo, por puro amor”. Eso me lo sé de memoria porque tristemente tiene mucho que ver con mi propia vida. Entonces, como sé que podemos perder nuestros seres queridos en cualquier momento, espero vivir mucho tiempo para mi hijo, pero no tiene porque ser el caso. Entonces, quería hacerle un regalo, que fuese una celebración de su vida, contribuir a narrar esa parte fundamental, crucial, de la experiencia vital que sabemos que no recordará en absoluto, para mí sigue siendo misteriosa la estructura elíptica de nuestra propia memoria.

Por lo regular, tienden a olvidarse demasiadas cosas.

El primer aprendizaje de todo se hunde irremediablemente en le olvido, y es un olvido que acompaña luego la propia memoria de los padres y madres que, por el fragor cotidiano y de la la demanda del presente que tiene la crianza, me cuentan que se va olvidando. Es tanta la entrega, la demanda y la intensidad que, aunque piensas que no se te olvidará nunca, se te va desdibujando. Tanto me lo había contado que tengo que escribir esto aunque no sea más que para no olvidarlo.

También hay una carencia de textos sobre la paternidad.

A los padres nos han educado para pensar que no tenemos gran cosa que ver con el proceso de gestación y el mundo de los bebés nos está presuntamente vedado. No es así para nada, vamos llegando a casi todo en esos primeros momentos de la crianza, y a veces no sabemos gestionar nuestras emociones ni tampoco el deseo.

"A los padres nos han educado para pensar que no tenemos gran cosa que ver con el proceso de gestación y el mundo de los bebés nos está presuntamente vedado. No es así para nada"

O sea, que empezó a escribir a diario...

Sí, sí. La primera escritura fue visceral, se trataba de ir acompañando todos esos instantes de intensidad emocional hasta que la criatura se pone en pie. Literalmente. El libro tiene tres partes: la primera es prenatal, ‘El imaginado’, la segunda es el cuerpo a cuerpo, ‘El aparecido’, y la tercera es el jugar a imaginar la voz de alguien que ni siquiera sabe que existen las palabras. Me interesaba mucho que el origen del libro no fuese el nacimiento, sino el ecuador del libro, para visibilizar y narrar toda esa parte que en teoría no nos han enseñado a vivir intensamente a los padres. A mí me preocupaba mucho que el nacimiento fuese un encuentro abrupto con tu hijo, y me apetecía vivirlo como un reencuentro y no como una primera cita.

Andrés Neuman con su hijo Telma, fruto de su relación con la poeta Erika Martínez.
Andrés Neuman con su hijo Telmo, fruto de su relación con la poeta Erika Martínez.
Archivo Neuman/Martínez.

¿Cómo lo consiguió?

La forma de que eso sucediera era involucrarse mucho en la gestación pero también imaginar, soñar y escribir, y cuanto más escribía sobre ese otro vínculo, sobre ese otro cordón umbilical de reivindicar el libro, más cerca me sentía de él. La palabra no solo refleja emociones, sino que también las crea, las condiciona, del mismo modo que tantas generaciones aprendieron a fumar o a besarse con el cine, y el cine no actuaba de espejo sino de modelo, condicionaba la experiencia, creo que tenemos muy poco imaginario todavía, artístico y creativo, sobre los primeros compases de la paternidad. Tenemos madonnas, tenemos madres lactantes, hay muchas instancias del imaginario colectivo que tienen que ver con la mujer criando, pero no hay una teoría del ‘flaneur’ ni hay suficiente educación audiovisual de esa legión de padres que van con su carrito por la calle, con su mochila, con su pañuelo, llevando su hijo al hombro.

Ni de cambiar los pañales ni del oro oloroso de las cacas…

Tiene uno que poetizar las pequeñas grandes cosas de la crianza cotidiana, que es algo que no estamos acostumbrados a hacer los escritores, y de ese terreno se han ocupado las madres, no solo de hacerlo, sino de escribirlo. Y en la medida en que cambien los usos y costumbres, lo natural es también que cambien los intereses narrativos.

¿Qué es el libro? ¿Cómo lo definiría?

Es un diario, una novela con tres personajes, es un cuento, es un poema en prosa, una declaración de amor, y quizá sea también un autor en busca de sí mismo y de su identidad. Sería bonito presentarla como una pieza de música de cámara para un terceto de cuerdas.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión