Música

Move, el proyecto de jazz contemporáneo del montisonense Javi Callén, alza el vuelo

Con un lustro de trayectoria intermitente, el cuarteto ya tiene listo su primer disco, homónimo, y va a girar por toda la península Ibérica este verano 

El cuarteto Move, durante un concierto en el ciclo Jazz On, en el Centro Cívico Universidad de Zaragoza.
El cuarteto Move, durante un concierto en el ciclo Jazz On, en el Centro Cívico Universidad de Zaragoza.
J. A.

El bajista montisonense Javi Callén (de la quinta de 1980) es uno de los músicos más ocupados de Aragón. Entre los proyectos que arma (ya sea como motor o como parte de un todo) y las iniciativas para las que es requerido, la verdad es que no para; al menos, en circunstancias normales. Lo suyo es el jazz, aunque como buen artista versátil, no le hace ascos a las incursiones en otros géneros. No obstante, su actual empeño principal es Move, proyecto colaborativo que surgió en 2017 a partir de un bolo puntual, y en el que hace equipo con dos bilbaínos y un navarro. Move está a punto de sacar su primer disco, para cuya financiación parcial se ha montado un micromecenazgo en Verkami, y en los próximos días llevarán su directo a plazas tan dispares como Monzón, Huesca, Barcelona o Madrid.

“Tras aquella primera ocasión -recuerda Callén- monté lo que consideraba mi grupo ideal, puesto que estaba rodeado de la gente con la que más me gusta tocar, al menos de los que tengo cerca. Hicimos varios conciertos durante un par de años; luego nos centramos en otros proyectos, y después llegó la pandemia; hace dos veranos, cuando acabó el confinamiento, algunos promotores me preguntaron por Move y pensé que era momento de retomar la cosa”.

El navarro Alberto Arteta, saxofonista, fue el primer compinche de Callén con la idea de Move; además, ambos estudiaron juntos en el Conservatorio de Pamplona. “Bueno, él era un joven talentosísimo y yo un señor mayor ya, que llegaba algo tarde a la música”. Siguió el pianista Marco Mesquida, colaborador habitual de Silvia Pérez Cruz, aunque su plaza la ocupa actualmente la última incorporación, llegada de Deba (Vizcaya): Iñigo Ruiz de Gordejuela. En cuanto al batería bilbaíno Borja Barrueta, que reside en Madrid, baste decir que es el instrumentista habitual de Jorge Drexler entre bombos, platillos y timbales, aunque también haya prestado su talento a otros solistas.

Mística y metas

Callén está orgulloso de Move. “Todos los músicos tenemos el mismo peso en las decisiones, aportamos composiciones y remamos a una. El repertorio está diseñado y grabado, a falta de la edición; este verano vamos a dar unos cuantos conciertos para presentarlo. El disco también se llama ‘Move’, tiene ocho temas y dentro del jazz seguimos un criterio de heterogenia, que no de tradición al 100 por 100. Nos encanta el jazz tradicional, pero creo que vamos un poco más por el instrumental contemporáneo”.

Más que abundar en el plano estilístico, Callén alude a una meta más amplia. “Queremos perseguir un cierto riesgo artístico, armonías complejas, amalgamas… y al mismo tiempo hacer música permeable a diferentes tipos de sensibilidades. Pretendemos hacer nuestro papel dentro del conjunto cívico en el que estamos, llevar la antorcha de la música que amamos. Luchamos contra eso de ‘no entiendo el jazz’; creemos que no es cuestión de ‘entender’, sino de apreciar y disfrutar una música fantástica que no merece ese estigma de redicha o elitista”.

El montisonense va más allá. “El objetivo final trasciende los bolos o la mera difusión; la premisa es defender nuestra forma de ver la profesión. El repertorio también sigue esas premisas: si hay un tema con mucha carga emotiva, que hace hincapié en un sentimiento, compensamos con un esfuerzo interior y se buscan elementos de contraste. Lo que queremos ofrecer es un viaje de sensaciones para el público”. El músico no quiere olvidar el trabajo de Josué Pascual como técnico de grabación, o de Martín Guridi en la mezcla y masterización en los Estudios Sonora. También hay un proyecto videográfico de Jorge Américo junto a Laura Bersabé.

Los conciertos se van a extender por toda la península este verano, empezando en casa. “El día 1 de julio estaremos en el Festival de Jazz de Huesca, y al día siguiente vamos al Auditorio de Monzón. El 29 de julio estamos en el Borja en Jazz. Antes, dos noches en un templo nacional del jazz como el Café Central de Madrid, el 27 y 28 de junio. El 4 de julio vamos a un club de Barcelona que está cogiendo mucho vuelo, el Milano, y también tenemos paradas festivaleras en diferentes puntos de Valencia, La Rioja y Navarra”. 

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