Eva Bunbury: "Quique me pidió 'prestado' mi apellido cuando éramos niños"

Consultora de comunicación y proyectos sociales, además de docente en Unizar, esta zaragozana de raíces paternas neoyorquinas fue al colegio de Marianistas con el vocalista de Héroes.

Eva Bunbury posa delante de una imagen del Flatiron Building neoyorquino, un emblema de la urbe en la que nació su padre.
Eva Bunbury posa delante de una imagen del Flatiron Building neoyorquino, un emblema de la urbe en la que nació su padre.
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La consultora Bunbury & Asociados, ubicada en el centro de Zaragoza, nació con la vocación de especializarse en el desarrollo de proyectos europeos e internacionales, con especial incidencia en el sector social. Y no, no está dedicada al cantante de Héroes del Silencio, ni tampoco al personaje descrito en ‘La importancia de llamarse Ernesto’, la celebérrima obra de Oscar Wilde. Es el apellido real de su fundadora, Eva, hija de John, militar neoyorquino asentado en Zaragoza hace cuatro décadas junto a su esposa española, Adela Bustillo, cuando sus hijas eran unas niñas. Eva, amiga de la infancia de Enrique Ortiz de Landázuri en el colegio de Marianistas de Zaragoza, le “prestó” su apellido al futuro artista antes de que éste empezase a trastear con la batería y el bajo en sus primeros grupos.

En el referido texto del genio dublinés, el personaje de Algernon dice haberse inventado “un inestimable enfermo crónico, llamado Bunbury” para poder marcharse al campo cuando le plazca, en réplica al protagonista, Jack, que según Algernon se había inventado a su hermano menor Ernesto para ir a Londres cuando le apeteciese. Una acepción muy poética que sin duda complació al vocalista de Héroes en su día, hasta el punto de permitir que circulase libremente como oficial en el análisis de su apelativo profesional.

“Sí, es verdad que Quique me pidió muy serio mi apellido cuando éramos niños, para usarlo en el futuro -cuenta Eva con una sonrisa- porque tenía muy claro que iba a ser famoso, y le hacía gracia como sonaba. Nos conocimos en nuestro colegio, Marianistas. Curiosamente, a mí me horrorizaba mi apellido por aquel entonces; ahora ya no, pero de niña era una losa porque no había tanta gente de fuera en Zaragoza y siempre llamaba la atención, algo que no me gustaba nada. A él, sin embargo, le encantó; yo le dije que adelante, que lo usara… y mira, sí se hizo famoso”.

La versión real solamente era conocida en petit comité, con la excepción de la apuntada en el libro ‘Antes de ser Héroes’ del escritor zaragozano Michel Royo, también autor del librodisco de cuentos ‘Gozosa’, musicado por Copi Corellano. “La de Óscar Wilde le gustaba a Quique, por supuesto; a mí no me importaba que trascendiese aquella. Llevo más de media vida dando explicaciones, desde la renovación del DNI a cualquier papeleo, aclarando que no somos familia y que de hecho él no se llama realmente así, a diferencia de lo que me ocurre a mí. Pero vaya, que es lo que me toca, no pasa nada”.

Eva Bunbury ha trabajado principalmente en materia de servicios sociales. “Estuve en el Gobierno de Aragón durante cuatro años como coordinadora transnacional de proyectos europeos, sobre todo centrados en el ámbito social. La tarea me encantó y por eso abrí la consultoría; el trabajo me permite viajar mucho, algo que me encanta, y lo compagino con unas horas como docente en la universidad; también me gusta mucho enseñar. Además, también he estado dando cursos de comunicación en los últimos años”.

Pesadilla telefónica

John Bunbury falleció hace 20 años. Durante muchísimo tiempo fue el único Bunbury de España en la guía telefónica. “Cuando no había móviles, y alguien que no conocía mucho la vida de Quique buscaba contactarlo en Zaragoza, la gente buscaba en la guía, y ya sabes a qué teléfono fijo llamaban. Fue una pesadilla. Tampoco había internet para buscar esa información rápidamente”.

La familia cambió mucho de residencia durante los años de servicio de John: Adela quiso que sus hijas nacieran en España, y acudía a su país natal para los partos, pero los primeros años de vida de Eva fueron estadounidenses. “Sí, viví en Michigan hasta los 12 años por el destino que le tocó a mi padre, nunca residí en Nueva York. Mi madre quería volver a España; cuando a mi padre lo trasladaron a Zaragoza lo hizo aún como militar, pero aquí cogió ya el retiro”.

Eva sabe igualmente de la ciudad australiana de Bunbury. “Claro, me encontré esa información en su día. Te pones a indagar y dado que mis abuelos paternos eran irlandeses, más de una vez pensé si nuestros ancestros estarían entre los primeros pobladores de esa ciudad australiana, si hay alguna relación o era un apellido muy común allá, también dicen que se asociaba a un militar francés. Aunque como se cuenta -ríe de nuevo- que a Australia llevaban a los convictos… bueno, quién sabe”.

Hay más lugares Bunbury en el mundo. La referida por Eva es una localidad costera de 75.000 habitantes en el suroeste de Australia, situada a 170 kilómetros al sur de Perth, que debe su nombre al teniente francés William St. Pierre Bunbury, responsable de que el tren llegase a este asentamiento a mitad del siglo XIX; hay otra campa semidesértica llamada Bunbury en la Australia Meridional, a 250 kilómetros de Adelaida; existe una pequeña localidad de Tarporley, en el centro de Inglaterra, muy próxima a Chester y la frontera galesa, y también un minúsculo enclave en la localidad canadiense de Stratford, en la isla del Príncipe Eduardo, al norte de la llamada Nueva Escocia.

Versatilidad en la docencia

Eva imparte inglés científico para Enfermería y Medicina en el área de Filología de la facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Zaragoza. También pertenece al GICID (Grupo de Investigación en Comunicación e Información Digital). Dentro de unos días sera una de las docentes en el curso ‘¿Quieres aprender a hacer vídeos?’, que se impartirá el 30 de junio y 1 de julio en la sede de la Asociación de Periodistas de Aragón (Cinco de Marzo, 9). El foco del curso, coordinado por Ana Mancho, está en los vídeos divulgativos para docencia, transferencia e investigación. Además de Eva Bunbury, participarán profesionales de la radio y la televisión como Ana Segura, David Corral, Natalia Martínez, Diego Valtueña y Ximo Llorach.

“Mi parcela en el taller -explica- es comunicación efectiva; en los últimos años me he especializado en formación neurolingüística y lenguaje no verbal. Cómo hablar a la cámara, gestos, expresión corporal… por ahí va el enfoque. La naturalidad es la mejor de las armas que tenemos, pero no viene mal ser consciente de cuál es nuestra naturalidad, y los detalles que pueden corregirse”.

Casualidades de la vida

Aunque Enrique Bunbury vive desde hace muchos años en Los Angeles y Eva Bunbury está radicada en Zaragoza, sus respectivos trabajos les han llevado a viajar mucho: dos aragoneses errantes, en definitiva. Lo más curioso es que a día de hoy aún tienen contacto; indirecto, pero estrecho. “Una de mis mejores amigas se casó con su hermano Jorge; aunque no nos veamos todo lo que querríamos porque viven en Madrid, mantenemos el hilo, así que sé de Quique por ella. Alguna vez sí nos hemos visto él y yo de adultos, aunque desde la última han pasado bastantes años”.

Musicalmente, Eva es ecléctica. Y sincera. “Suelo oír mucho a Cat Stevens, que me chifla, y a Bruce Springsteen. También Calamaro, por ejemplo, me gusta mucho. No te lo creerás, pero nunca he ido a un concierto de Héroes o de Quique. No es por nada malo, ¿eh? Me he llevado bien con él, pero no me volvía loca su música. La verdad es que con los años le he ido cogiendo más gusto a Héroes, y a veces sí escucho y disfruto sus canciones, pero entonces no eran mi grupo”.

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