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Mario Martínez, 'extriunfito': "Operación Triunfo ha sido una asignatura más de mi carrera"

El músico turiasonense lanzaba en abril su primer libro ‘Mis ganas de comerme el mundo’ en el que narra el antes y después de su paso por la televisión.

El músico y exconcursante de Operación Triunfo, Mario Martínez.
El músico y exconcursante de Operación Triunfo, Mario Martínez.
Guillermo Mestre

Mario Martínez (Tarazona, 1984) comenzó en el mundo de la música desde muy joven. Pasó de recorrer los pueblos durante el verano como músico de la orquesta familiar, a ser uno de los finalistas de Operación Triunfo 2003.

El turiasonense lanzaba en el mes de abril su libro autobiográfico ‘Mis ganas de comerme el mundo’ donde cuenta cómo ha cumplido su sueño de dedicarse a música. Fama y éxitos, fracasos y desamores, tras participar en un concurso al que iba a acompañar a su hermana mayor y a la que nunca llamaron.

El artista, que ahora vive en Madrid, visitaba la Feria del Libro de Zaragoza para su presentación tras hacerlo primero en su ciudad natal, Tarazona.

¿Por qué se lanza escribir una autobiografía?

La principal razón ha sido la pandemia. Como músico, en Madrid, me estaba yendo bastante bien, tenía muchos proyectos, pero de repente me quedé parado. Un amigo de Bilbao me animó a escribir. Más bien como terapia. “Cuéntame cómo entraste en la televisión, cómo era tu familia”, me decía para despertarme el ‘gusanillo’. Empecé a escribir una historia tras otra y hasta tener un libro. Podría decirse que es un ‘diario de pandemia’ para no perder la cabeza y mantener la ilusión por la música.

‘Mis ganas de comerme el mundo’ es también el nombre de una de sus canciones.

La escribí en 2015 donde lo que quiero decir es: “Dejadme hacer lo que me gusta hacer. Ser músico es mi forma de vida”. El secreto está en las ganas: si yo he podido ser músico que no destaco en ser un gran cantante, ni un gran guitarrista, ni bailador, cualquier persona puede hacer lo que quiera. Estoy muy orgulloso de haberle puesto este título.

'Operación Triunfo' (OT) ocupa varios de los capítulos del libro.

OT me cambió. Yo era un chico de Tarazona de una familia humilde que no podría haber hecho la locura de irse a Madrid con una guitarra y gracias al concurso pude hacerlo.

Por algunos comentarios, se me ha puesto una etiqueta de ‘anti Operación Triunfo’ pero no es así. Me lo pasé muy bien y lo volvería a hacer. No tengo nada en contra del programa, pero si es cierto que tuve algún que otro cabreo.

Sin embargo, su edición fue una de las olvidadas. Se emitió mientras se separaban TVE y la productora Gest Music –la encargada del concurso-. Desde la academia, ¿percibíais algo de esto?

Fuimos como los niños que viven el divorcio de unos padres. Nosotros respirábamos ese ambiente. Cuando salimos no hubo gira, no hubo disco... se notaba un ambiente decadente. Pasó todo muy rápido y la gente estaba saturada de este formato, no podían salir 20 artistas nuevos todos los años.

OT ocupa un gran espacio en mi vida, pero por suerte he podido dedicarme a la música más allá. El programa ha sido un asignatura más de mi carrera.

Aun así, sería una gran experiencia en todos los sentidos.

El aprendizaje fue brutal. El equipo, las clases, los compañeros y los profesores eran muy buenos. El precio a pagar es que luego sales y eres un ‘friki’: sales con 20 años que estas ‘sin terminar’ y te das un golpe de realidad.

Pasó de ser un chico corriente de Tarazona a un ‘triunfito’. ¿Cómo se gestiona la fama?

El movimiento fanático era increíble. Llegaban autobuses a mi casa y gente con pancartas y camisetas. Era muy loco. Una anécdota que cuento siempre sobre esto es que cuando entrabas a la academia te quitaban el móvil. Al salir, el primero que llame al salir fue a un amigo, el cantante de mi banda de ‘punk’ y me dijo “¡Mario! Eres tú. No me lo creo”. Entonces dije: “Vale, la gente se ha vuelto loca”.

Hubo un par de años en los que me volví imbécil. Con esa edad y con lo que estaba pasando, lo viví y lo hice lo mejor que pude. He intentado ser siempre un buen chaval, el Rafa Nadal de Tarazona. Creo que lo mejor fue irme a Madrid, era la forma de empezar de cero.

En su edición, los cuatro primeros finalistas continuaban una carrera con Gest Music. Usted quedó en el quinto puesto y trabajó hasta conseguir sacar su propio disco. ¿Cómo fue este proceso?

Mis hermanos hicieron de ‘managers’ un tiempo. Buscando teléfonos, llamando a productoras...como Paco Martínez Soria, nos fuimos a la ciudad.

Finalmente encontramos a Paco Trinidad – productor de los primeros discos de Hombres G- que tenía una discográfica pequeña, duró muy poco, pero conseguimos hacer mi primer álbum. Tardamos un año después de salir de OT, la gente no se acordaba tanto de mí, empezó el tema de Internet...y mi disco quedó en una nebulosa.

Durante un tiempo los artistas más convencionales renegaban de los llamados ‘triunfitos’. ¿Alguna vez se ha sentido infravalorado por pertenecer a esta denominación?

Hubo una época en la que estábamos mal vistos, éramos juguetes rotos. Músicos en Madrid a los que les ofrecí trabajar juntos me rechazaban. Decían que lo bonito de ser músico es trabajar con los ‘rockeros’ de toda la vida, después les han salido giras con artistas como Chenoa y las han hecho.

Con lo que estoy haciendo ahora no me identifico con el formato OT ni Eurovisión, pero me alegro de que las nuevas generaciones del programa estén trabajando.

El concurso ha sido durante años la antesala a escoger el representante de España en Eurovisión. En 2003 fue el turno de su compañero Ramón del Castillo que consiguió el 10º puesto con ‘Para llenarme de ti'. ¿Le hubiera gustado participar?

No. Creo que por lo que se llevaba entonces no hubiera pintado nada. Yo era más de banda y de rock y lo que se llevaba era muy latino. No me quería apuntar a OT ¡imagínate a Eurovisión! Ni se me ocurría. Además, no creo que hubiera sido el mejor candidato para defenderlo.

Desde hace unos años, actúa por España con su grupo de versiones La Poptelera. ¿Visitará Aragón en lo que queda de año?

Estaremos en agosto en La Puebla de Alfindén y en septiembre en Alagón.

¿Y en Tarazona?

Quiero volver. Es mi ciudad y mi casa. En 2019 iba a cantar allí en la víspera del Cipotegato pero tuvimos que cancelarlo por una tormenta. En octubre del mismo año, falleció mi padre, que el día del concierto estaba allí, es una ‘espinita’ que tengo clavada. Este año volveré y tengo muchas ganas.

Es volver a sus inicios.

Sí. Cuando pasó lo de la televisión yo no estaba ahí por cantar muy bien ni por ser guapo sino porque había mucha gente que me seguía. El agradecimiento va a ser toda la vida.

También se dedica a la organización de festivales con Locos por la Música.

Si solo hubiera sabido cantar quizá no hubiera podido vivir de la música. El organizar festivales es una forma más de estar en este ‘mundillo’, si no es cantando es viajando con ellos o cerrando entrevistas. No dejo de ser músico porque se puede serlo desde muchos ángulos.

¿Prepara algún ‘single’?

En verano me voy a dedicar al grupo y en otoño espero sacar un tema. Me da la vida, aunque lo escuche solo mi madre. Me encanta, lo hago por mí. Cuando eres joven intentas gustar y que pegue, ahora me da igual.

Cumple 20 años de carrera musical con éxitos, pero también tropiezos. ¿Cambiaría algo?

No me arrepiento de nada, aunque claro que he hecho cosas mal. Tuve una temporada en la que estuve un poco perdido, no tenía dinero, ni trabajo y me dio por salir mucho, pero también te aporta. Lo único que le diría al Mario de 19 años es que no se lo tome muy en serio y que sea un poco más decidido.

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