Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Pedro Rújula: “La sociedad libre aún no está hecha: la construimos a diario”

El historiador presentó la exposición que conmemora en el Paraninfo los 40 años de las Prensas Universitarias de Zaragoza, institución que él dirige

Pedro Rújula, en la exposición de las PUZ en el Paraninfo.
Pedro Rújula, en la exposición de las PUZ en el Paraninfo.
J. M. M.

Cuarenta años es una cifra impactante para casi todo. También para una editorial.

Con la llegada de la democracia, las universidades prácticamente se plantearon una refundación; más alumnos, sistemas de contratación de profesorado más transparentes… y una necesidad que se planteó en muchas de ellas: contar con un instrumento de impacto científico como las editoriales. Ya había servicios de publicaciones, pero en 1983 se crean las Prensas Universitarias de Zaragoza (PUZ), un proyecto ambicioso que se miraba en el espejo de otras entidades internacionales, especialmente en Oxford y Cambridge University Press.

¿Cuál fue el planteamiento inicial de las PUZ?

Generalista; las diferentes disciplinas tienen sus colecciones. Se generó así una matriz que casi 40 años después no ha cambiado, una apuesta por el equilibrio. El catálogo es una biografía intelectual de la universidad; históricamente las áreas de humanidades y ciencias sociales han tenido más proyección en la editorial. Se recogen la literatura, la filosofía, la historia del arte por un lado y la economía, historia y sociología por el otro.

La oferta es amplia. No se deja palo sin tocar.

Así es. Tenemos los clásicos literarios aragoneses, por ejemplo. También destaca la colección de género, Sagardiana, pionera en España, y la de poesía, con 30 años de trayectoria, y que además de obras locales incluye traducciones del chino, el árabe o el polaco. También hay no ficción, manuales como apoyo a la docencia que a veces se convierten en monografías para el mercado, como la de astronomía; libros únicos como ‘Imago Mundi’, que homenajea a Agustín Sánchez Vidal, o uno de nuestros ‘best sellers’, ‘10.001 amigas ingenieras’, coordinado por María Villarroya Gaudó e ilustrado por Sonia Sanz Escudero, o el recorrido por la historia de la ingeniería que ha preparado en varios volúmenes Manuel Silva.

Lleva 12 años de gestión en las PUZ. ¿Hasta qué punto ha imprimido su sello en la tarea?

Mi voluntad es entender la cultura como conocimiento; para eso hace falta tener una idea sistemática del panorama cultural. Además, mi obsesión es traducir el conocimiento académico a los distintos públicos, generalistas o específicos. Si no llegamos a todos ellos, fallamos.

La exposición sobre la trayectoria de la PUZ pasará todo el verano en el Paraninfo.

Y no podía limitarse a una muestra selecta de libros, eso sería una biblioteca. Por eso hemos contado con los aportes de ilustradores que han venido colaborando con nosotros durante todos estos años, empezando por José Luis Cano, que también ha diseñado y maquetado nuestras colecciones, y creado nuestros logos. Pérez Arteaga se encargó de la colección de Buñuel, Óscar Sanmartín, Isidro Ferrer, Jesús Cisneros, David Guirao… nombres de primer nivel.

La Feria del Libro, que comienza hoy, es un balcón único para ese fin. También la muestra, y ambas de acceso gratuito.

Es la oportunidad perfecta para conectar con el público. En nuestra caseta de la feria, y siempre con una voluntad panorámica, se ofrece una visión actualizada de los ámbitos de discusión e interés en el entorno universitario; la editorial llama la atención acerca de los temas que andan en ebullición o generan debate a distintos niveles. La respuesta del público potencial es otro aprendizaje.

Para aprender, mirar atrás edifica lo suyo. Como historiador especializado en el XIX, y dejando aparte las diferencias en el desarrollo social o tecnológico, ¿qué lazos unen a la España actual con la de hace 200 años?

Siempre es arriesgada una comparación a dos siglos vista; no obstante, puede verse que la sociedad liberal siempre está en proceso de construcción. Hace 200 años se sentaron las bases de lo que iba a ser una sociedad abierta, de individuos, participativa. Ahora sabemos que la sociedad libre no está hecha: la construimos a diario. La responsabilidad ciudadana, a la que se renuncia con demasiada frecuencia, era importante en el siglo XIX y sigue siéndolo ahora.

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