Los Rolling Stones visitan el Ángel Caído del Retiro y lo dejan patente en Instagram: 'Sympathy for the Devil in Madrid'

El grupo visita Madrid con motivo del concierto que ofrecerán este miércoles en el Wanda Metropolitano. 

Ronnie Wood and Keith Richards of the Rolling Stones arrive at Adolfo Suarez Madrid-Barajas Airport, in Madrid, Spain, May 26, 2022. REUTERS/Juan Medina MUSIC-ROLLING STONES/SPAIN
Los Rolling Stones a su llegada a Madrid.
JUAN MEDINA

Los Rolling Stones se encuentran en Madrid y han aprovechado su estancia en la capital para hacer turismo, con parada en la estatua del Ángel Caído, en el parque del Retiro, de la que se dice que es la única que hay dedicada a Lucifer en un espacio público en todo el mundo.

Lo han hecho con un guiño a su extensa discografía. 'Sympathy for the Devil in Madrid' han escrito los Stones en su cuenta de Instagram, con una imagen del Ángel Caído.

Visitar esta estatua dedicada a Lucifer fue una de las recomendaciones que se les hizo a los organizadores de la visita de los Rolling Stones a Madrid hace ya varios meses, cuando se reunieron con el área de Cultura, Turismo y Deporte, que dirige Andrea Levy, con el fin de organizar una agenda para que el grupo de artistas y sus acompañantes pudieran disfrutar de lugares emblemáticos de la ciudad, ha informado el Consistorio en un comunicado.

Levy ha dado la bienvenida a sus 'Satánicas Majestades' a través de Twitter, donde ha destacado que, "como no podía ser de otra forma, se han fijado en 'El Ángel Caído', obra de Ricardo Bellver que cautiva a los visitantes en su pedestal del Retiro desde 1885".

El ascenso del infierno al cielo español de The Rolling Stones

Veintitrés conciertos será el cómputo que The Rolling Stones alcanzarán este miércoles en España cuando salten al escenario del Wanda Metropolitano de Madrid tras cerca de medio siglo de visitas a un país que ha pasado de verlos como la auténtica personificación del demonio a santificarlos.

La primera vez que pusieron un pie en territorio nacional corría el año 1976, solo 8 meses después de la muerte de Franco, el dictador bajo cuyo mando se habían censurado lanzamientos previos como la icónica portada con la entrepierna de 'Sticky fingers' (1971).

Entre la prensa de la época la noticia no se acogió precisamente con estupor. Tres años antes ya se había hablado de un concierto que nunca llegó a tener lugar y los medios generalistas ofrecieron la información tímidamente, mientras que entre los especializados hubo quien ya los acusó de figuras engullidas por el negocio.

No tanto por ellos como por los obstáculos que pusieron los diversos estamentos oficiales, no fue fácil cerrar aquella actuación en Barcelona, fraguada por un entonces joven promotor llamado Gay Mercader que previamente había logrado traer a España a otros elementos "indecorosos" del rock como Frank Zappa.

Para la celebración del evento se compraron unos terrenos a 6 kilómetros del centro de Cambrils (Tarragona) con el objetivo de montar un espacio para 25.000 personas. Contaban con todos los permisos, pero a solo mes y medio el ayuntamiento se echó atrás al acusar la fuerza de su leyenda negra (se decía que el caos campaba donde recalaban y que hasta daban espacio a los violentos en uno de sus camiones).

Con todo impreso ya, Mercader y su equipo llegaron a cambiar hasta tres veces la ubicación definitiva hasta contratar la Monumental de Barcelona, con un aforo bastante menor que obligó a elevar el precio de las entradas hasta las 900 pesetas.

Para más inri, a pocos días del concierto Keith Richards tuvo un accidente de tráfico en el que no sufrió graves daños, pero en el que se encontró una sustancia estupefaciente (cocaína) que sirvió para ampliar su mitología más infame.

Toda la tensión en torno a Sus Satánicas Majestades se materializó en una actuación policial represiva, con cargas a caballo, porrazos y hasta lanzamiento de botes de humo contra el público congregado en la arena, unas 12.000 personas. Fue una noche aciaga en la que, como reconoció Mercader, la gran suerte fue que no se produjera ningún fallecido.

Reconciliación con España

A partir de un arranque así, las cosas solo podían ir a mejor. Su gran reconciliación con el público español llegó el 7 de julio de 1982 en medio de los actos por el Mundial '82, pese a que las circunstancias de partida tampoco parecían muy halagüeñas: sin previo aviso, un temporal de truenos y relámpagos azotó el estadio Vicente Calderón de Madrid.

"El decorado quedó a merced del viento y en medio de esa furia desatada saltaron al escenario y comenzaron a tocar. Irrepetible", recordaba para Efe Víctor Manuel, uno de los 60.000 asistentes a aquella cita histórica a la que también asistió Felipe González solo unos meses antes de convertirse en presidente del Gobierno.

Bajo esa condición recibió a Mick Jagger en el Palacio de La Moncloa en su siguiente visita en 1990 con motivo del 'Urban Jungle Tour', otro salto cualitativo en la concepción del espectáculo -con un escenario colosal- que incluyó dos conciertos consecutivos en Barcelona y otros dos en Madrid.

Las guerras por traerles eran cada vez más intensas, con cifras de contratación en proporciones astronómicas, y hasta los derechos de emisión de aquellos conciertos fueron objeto de intensas pujas por parte de las televisiones generalistas.

Les tomó el relevo el estadio de El Molinón de Gijón en 1995, esta vez con motivo del 'Voodoo Lounge Tour'. Hicieron falta 56 camiones para transportar toda la estructura y 45.000 personas quedaron cegadas por aquel ejercicio descomunal.

Keith Richards se rompió una costilla durante el tour de presentación de 'Bridges to Babylon' en 1998 y eso obligó a recortar sus actuaciones en España, que fueron tres: Puerto de Málaga, Estadio Olímpico de Barcelona y Estadio de Balaídos de Vigo.

Galicia y 30.000 personas volverían a recibirles un año después, esta vez con la gira 'No security' y en el estadio San Lázaro de Santiago de Compostela.

Por su cuatrigésimo aniversario, celebrado en 2003, volvieron a Madrid dentro del 'Licks tour'. Además, tocaron en Barcelona y se estrenaron por primera vez en Bilbao, Benidorm (Alicante) y en Zaragoza.

El año 2006 representó un alto en su flirteo con el público español al verse cancelados los cuatro compromisos contraídos, dos de ellos por una laringitis de Jagger y los otros dos, con los que debían abrir la gira, por un accidente tan estrambótico como hilarante: Keith Richards se lesionó al caerse de un cocotero.

Un año después intentaron reparar el daño con otros cuatro conciertos: San Sebastián, Barcelona, Madrid y El Ejido (Murcia). Pero los altos precios, los precedentes de 2006 y el reparto del público entre tanta oferta hizo que ninguno de esos espacios agotara entradas.

Hubo que esperar bastante hasta sus últimas visitas a España, que tuvieron lugar en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid en 2014 y el estadio Lluis Companys de Barcelona en 2017. La estrategia había cambiado: un único 'show' en el país que, en ambos casos y dada la edad de los roqueros, les confirió el aura de espectáculo excepcional.

No anduvieron muy errados. A este vigésimo cuarto asalto a España llegan con tratamiento de jefes de Estado pero mermados tras el fallecimiento en 2020 del batería Charlie Watts, lo que probablemente multiplique aún más las sensaciones de estar asistiendo a un fenómeno irrepetible y celestial.

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