Más de 1.000 kilómetros en bici siguiendo la ruta de los tercios de Flandes y Calderón

Una expedición ciclista aragonesa reivindica el Camino de los Españoles entre Milán y Bruselas como hito histórico tanto militar como cultural.

David López, de la Asociación de Amigos del Camino Español.
David López, de la Asociación de Amigos del Camino Español.
Guillermo Mestre

David López, de 49 años, es onubense; se casó con una zaragozana y lleva media vida en Aragón. Una de sus grandes pasiones es la historia; la otra, el deporte. Desde hace una década combina ambas en el seno de la Asociación de Amigos del Camino Español, con sede en Zaragoza. El camino aludido en el nombre de la entidad conecta Milán con Bruselas, aunque para hablar de él es más preciso pasar al plural la segunda parte del apelativo: El Camino de los Españoles, originado en la segunda mitad del siglo XVI con fines militares y que siguió transitándose varias décadas, diversificando su naturaleza al mismo tiempo que variaban sus usuarios.

Entre el 18 y el 28 de junio, López y otros dos expedicionarios harán en bici esos 1.100 kilómetros en bicicleta, que incluyen un paso alpino. Es la cuarta vez que lo hacen, variando siempre el meollo del trazado y manteniendo salida y llegada, para ser fieles a las rutas evocadas en la aventura. Esta vez, como novedad, llevarán un coche de apoyo: los tres amigos se turnarán al volante para atender las necesidades de los dos que vayan pedaleando, amén de llevar el material de apoyo y las mochilas.

“Los tercios -explica López- caminaban de Milán a Bruselas para dirigirse hacia Flandes varias veces al año, y los oriundos de las zonas que atravesaba esa ruta acabaron llamándola (con sus variaciones) de este modo. Era una ruta militar y logística que comenzó a usarse en 1567. Había graves disputas de carácter religioso en la zona donde están los actuales Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo, y España decidió enviar los tercios acantonados en el norte de lo que luego se llamó Italia a través de territorios propios y aliados por Centroeuropa: Saboya, El Franco Condado, Lorena… todo un viaje”.

Los expedicionarios acumulan experiencia de tres rutas previas.
Los expedicionarios acumulan experiencia de tres rutas previas.
AACE

Eran 1.100 kilómetros que se hacían caminando o sobre montura, y esa primera vez fueron 10.000 soldados más familiares marchando, lo que requería una logística viajera tremenda e inteligencia para buscar los caminos más transitables, la cercanía de corrientes fluviales... dar alojamiento y comida durante 50 días de ruta en todo ese trayecto era un reto hercúleo. “El tránsito de todo ese gentío armado también era amenazador para los territorios limítrofes de confesionalidad distinta, pero no se dio el caso: la ruta se completó sin incidentes y con total disciplina. No obstante, al derivar el conflicto en guerra civil, la comunicación se hizo más habitual, ante la oposición de regiones francesas y alemanas que empujaban ese camino hacia el este; eso hizo que el número de caminos entre ambos puntos subiese hasta la decena, aproximadamente”, aclara López.

Remedo fiel y temática cultural

Este verano se pasará por ocho países, amén de la salida desde España; Italia (cruzando los Alpes por el Splügen Pass: todo un reto ciclista), Liechtenstein, Austria, Alemania, Suiza, Francia, Luxemburgo y Bélgica. Todo en esos 10 días. “Cuando decidimos hacer esta ruta, que hemos bautizado como la de los soldados escritores, el paisaje también fue un aliciente. Muy variado, cambiante… otro modo de conocer Europa. Habrá que correr en esta expedición, con tiradas largas cada día en bici, pero esta vez contaremos con un coche de apoyo, para poder hacer turnos entre los tres que vamos”.

Después de la ruta de 1567 (la decana, la del Duque de Alba, hecha por López y su colega Boned en 2013), la de 1595 (la del Archiduque Alberto) y la de 1599 (la de los Príncipes; se recorrió en 2017) han decidido que era hora de cambiar de siglo. "Vamos a irnos a 1623. Hay indicios claros de que Calderón de la Barca estuvo en el sitio de Breda en 1625; además, también pasó un tiempo en Milán alrededor de esta fecha. Estudios alusivos a sus movimientos de aquellos años permiten aventurar que recorrió el camino español en octubre de 1623 desde el norte de Italia”.

La meta de los aventureros es múltiple. “Aprovechando el viaje, queremos hacer un reconocimiento a todos aquellos soldados que además de la espada, la pica o el arcabuz tenían en la pluma su otra gran querencia. Y fueron legión, algunos archiconocidos como Cervantes, Lope de Vega o el mismo Calderón, otros menos renombrados pero igualmente relevantes. Además, el asunto se extendió a otros artistas; por ejemplo, Rubens y Van Dijk lo hicieron desde Bruselas para conocer el renacimiento italiano. Una transmisión de ideas, de cultura”.

En cuanto al impacto económico en la ruta, la cosa era un ‘bienvenido mister Marshall’. “Había roces, pero el beneficio en la zona compensaba a sus habitantes. Por si fuera poco, también se acabó convirtiendo en un tránsito para los doblones acuñados en Segovia, que multiplicaron su producción gracias a una máquina usada en la ceca de Innsbruck, cuando antes el trabajo era rigurosamente manual. He ahí una transferencia industrial del camino”, aclara su ‘rescatador’.

Apoyos en salida y destino

El Instituto Cervantes ha acogido con entusiasmo la iniciativa de este terceto de expedicionarios radicado en Zaragoza, tanto en la sede milanesa como en la de la capital belga. “Cada año salimos del Instituto en Milán y llegamos a la Grand Place de Bruselas, recibidos por la gente del mismo instituto en su asiento bruselés. Nos han apoyado mucho. Lo que buscamos es trascender la expedición: queremos convertir esa ruta histórica en itinerario cultural europeo". 

Para eso es clave su multiplicidad de usos y la heterogeneidad de su historia; lo recorrieron los tercios acantonados en el norte italiano, que a su vez procedían por caminos de provisión de todos los puntos de España y se embocaban en su mayoría por el Camino Real en Aragón, hasta llegar a Zaragoza primero y a Barcelona después. También había una deriva Madrid-Ciudad Real-Cartagena.

El fin de semana anterior al viaje hacia Milán, el terceto hará el trayecto Daroca-Zaragoza de ese Camino Real, que entra el tierras aragonesas desde la localidad de Embid; luego sigue  por Used, Daroca, Retascón, Mainar, La Venta de San Martín, Cariñena, Longares, La Muela, Botorrita, María de Huerva, Santa Fe, Cuarte de Huerva y Zaragoza, para continuar más tarde hacia Barcelona. “Hasta Zaragoza coincide actualmente por la N-330. También buscamos levantar conciencia sobre la conveniencia de una ruta paralela en bici que, de hecho, salga de Madrid y llegue hasta Barcelona”.

El colega de las otras tres expediciones, el aragonés Luis Ángel Boned, es un puntal básico para López. Este año se suma Javier Guerrero para materializar la citada alternancia bici-volante. María José Salvatierra fue la persona de apoyo desde Zaragoza en los tres anteriores viajes y repite función esta vez, junto a Raquel Cano. “Vamos sellando una cartilla en las oficinas de Turismo durante la ruta. La meta final es hacer una Asociación Internacional que pueda dar forma a un proyecto más ambicioso: The European Routes of the Tercios. En el recorrido hablaremos con apoyos potenciales para este fin. La Asociación Amigos del Camino Español lleva casi una década activa, y entroncar esto con el Camino Real de Aragón es clave; queremos concienciar a las instituciones aragonesas acerca de la oportunidad que supone esta ruta”, concluye López.

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