cultura
Segundo de Chomón: el mago del cine, de la luz... y del cómic
El Instituto de Estudios Turolenses y GP Ediciones publican un volumen de Queco Ágreda y Roberto Morote dedicado a la vida del genio turolense, uno de los pioneros del cine en Europa.
Cuenta Queco Ágreda (Zaragoza, 1976) que no ha sido fácil investigar la vida de Segundo de Chomón. En su anterior obra repasó la figura de Luis Buñuel del que “sí hay un torrente de anécdotas”, pero Chomón sigue siendo un misterio.
“En parte, porque desarrolló su trabajo fuera y, también, porque muchos de sus rollos y de sus películas se han perdido”. Ágreda hizo un guion primigenio, sufrió bloqueos creativos y tuvo dudas sobre cómo enfocar la vida del genio turolense. Después llegaron nuevos estudios e investigaciones que le harían cambiar prácticamente todo el trabajo que había avanzado. “Uno fundamental fue el de Iván Núñez Alonso, que se publicó hace apenas un año y en el que se habla del primer matrimonio de Chomón desconocido hasta la fecha. Eso cambia totalmente la biografía”, comenta el autor, que apenas pudo rescatar tres viñetas de su trabajo original. Meses después de mucha dedicación, mano a mano con Roberto Morote, el Instituto de Estudios Turolenses y la editorial aragonesa GP acaban de lanzar ‘Chomón. El mago de la luz’, un volumen de 68 páginas a todo color, que repasa la vida -algo ficcionada- del que fuera pionero del cine europeo.
La historia cuenta cómo Chomón convertía su desbordante imaginación en una audacia convincente, cómo los mejores estudios de la época (Pathé o Itala Film) se disputaron su talento y cómo su trabajo inspiró a Georges Méliès, que a la larga revolucionaría el cine con sus imágenes oníricas y fantásticas. También se narra el citado matrimonio, elucubra sobre el reconocimiento de un hijo -sigue habiendo un halo sobre la vida privada del cineasta- y hace guiños a algunas de las obras que sí nos han llegado como ‘El hotel eléctrico’ (1908) o ‘Una excursión incoherente’ (1909). En medio se entremezclan también la recreación de fotos antiguas, los periódicos de la época con la primera ‘gran guerra’ a punto de estallar, mapas que sitúan los viajes de Chomón por Francia e Italia a principios del siglo pasado…
Quizá uno de los mayores retos sea el que ha afrontado Roberto Morote (Andorra, 1987) poniendo en color y dibujando en viñetas a un artista, al que le gustaba, precisamente, hacer trucajes de la imagen. “Segundo de Chomón empezó en el cine inventando técnicas de coloreado. Yo he querido imitar las paletas de color que se empleaban entonces para colorear las películas, pero he buscado algo de simplicidad con unas tonalidades más saturadas o intensas”, explica el dibujante.
Morote, que reconoce que no suele ser muy realista sino gusta de usar “tonos más conceptuales”, ha dividido los colores por escenas: los interiores son verdes, las estampas de estudio se pasan al azul, las nocturnas van en morado… “Así se apoya también el ambiente y se destacan los protagonistas de la escena, pintándoles el traje y la cara mientras que el resto quedan sin rellenar”, comenta el autor. Además, también hay un buen uso del gris en algunas viñetas, con el que se hace referencia a las películas, los momentos de rodaje, los fotogramas…. “También hay cachitos del pasado de Chomón que aparecen en gris, rompiendo la línea entre el recuerdo, la realidad y la ficción”.
Esta misma semana los autores han presentado el cómic en Teruel, en un acto en el que también participó el presidente de la Diputación de Teruel, Manuel Rando, antes de hacer también una puesta de largo en Zaragoza. “En Teruel ya estuvimos en la Feria del Libro y la verdad es que estaba recién salido de imprenta y parece que gustó. Yo iba con cierto miedo por ver las reacciones, pero fueron muy positivas. Hay que contar siempre que es una historia que intenta ceñirse a la realidad, pero que alguna licencia nos hemos podido tomar”, dice Ágreda.
Al margen de experimentos con las primigenias cámaras y aventuras fantasiosas con efectos y animación, el escritor destaca una curiosidad sobre Chomón, que le sorprendió mientras se documentaba para el cómic. “Tenía un espacial empeño en enfatizar siempre el ‘de’ entre su nombre y apellido. Por lo visto, conservaba algún cuadro genealógico heredado de su padre y en el que se indicaba que ese ‘de’ procedía de héroes de las Cruzadas e, incluso, de alguna estirpe de los reyes de Francia”, comentan.
