La DGA asegura que El Buen Pastor de los Borobio "no es obra de especial relevancia"

Desestima la catalogación como Bien de Interés Cultural que había solicitado Apudepa

La licencia para derribar el edificio fue concedida el mes pasado.
La licencia para derribar el edificio fue concedida el mes pasado.
Heraldo.es

El edificio del reformatorio del Buen Pastor "no es una obra de especial relevancia ni presenta ningún signo de evolución o progreso dentro de la obra de los hermanos Borobio, ni es representativo de nuevas técnicas o soluciones constructivas innovadoras". Con esta frase, la DGA ha condenado irremediablemente al derribo a un edificio para el que la Asociación de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Cultural Aragonés (Apudepa) solicitaba la declaración de Bien de Interés Cultural. 

En realidad, el Buen Pastor parecía estar condenado de antemano, porque es la propia DGA, que debe velar por la conservación de edificios de interés a través de la consejería de Cultura, la dueña del edificio y del solar, y quien quiere construir allí una residencia de ancianos y pisos para jóvenes, a través de la consejería de Servicios Sociales. Marisancho Menjón, directora general de Patrimonio del Gobierno de Aragón, firmó la citada resolución denegando la catalogación el pasado 8 de abril, dos semanas después de que el consejo de Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza aprobara la licencia de derribo del edificio, con los votos a favor de todos los grupos salvo ZEC. Según aseguraba entonces el concejal del área, Víctor Serrano, el expediente se tramitó "en contacto permanente" con la DGA. 

Apudepa, que acaba de recibir la resolución de la Dirección General de Patrimonio, ha defendido siempre que el Buen Pastor, diseñado por los hermanos Regino y José Borobio en 1944, sí tiene interés arquitectónico, y además que rehabilitarlo y adaptarlo para ser usado como residencia para mayores costaría menos que los 21 millones de euros que la DGA ha conseguido de Europa para derribarlo y construir de nueva planta. El proyecto prevé dos centros de día, una residencia, pisos tutelados para mayores y espacios comunitarios de servicios.

Para la resolución de Patrimonio no se ha contado con especialistas ajenos a la DGA, sino que ha sido una arquitecta de la propia dirección general la que ha redactado el informe en el que se basa la denegación del expediente de Bien de Interés cultural. Ese informe devalúa así el edificio: "El proyecto original quedó inconcluso y las ampliaciones realizadas con posterioridad no solo no se ajustan al proyecto, sino que lo desvirtúan, tanto a nivel espacial como conceptual y programático". Además, asegura que "la dificultad y coste de la rehabilitación del edificio, por su envergadura y obsolescencia, lo convierten en un edificio con alta probabilidad de permanecer abandonado y sin uso".

El Buen Pastor es solo uno más dentro del aluvión de proyectos urbanísticos que en las últimas fechas están poniendo en cuestión cómo se conserva el patrimonio histórico de la ciudad de Zaragoza. Hay varios proyectos en marcha y cada uno vive una situación especial. Uno de ellos es, por ejemplo, el cuartel de la Policía de la calle del General Mayandía, donde está previsto que se instale la nueva Jefatura Superior. El Ministerio del Interior, a través de la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios y de la Seguridad del Estado (Siepse), ha encargado la redacción del proyecto arquitectónico, que en principio prevé mantener el edificio central y las viviendas del cuartel, y derribar la zona más cercana al colegio Joaquín Costa. Es precisamente el ala que da a la calle de Crespo de Agüero la más antigua y original del edificio, que se remonta a 1927 y que se construyó como viviendas de empleados de la Dirección General de Seguridad.

El edificio es una joya de la arquitectura racionalista. Lo diseñó Romualdo de Madariaga Céspedes, arquitecto madrileño que trabajó para la Dirección General de Seguridad y el Banco de España, y que es autor de otro importante edificio zaragozano, la monumental sucursal del Banco de España. El cuartel de la calle del General Mayandía evoca el racionalismo de la mejor arquitectura alemana de los años 20, y por eso está catalogado por la fundación DOCOMOMO Ibérico y convive con otros dos edificios singulares, el Colegio Joaquin Costa y la Hermandad del Refugio, configurando una zona especial en pleno corazón de la ciudad.

El cuartel de la calle del General Mayandía será sede de la Jefatura Superior.
El cuartel de la calle del General Mayandía será sede de la Jefatura Superior.
José Miguel Marco

Pero hay más edificios en peligro, con el denominador común de que no están catalogados y, por ello, la amenaza de desaparición es más apremiante. Es el caso, por ejemplo, del reformatorio del Buen Pastor en Torre Ramona, obra en solitario de Regino Borobio y que se remonta a los años 20 del siglo pasado. Allí está previsto que se conserve la capilla y el huerto, en un proyecto urbanístico que prevé construir 165 viviendas. O el Colegio de Jesús María, de mediados de los años 40 del siglo pasado. Una promotora privada ha solicitado el cambio de uso del terreno, un goloso espacio de casi 9.000 metros cuadrados entre la avenida de Goya y la calle Cortes de Aragón, para construir 160 viviendas. El edificio, sin uso desde 1996, es obra nada menos que de Isidro Puig Boada, discípulo predilecto de Antonio Gaudí y director de las obras en la Sagrada Familia tras la muerte del famoso arquitecto catalán. 

Pero también están en peligro la Universidad Laboral Femenina, obra de Manuel Ambrós Escanellas en 1967, otra excelente muestra de la arquitectura contemporánea, o el monasterio de Santa Inés, o de Nuestra Señora del Pilar. Allí una promotora privada prevé desarrollar un proyecto de uso asistencial o residencial y ya tenía avanzado el derribo del inmueble, una importante obra del arquitecto Fray Francisco Coello de Portugal que recibió el premio Ricardo Magdalena en 1965. DGA y Ayuntamiento paralizaron el derribo, el Gobierno de Aragón abrió expediente para declararlo Bien Catalogado, no Bien de Interés Cultural como reclamaba Apudepa. Y ahora se está pendiente de la decisión final de la Dirección General de Patrimonio de la DGA. 

También se está pendiente de qué decisión se toma sobre el solar del paseo de María Agustín número 40, donde otra promotora privada tiene previsto construir un edificio de viviendas conservando la puerta del antiguo Cuartel de Caballería, que desempeñó un importante papel histórico durante los sitios napoleónicos. Allí las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz dos monumentales torreones de la antigua muralla medieval de la ciudad, quizá de época islámica. 

Se ha sentenciado también el antiguo Garage Aragón, que será una vía peatonal, con 21 viviendas y, quizá, un centenar de aparcamientos, Y hay más casos.

Y todo esto ocurre cuando el Ayuntamiento de Barcelona, que sufre el mismo problema que Zaragoza, ha tomado dos decisiones importantes: la primera, ampliar el catálogo de edificios protegidos (algo que también ha solicitado en numerosas ocasiones Apudepa respecto a la capital aragonesa) y, mientras tanto, obligar a los constructores a que cada licencia de derribo lleve acompañada un informe histórico sobre el edificio, esté catalogado o no. 

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