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La música de la gran pianista Pilar Bayona volverá a sonar en la Residencia de Estudiantes

El jueves 7 de abril se presenta un documental de Emilio Casanova en el lugar de Madrid donde la zaragozana tocó con García Lorca y Gerardo Diego

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Una joven Pilar Bayona, en 1921, sentada al piano.
Archivo Pilar Bayona.

ZARAGOZA. «Pilar Bayona fue la Música (…) fue el prodigio, el verdadero, no el de la feria circense, sino el prodigio que solamente un músico integral puede realizar: la Música, con mayúsculas», escribe el guionista, el videocreador y director de cine Emilio Casanova, en cuya trayectoria se pueden rastrear películas y poemas visuales sobre Goya, Gómez de la Serna, Ramón Acín, Pablo Gargallo o Rafael Navarro, entre muchos otros.

Desde hace años, muchos años, sentía una veneración especial por esta pianista zaragozana, nacida en 1897 y fallecida en 1979, que deslumbró en su tiempo, que tocó con Federico García Lorca y con Gerardo Diego en la Residencia de Estudiantes, y que hizo una carrera personalísima como intérprete de Claude Debussy, Maurice Ravel, Bela Bartok, Falla, Granados, Albéniz, Usandizaga, Ernesto Halffter, Cesar Frank, Oscar Esplá, etc.

Tras haber trabajado en ella en los dos últimos años, este jueves, a las 19.00, presenta en la Residencia de Estudiantes de Madrid su documental ‘Pilar Bayona. Música clara como un curso de agua’. Para realizarlo contó, entre otros, con los testimonios de Antonio Bayona y Julián Gómez, biógrafos de la pianista; Lola Campos, que le dedicó uno de sus perfiles en ‘Mujeres aragonesas’; el pianista Pedro Carboné, especialista en Esplá, que fue en sus inicios alumno de la virtuosa zaragozana. Y se recuperan algunos fragmentos de entrevistas de Pilar y su hermana Carmen, que vivieron juntas muchos años.

El guión es del propio Casanova y de Adolfo Ayuso, otro enamorado de esta mujer que empezó a tocar a los 3 años, que debutó con 6 en el Principal, que fue alumna de los hermanos Sirvent y que iría creciendo con una sensibilidad especial y una memoria prodigiosa.

Poseía un oído absoluto y era capaz de aprender complejas partituras que luego tocaba en sus conciertos en Zaragoza, en distintos lugares de España o en sus giras por Alemania y Marruecos. Se convirtió en todo un fenómeno, que pertenecía al colectivo de ‘las sinsombrero’ de la Generación del 27, reivindicadas en los últimos tiempos. No solo enamoró a Luis Buñuel, Luis García-Abrines, José Camón Aznar o el periodista Manuel Casanova, con el que estuvo a punto de casarse, sino que inspiró a muchos compositores que le compusieron distintas piezas para ella.

El hechizo de una mujer única

Alfonso Buñuel se autodenominó ‘su lugarteniente’ y el poeta Juan Eduardo Cirlot, en el servicio militar en Zaragoza, le dedicó algunos poemas. Fue retratada por pintores, dibujantes y fotógrafos, y hace unos años se organizó su estupendo Archivo Pilar Bayona, que donaron sus familiares al Gobierno de Aragón. Hace pocas semanas en la sala 00 del museo Pablo Serrano se le rindió un bello homenaje temático.

Como se ha recordado muchas veces, figura en la famosa foto de mayo de 1936 del Hostal Cervantes de Madrid, en el homenaje al pintor Hernando Viñes, en la que están grandes figuras como Lorca y Rafael Alberti, Pablo Neruda y Miguel Hernández, artistas como José Caballero, mujeres como Eva Tay, Delia del Carril, María Teresa León. Y un buen grupo de aragoneses: Honorio García Condoy, Rafael Sánchez Ventura, Luis y Alfonso Buñuel, Pepín Bello y ella, Pilar Bayona.

«Cuando una vida se hace leyenda se corre el peligro de que la biografía se coma el arte. El arte de Pilar Bayona fue la interpretación al piano». La música tocada por ella suena en el documental hecha con un inmenso amor.

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