El hijo de Calanda a quien la Virgen del Pilar hizo el milagro más famoso

Un 29 de marzo de 1640 se produjo el milagro que dio la vuelta al mundo y extendió la devoción por la Virgen del Pilar.

La Virgen del Pilar en el interior de la Basílica.
La Virgen del Pilar en el interior de la Basílica.
José Miguel Marco

Quien se anima a visitar el interior de la basílica del Pilar con un guía suele descubrir, gracias a sus explicaciones, la columna desgastada por los besos de los fieles, las cúpulas pintadas por Goya, las bombas que no estallaron, el altar mayor, el coro y la capilla de la Virgen. Pero el templo alberga otro atractivo, que también suele estar incluido en los recorridos guiados, que suele despertar una gran curiosidad a quien lo descubre: el conocido como Milagro de Calanda, representado en una pintura mural, obra de Ramón Stolz Viciano en 1952.

Dicho milagro cuenta, según la tradición cristiana, cómo tal día como hoy en 1640, un joven recuperó su pierna por obra y gracia de la Virgen del Pilar. Miguel Pellicer viajaba de Valencia a Zaragoza cuando sufrió un accidente -cayó de un carro, cargado de trigo, que conducía, y una rueda le aplastó la pierna derecha. Tras pasar varios días en el Hospital de Valencia, pidió ser llevado al Hospital de Nuestra Señora de Gracia en Zaragoza donde el doctor Estanga, quien le intervino quirúrgicamente, tuvo que amputarle la pierna. Desde entonces, Miguel se convirtió en un mendigo que pedía a la puerta de la Basílica del Pilar, de la que era muy devoto desde su niñez, ya que existía una ermita con su advocación en Calanda. Por las noches ungía su muñón en el aceite de las lámparas encendidas a la Virgen. Pero aquel 29 de marzo, descansando en casa de sus padres en Calanda, el mendigo se levantó con la misma pierna derecha que se le había amputado. Tras su curación, Miguel volvió a viajar a Zaragoza para dar gracias a la Virgen del Pilar.

Este acontecimiento sobrenatural se difundió rápidamente por la Corte, y Pellicer fue recibido en Madrid por el Rey Felipe IV -quien quiso besar su pierna-. La fama del Milagro de Calanda fue tal que llegó a todos los rincones de Europa e Hispanoamérica, lo que contribuyó a difundir y exaltar la devoción a la Virgen del Pilar. Para los creyentes, se trata del milagro mejor documentado de la historia de la cristiandad. Las principales fuentes sobre las que se basa son dos: el acta que levantó el notario de Mazaleón el 2 de abril de 1640 (cuatro días después de los hechos) y la sentencia del proceso canónico iniciado por el arzobispo de Zaragoza para verificar el milagro. A partir de estos dos documentos se configuró la versión tradicional del milagro de Calanda, que hoy da nombre a una calle de la ciudad, ubicada entre el Ayuntamiento y el templo del Pilar.

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