la gran fiesta del cine

De Segundo de Chomón al Óscar de Alberto Mielgo: historia de un éxito

La animación española, cada vez más poderosa, inició su camino gracias al creador turolense, considerado uno de los pioneros del género. 

Alberto Mielgo, en su discurso tras ganar el Óscar.
Alberto Mielgo, en su discurso tras ganar el Óscar.
Etienne Laurent/Reuters

El madrileño Alberto Mielgo proporcionó a España la única estatuilla de la noche de los Óscar. Ni Penélope Cruz, ni Javier Bardem, ni el compositor Alberto Iglesias fueron recompensados en la gran fiesta de Hollywood. Solo Mielgo, con su premio al mejor cortometraje de animación por 'El limpiaparabrisas', saboreó la gloria. 

El realizador, de 42 años, hizo una encendida defensa de su género, el de la animación: "Esto es solo el inicio de lo que podemos hacer gracias a la animación. Estamos viviendo un momento dorado y tenemos que trabajar para que sea todavía más grande", proclamó. Mielgo ha coronado una carrera de fondo, de más de 120 años de duración, que arrancó un turolense, Segundo de Chomón (1871-1929), considerado uno de los pioneros del género. 

Chomón, con su extraordinaria audacia y habilidad a la hora de crear efectos en las películas, se erigió en una figura fundamental dentro del séptimo arte. Fue un verdadero artesano con talento de artista y fue pionero en el uso del 'travelling' o la animación 'stop motion'. Hacía creer a los espectadores en un mundo de fantasía, a través de una extensa gama de trucos de rodaje, de trucos de laboratorio, de artilugios mecánicos...

Una magia y una evolución reconocida internacionalmente y que está plasmada en la exposición que acoge hasta el 24 de abril La Casa de los Morlanes de Zaragoza, que se transforma en el templo de la animación en España. Un mágico itinerario que abrió  Segundo de Chomón a principios del siglo XX y que se ha disparado en el XXI con producciones nacionales triunfando en el mercado internacional. Un camino de superación que queda reflejado a través de más de 450 objetos, que van desde carteles a material inédito como bocetos, acetatos, dibujos o ‘storyboards’.

Aunque la primera obra de animación que se realizó en España es la desaparecida ‘El apache de Londres’, de 1915, la primera sección de esta exposición, ‘La animación antes del cine’, se remonta al siglo XVII con la intención de examinar las condiciones que contribuyeron a la aparición de la animación antes de la invención del cine.

El segundo capítulo, ‘Pioneros de un nuevo lenguaje’, se centra en los primeros creadores como Segundo de Chomón, uno de los padres mundiales de los efectos especiales, o los integrantes del grupo SEDA, el primer estudio de animación en España.

El tercer espacio está consagrado a ‘La primera edad de oro’ y refleja la creatividad de la década de 1940, cuando se produjeron casi un centenar de cortometrajes y varios largometrajes como ‘Garbancito de la Mancha’, el primero de dibujos animados a color de Europa.

La sección ‘Héroes de la pequeña pantalla’ detalla la llegada de la televisión. En este momento compañías como Estudios Moro, Estudios Macián, Estudios Cruz Delgado o BRB Internacional crearon algunos de los personajes más populares de la publicidad y las series de televisión de las últimas cuatro décadas como ‘D’Artacán y los tres mosqueperros’ o ‘La vuelta al mundo de Willy Fog’.

Por último, ‘La era digital’ define los tiempos actuales y se centra en las numerosas transformaciones que se han producido con la digitalización de los procesos de trabajo y con la aparición de una nueva técnica, la animación 3D, que ha revolucionado el medio y ha situado a los estudios de animación españoles a la vanguardia internacional.

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