patrimonio

El reloj de la joyería Aladrén ya funciona y el local tiene fecha de apertura

Se están completando los últimos trabajos de renovación y restauración del emblemático local situado en la calle de Alfonso I. 

El reloj se colocó este lunes por la tarde
El reloj se colocó este lunes por la tarde
Guillermo Mestre

La cuenta atrás para la reapertura del local histórico de la joyería Aladrén en la calle de Alfonso I de Zaragoza ya se ha activado. En la tarde de este lunes se ha instalado el emblemático reloj que daba la bienvenida a los clientes y que lo volverá a hacer a partir de ahora gracias a la intervención de los especialistas Pérez de Mezquía. 

Está previsto que el espacio reabra el próximo 8 o 9 de abril rebautizado como Café 1885, en referencia al año en que abrió las puertas el negocio original. Será el final de un arduo proceso de renovación y restauración que ha llevado varios meses de tarea a profesionales de diversos gremios. 

 Un equipo de unos 50 profesionales de distintos ámbitos han aunado sus esfuerzos desde el pasado septiembre para que la antigua joyería Aladrén recupere gran parte de su esplendor para su reapertura como cafetería. El paso de 137 años y de sus sucesivos inquilinos habían deslucido muchos de los elementos de este local, inscrito como Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés por el Gobierno de Aragón desde 2002. Un deterioro que todo este grupo humano, comandado por el estudio de arquitectura Cronotopos e integrado por restauradores, ebanistas, artesanos y albañiles, ha logrado revertir.

La primera etapa del proyecto, que duró unos tres meses, no transcurrió entre andamios, sino entre archivadores. La documentación para conocer cómo era en origen el espacio supuso un desafío, con visitas al archivo del arquitecto Luis Aladrén en San Sebastián, al archivo documental de Montemuzo, a las hemerotecas y al ámbito notarial.

En septiembre de 2021 arrancó propiamente la labor de recuperación. Centímetro a centímetro, se han ido decapando los elementos, algunos con 8 capas de pintura. Por ejemplo, en la fachada ha permitido recuperar los mármoles negros, la forja antigua, el latón e incluso plata hasta ahora revestida con purpurina, bellos materiales que permanecían ocultos. 

La denominada sala principal, de unos 50 metros cuadrados, era, es y será el eje central de la actividad comercial, con la recuperación de los suelos y del maravilloso techo. La sala Luis XVI, que en los inicios fue un almacén y posteriormente el espacio de atención a los clientes más aristocráticos, era una de las joyas de la corona con la decoración neobarroca de sus paredes y por el tratamiento casetonado del techo. Revertir su deterioro es una obligación.

Por último, el sótano ha sido rebautizado como bodega. Había sido empleado como almacén y carbonera, y ahora acogerá la cocina, un espacio para eventos y exposiciones. 

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