Abrazado a su cello Stradivarius, Kian Soltani mostró, desde las primeras notas, un fuerte magnetismo artístico. Soltani atacó el ‘Concierto para violonchelo’, de Robert Schumann, y la música parecía acudir a sus manos casi sin necesidad de buscarla, haciendo gala de una técnica que de tan perfeccionada pasaba desapercibida. El cellista austríaco dio muestras de una sinceridad interpretativa que se mantuvo infalible a lo largo de toda la obra. Y también quedó patente su buen entendimiento con la Orquesta Sinfónica de Radio Viena, dirigida por Marin Alsop. Kian Soltani aprovechó las ocasiones de lucimiento de esta difícil partitura mostrando una calidad artística indiscutible, manejando el arco con elasticidad y firmeza, y rubricando con un vibrato de amplitud adecuada al repertorio. El solista cabalgó con soltura esta obra cargada de melodías fascinantes y produjo pasajes reciamente emotivos. Largas ovaciones y, como bis, una canción ucraniana en homenaje a esta nación.

El concierto había comenzado con la breve ‘Heliosis’, de H. Eisendle, estrenada por esta misma orquesta el pasado 11 de marzo en el Wiener Konzerthaus . Espectacular el contrafagot en esta pieza de riqueza tímbrica y rítmica considerable donde los vieneses demostraron que la música contemporánea puede y debe estar sometida a similares parámetros de emotividad interpretativa que la clásica para lograr emocionar al oyente.

En la ‘Sinfonía nº 7’, de A. Dvořák, la sólida agrupación vienesa exhibió un cuerpo orquestal equilibrado con planos sonoros bien trazados por la batuta de Marin Alsop, quien estuvo al quite evitando cualquier atisbo de imprecisión. Majestuosa la cuerda, sobre todo sus primeros violines liderados carismáticamente por la concertino. Grandes, las violas y también el viento. Largas ovaciones y dos bises.