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Carlos Granés: "El 'boom' puso a América Latina en el mapa cultural del planeta"

El ensayista y antropólogo, autor de 'Delirio americano' (Taurus) visita hoy el Laab de Zaragoza, en la plaza del Pilar, para hablar de su obra.

Carlos Granés es un estudioso de Latinoamérica de modo muy transversal.
Carlos Granés es un estudioso de Latinoamérica de modo muy transversal.
Archivo Taurus.

Carlos Granés (Bogotá, 1975), autor de 'Delirio americano' (Taurus) visita el viernes Zaragoza. Conversará sobre su obra con Daniel Gascón, en el Laab de la Plaza del Pilar, 3, a las 18.00. Ensayista y antropólogo, ganó el premio de Historia Isabel de Polanco con 'El puño invisible'. 

No sé si América Latina es un campo de prueba, una vieja esperanza o una fábrica de mitos. ¿Cómo la percibe usted? 

Las dos cosas. América Latina es el lugar más sobreinterpretado del planeta. Se ha dicho de todo sobre esa esquina del mundo: continente edénico, enfermo, solitario, prodigioso, mágico, auténtico, revolucionario, resistente, utópico… El resto de Occidente ha proyectado sus esperanzas y fantasías en América Latina, y por eso el continente real, despojado de los tópicos, se conoce poco.

Su ‘Delirio americano’ comienza por José Martí, un personaje capital formado en España. En Zaragoza tuvo una novia efímera. ¿Qué le debe Cuba y la Latinoamérica en particular a un poeta y escritor como él? 

Martí fue el último romántico y el primer modernista. No sólo renovó la poesía latinoamericana, también intuyó cuáles serían los conflictos, ansiedades y dilemas que ocuparían en tiempo de los latinoamericanos en el siglo XX. En especial el imperialismo yanqui, pero también la necesidad de conocer las particularidades latinoamericanas.

"Culpando siempre a España, a Estados Unidos, a la modernidad, al capitalismo de nuestras desgracias no hemos asumido nuestra responsabilidad en los fracasos latinoamericanos"

 Analiza el impacto de las vanguardias. ¿Estuvieron más vinculadas a la rebelión, a la transgresión, tenían una carga política importante?

La tuvieron, sin duda. Hubo muchos experimentos: unos mestizófilos y cosmopolitas, otros vernáculos y nacionalistas, pero todos tuvieron connotaciones políticas. Las primeras promovían la integración de América Latina en el resto del mundo; las otras defendían la pureza identitaria. Eso abría dos caminos, uno hacia el internacionalismo, el otro hacia el nacionalismo, y en los casos más extremos desembocaron en el comunismo y el fascismo.

 ¿Qué significaron personajes que parece desmesurados: Juan Domingo Perón y Evita, algunos dictadores como Trujillo, Fidel Castro? ¿Cómo los mira el historiador, y sé bien que nos darían para varios libros? 

Fueron la cara negativa del delirio americano. Hombres –también mujeres, pero sobre todo hombres- en quienes se mezclaron dos elementos que suelen producir monstruos: mucho poder y una fantasía desbordada, sobre todo una visión desmedida de ellos mismos, de su misión histórica, de su capacidad para salvar la patria.

Analiza el eco del ‘boom’ desde una mirada más bien negativa. ¿Por qué, en qué cree que fue perjudicial? Para Europa y especialmente para España fue la revelación de una literatura, de un paisaje y de muchos países. 

A nivel cultural fue esplendoroso, el momento cumbre de la cultura continental en el siglo XX. En ese sentido no fue nada negativo. Al contrario: puso a América Latina en el mapa cultural del planeta. Quizá fue la cercanía con Cuba, y el que Castro los hubiera intentado cooptar para su causa, lo que ensombrece sus inicios. Pero también es cierto que Fuentes y Vargas Llosa rompieron definitivamente con la Revolución después de 1971.

Estudia el caso Padilla y parece ser crítico con García Márquez. ¿Es fácil e entender su connivenvia o proximidad con algunos poderosos, dictadores incluso?

A nivel literario García Márquez es incuestionable. A nivel político, en cambio, encarnó un problema típicamente latinoamericano, al menos de los latinoamericanos de los años setenta y ochenta: despreció el gobierno y aplaudió el poder. Y eso fue lo que le recomendó a la izquierda. No que aspirara a llegar a los gobiernos, sino que aspirara a ganar poder. Esa manera de entender la política lo enemistaba, inevitablemente, con la opción democrática, que supone gobernar sin tener el monopolio del poder.  

"A nivel literario García Márquez es incuestionable. A nivel político, en cambio, encarnó un problema típicamente latinoamericano, al menos de los latinoamericanos de los años setenta y ochenta: despreció el gobierno y aplaudió el poder"

 Si tuviera que decir, con unas pocas frases, ¿en qué consiste el ‘Delirio americano’, qué nos diría?   

Es un intento por entender a América Latina más allá de los mitos y de los tópicos, sobre todo el mito del continente víctima, explotado y colonizado. En este libro me interesó ver nuestros aciertos y nuestros errores. Culpando siempre a España, a Estados Unidos, a la modernidad, al capitalismo de nuestras desgracias no hemos asumido nuestra responsabilidad en los fracasos latinoamericanos.

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