música

Santiago Latorre: "Ahora disfruto al no trabajar solo"

El músico oscense, bien rodeado de senbilidades afines, estrena 'I Want To Face Deception', el primer corte del disco que presentará el próximo 29 de abril 

Colin Self y Santiago Latorre, arquitectos de la amistad en comunión con la naturaleza.
Colin Self y Santiago Latorre, arquitectos de la amistad en comunión con la naturaleza.
Camille Blake

Hace ya unos cuantos años, siete, que Santiago Latorre funge como coordinador del Laboratorio Sonido de Etopia. El artista oscense apila un poco más de tiempo como creador musical, y acaba de estrenar trabajo. ‘I Want to Face Deception’, que emergió en las plataformas digitales el viernes 4 de marzo, es el primer corte del que será su nuevo esfuerzo discográfico, ‘Architecture of Friendschip’, cuyo lanzamiento está previsto para el próximo 29 de abril. Posteriormente dará salida a versiones de otros productores, amén de presentar algunas piezas audiovisuales.

En este trabajo, Latorre ha unido fuerzas con el estadounidense Colin Self, la colombiana Atabey Mamasita, la zaragozana Nieves Arilla (su compañera en la celebrada iniciativa ‘A pie de cama’, que se desarrolló en el Bombo y Platillo primaveral de 2015 y pasó por otros escenarios) y el coro galo Los Arrosecs de la Vath D'Aussau, originario de la localidad pirenaica de Laruns. “El asunto de la arquitectura de la amistad -explica Latorre- se inspira en la relación con el ecosistema y el valor que le queremos dar a la interdependencia. Cuando Atabey Mamasita pasó por Etopia empezamos a trabajar en este idea, siempre atendiendo a relaciones que no estén basadas en la dominación y sí en una visión integrada”.

Latorre tiene dos discos en solitario, ‘Órbita’ (2009) y ‘Eclíptica’, (2011), alumbrados ambos mientras vivía en Londres, y previos a un problema de salud que le obligó a reconducir su carrera. “Es curioso, porque tanto Colin como Atabey y yo mismo hemos sufrido lesiones en la columna vertebral, que han incidido en nuestro modo de expresarnos a través de la música. Personalmente me ha conducido a darle una mayor importancia a la idea del descanso y el cuidado hacia uno mismo y la gente que tienes cerca, a ralentizar la vida. Mis manos quedaron afectadas por la lesión y no pude tocar más el saxo, el instrumento al que había dedicado muchos años”.

Latorre superó la contingencia con una mezcla de duro trabajo y tino en el aterrizaje. “Hube de pasar por varios años de parálisis en mi vida profesional londinense; volví a España y aterricé en Etopia en 2015, donde me ofrecieron la posibilidad de desarrollar el laboratorio de sonido y traer residentes. Aquí pude trabajar con sensores de movimiento para el procesamiento de datos, tecnología que apliqué a procesar el sonido de mi voz y prácticamente ‘tocar’ con mi canto y el movimiento de las manos, llevando a la fisicalidad el uso de la tecnología. Colin Self llegó en 2018 como residente de Fuga, tuvo una hernia discal e igualmente debió hacer parón y replanteamiento; ha estado trabajando mucho las tradiciones vocales de distintas partes del mundo, incidiendo en prácticas de resistencia ante las lenguas y las fuerzas nacionalistas”.

En el adelanto del disco se habla de afrontar la decepción. “Yo era autosuficiente antes de mi problema físico; componía, cantaba, tocaba todos los instrumentos, mezclaba y masterizaba. Ahora disfruto al no trabajar solo, además de que obviamente no puedo asumir todas esas tareas; más allá del plano artístico, hay otras personas vinculadas en la mezcla y el ‘mastering’, es un trabajo de equipo”.

Llevar este compendio de sensibilidades y recursos al escenario no se antoja sencillo, pero Latorre explica que sí, se puede. “La propuesta en directo es un híbrido entre el concierto y la ‘performance’; el procesado de la luz también se hace por sensores al mover las manos, por lo que la luz y el sonido reaccionan en tiempo real; por eso funciona bien en salas que puedan asumir el planteamiento, así como en teatros o museos. De hecho, nos vale cualquier espacio flexible y adaptable, pero también podemos llevar un esquema de concierto tradicional a festivales. En la grabación, además, me he dado el gusto de tocar un poco el saxo, concretamente en un par de canciones; puedo tocar, pero no forzar. No sería capaz de comprometerme a ser saxofonista en gira, ni en conciertos completos, pero sí en una grabación, controlando los tiempos de esfuerzo… aunque no descarto usarlo alguna vez en directo”. 

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