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José Ramón Marcuello: "El programa 'Somos' es para mí el aire que respiro"

El periodista y escritor, uno de los grandes expertos del agua y del Ebro, recibe el premio IGEAR por su defensa de Aragón y sus gentes

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José Ramón Marcuello es un gran enamorado de la naturaleza.
J. A. García Gutiérrez.

Desde hace años, José Ramón Marcuello Calvín (Jaca, Huesca, 1947) es uno de los hombres del agua en Aragón. Es el biógrafo más constante del río Ebro, al que le ha dedicado varios libros y coleccionables, entre ellos ‘El Ebro, de punta a punta’ (Ibercaja, 1995); ‘Mitos, leyendas y tradiciones del Ebro’ (Certeza, 1996); o ‘El Ebro, tierras y gentes’ (Zeta, 2001). Además es autor de ‘Fayón, la Historia sumergida’ (2005) Y ‘Siempre Mequinenza’ (2007). También ha publicado sendas biografías de Manuel Lorenzo Pardo y Francisco de los Ríos. Fue editor de la revista ‘Trébede’ y probó fortuna en la ficción autobiográfica con ‘Frágiles fósiles’. Por ello y por su programa ‘Somos’ en Aragón Radio, que tiene algo de despertar al mundo rural y a los fenómenos atmosféricos, acaba de ganar el premio Igear que otorga la consejería de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda del Gobierno de Aragón por «difundir el patrimonio territorial de Aragón desde la vertiente relacionada con el agua, sus tierras y sus gentes».

¿Qué supone el premio para usted, como lo valora?

Al margen de una profunda, lógica y sincera satisfacción, en esa distinción veo claramente el reconocimiento explícito del Gobierno de Aragón a la labor de todos aquellos que tratamos de subrayar, reivindicar y difundir las infinitas virtudes, peculiaridades y potencialidades que tiene Aragón en todos los sentidos: paisajísticos, culturales, históricos, turísticos, etc.

Vayamos con ello. ¿Qué le dicen Aragón y sus tradiciones?

Aragón es la tierra en la que nací, vivo y me gustaría morir. Las tradiciones –que entre nosotros son tan historiadas como diversas– son el recio cordón umbilical que nos une a nuestro pasado y que debería ser el hilo conductor con nuestros descendientes y herederos. La tradición no es sino una profunda seña de identidad, nuestro propio ADN que debemos valorar y proteger pero sin llegar nunca a la sacralización o al mito.

"Las tradiciones son el recio cordón umbilical que nos une a nuestro pasado y que debería ser el hilo conductor con nuestros descendientes y herederos"

La radio le ha dado una nueva vida, otras formas de contar. ¿Cómo se enfrenta cada día a las ondas desde Aragón Radio?

Con la profunda satisfacción de saber que lo que voy a contar, lo que cuento cada día , libremente, sin demasiado celofán, a alguien le va a servir para algo: para conocer algo nuevo, para sentirse acompañado, para reconocerse o recordar con lo que cuento, o, simplemente, para disfrutar escuchando. Comunicar es el mayor privilegio que esta profesión nuestra nos permite y concede a algunos.

¿Qué le importa más: entretener, informar, ser un contador de historias? Se explaya en toda suerte de historias, de refranes, de léxico aragonés, de cosas del campo siempre con un poco de relato oral popular...

Un poco de todo pero, esencialmente, comunicar, transmitir algo que tú sabes y que has aprendido en alguna parte. Ser correa de transmisión y, sobre todo, acompañar y empatizar con el que te está escuchando. La complicidad entre el que habla y el que escucha es esencial en la radio. El reto es ‘llegar’ con sencillez, humildad y, sobre todo, como digo, complicidad. Algo así como un «tú ya me entiendes, ¿verdad, amigo?».

"¿Aragón¿ Ninguna otra tierra de España puede presumir de tan abigarrada variedad de climas, paisajes, culturas, arte, monumentos, lenguas, folclore, etc. ¿Cómo no va a ser hermosa y profundamente atractiva una tierra así?"

¿Se podía imaginar que a la gente le podría importar cosas como el tiempo o el caudal del Ebro?

Por supuesto: la mitad de la población de Aragón vive en y del campo ¿cómo no importarle si llueve o no o cómo están las reservas hidráulicas en los pantanos? Lo del Ebro es distinto...

¿En qué sentido?

Nos acordamos de él como de Santa Bárbara cuando truena, pero luego seguimos viviendo de espaldas a una de nuestras grandes señas de identidad, junto a la jota o la Virgen del Pilar. Nuestro amor por el Ebro es esporádico y espasmódico.

Lleva medio siglo en la profesión ¿diría que Aragón es una tierra hermosa, acogedora?

Ninguna otra tierra de España puede presumir de tan abigarrada variedad de climas, paisajes, culturas, arte, monumentos, lenguas, folclore, etc. ¿Cómo no va a ser hermosa y profundamente atractiva una tierra así? Pero somos una tierra dura, una región foso, sin mar y de paso; y eso se traduce en un cierto carácter acogedor frente al forastero pero excesivamente duro con nosotros mismos. El «flojico, flojico lo suyo don Luis» de Buñuel. Pues eso.

¿Qué es o qué supone para usted el programa ‘Somos’? ¿Cuál es la magia de la radio?

Vengo de la prensa escrita y he hecho un poquico de televisión, pero nada como la radio: la radio es la inmediatez, la frescura, la espontaneidad, la sencillez, la confianza y, si me apuras, incluso el descaro de un ‘okupa’ impune. Y ‘Somos’ es para mí pues exactamente el aire que respiro, lo que da sentido a sentirme vivo, querido y ‘queridor’. Prueba de ello es que el otro día cumplí 75 ‘tacos’ y ahí sigo… mientras mi ‘casa’ y la vida me lo permitan.

¿Cómo está viviendo como periodista la guerra de Ucrania?

Con profundo dolor, con rabia y un inevitable sentimiento de impotencia. Es un enorme abuso de poder y de violencia que clama al cielo. Pero a eso, en mi caso, hay que añadir la enorme amargura de comprobar cómo un país que admiré en su día, como es Rusia, ha vuelto de la noche a la mañana, a las tinieblas del estalinismo más atroz. Vladímir Putin y su guardia pretoriana no tiene nada que envidiar a los tiempos más sombríos de las sangrientas purgar de Josef Stalin.

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