Los Carmona no tienen fin

El cantante y líder de Ketama pone a bailar al público del Principal en un concierto junto a varios miembros de su familia, Kase.O y Carmen París

Antonio Carmona lleva cuarenta años sobre el escenario y se nota. Este lunes, en el concierto que ofreció en el Teatro Principal de Zaragoza, acompañado de músicos y cantantes de su familia y de amigos como Kase.O o Carmen París, demostró que el diablo siempre sabrá más por viejo que por diablo. Carmona, como los buenos toreros, templó y mandó. Llevó en todo momento el ritmo de la noche: él dictaba cuándo debían encenderse las luces o el momento en que debían intervenir sus compañeros. Supo sobreponerse a algunas aristas y ceder el protagonismo cuando tocaba. Así, la hora y media de concierto pasó en un suspiro hasta desembocar en una apoteosis final, con todo el público en pie y bailando al ritmo del popular ‘Agustito’.

La cita comenzó con ‘Vengo venenoso’ y siguió con ‘Me encanta’, en la que ya el público empezó a batir palmas y Carmona recordó a su padre, Juan Carmona, 'Juan Habichuela'. Llegaron luego ‘Se dejaba llevar’, coreada por el patio de butacas, y ‘Para que tú no llores’, interpretada junto a Kase.O y que fue uno de los momentos mágicos de la noche.

Vivimos tiempos en los que, como cantaba el rapero zaragozano, "hay mariposas que parecen monstruos", y por eso en la cita del Teatro Principal Antonio Carmona (‘and Family and Friends’, podría decirse) tuvo momentos en los que recordó la guerra. "Con alguna de nuestras letras –monologaba el cantante granadino–, paramos el mundo un segundo para que la gente se dé cuenta de lo que está pasando a su alrededor, como ocurre ahora en Ucrania. Hacen un alto el fuego y se ponen a bombardear a la gente que intenta alejarse de la guerra. Esto me toca el corazón. Esperemos que nuestra luz, la que tenemos aquí dentro, se la mandemos a ellos. Porque mientras nosotros tengamos luz, vamos a poder con la oscuridad de toda esa gente".

La evocación de la dura realidad que se está viviendo en el este de Europa no impidió, en cualquier caso, que el Principal se convirtiera en una fiesta, la fiesta de los Carmona. Con Juan y Carlos a la guitarra, con Lucas al frente de varios temas de sonidos mestizos y ecuménicos, otro Carmona, Marina, brilló con luz propia, con cuajo de gran artista. Interpretó uno de los ‘singles’ que lanzó el año pasado, ‘Me sigo acordando’. Y ya se quedó hasta el final. ‘Hacia la iglesia’, ‘Aquellas pequeñas cosas’ (no podía faltar), una cadena de tangos flamencos y ‘Me maten’, todos ellos interpretados alrededor de una mesa de percusión, dieron paso al tramo final del concierto, en el que Antonio y Carmen París interpretaron ‘Problema’. Y con otro clásico, el ‘No estamos locos’, en versión extendida, concluyó el concierto.

En pie el público, que había llegado a aplaudir hasta el gesto del cantante de quitarse la americana, Antonio Carmona no quiso hacerse de rogar, seguramente por no enfriarlo, y regaló dos bises con todos los artistas sobre el escenario, ‘Vente pa’ Madrid’ y ‘Agustito’. Cerraba así una velada que, aunque se incluía en un ciclo flamenco, tuvo mucho de todo. Alguna reflexión que tangueó el cantante venía que ni pintada: "En la vida pensamos/que lo importante es el dinero./Pero nos equivocamos,/nuestra gente es lo primero". Ya en el último tema se sumó a la fiesta la sobrina zaragozana del ex-Ketama. La muchacha no tendrá ni 12 años pero hay que verla bailar. Y es que los Carmona no tienen fin.

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