LIBROS. OCIO Y CULTURA

Rafael Tarradas narra la opulenta Cuba de la esclavitud y de las grandes pasiones

El escritor presenta su segunda novela, 'El valle de los Arcángeles' (Espasa), en Ámbito Cultural de El Corte Inglés

Rafael Tarradas desciende la una familia vinculada al mundo de las motos Bultaco y Montesa.

Rafael Tarradas (Barcelona, 1977) le cogió el gusto a la novela con ‘El heredero’ (2020), que ya lleva cuatro ediciones. Hasta entonces la escritura no formaba parte de su universo, “aunque sí la lectura. En mi familia somos muy lectores y tenemos una biblioteca muy completa –afirma -. He descubierto lo que me gusta: crear personajes complejos, historias muy completas, con espacios y atmósferas, mucho diálogo y acción. Y pienso siempre en el lector: me gusta hacer libros directos y entretenidos, que sean fáciles de leer. En mi caso, al menos por ahora, el estilo se subordina a la eficacia del relato”.

Rafael Tarradas publica en Espasa Calpe una voluminosa novela: ‘El valle de los Arcángeles’, una narración que empieza en Barcelona y transcurre luego en la opulenta La Habana y los campos de cañas de azúcar entre Matanzas y la capital, en Cuba, en ese lugar imaginario, en una época en la que se dirimen muchas cosas: la esclavitud, la independencia de la isla y el cultivo del azúcar, pero también las pasiones humanas.

“Soy un gran enamorado de Cuba. He ido varias veces. Caminando por La Habana vieja me iba encontrando con palacetes, con casas señoriales, con una arquitectura imponente, todo muy deteriorado. Siempre me decía: 'Cuántas historias, cuántas vidas debe haber ahí'. Así que un día me impuse yo a mí mismo escribir la historia, inventar un relato extenso de lo que pudo haber pasado, y me puse a investigar en diversos libros, entre ellos uno de Hugh Thomas: ‘Cuba. La lucha por la libertad’”. La acción empieza hacia 1864, cuando sus dos protagonistas se trasladan a la isla. Uno es Gabriel, tiene poco más de 17 años, y el otro es Pepa, que cambia su nombre por el de Isabel Palau, “todo un modelo de ‘femme fatale’ de una belleza deslumbrante que decide salir el infierno de su vida hacia el extremo contrario”.

"Siempre me decía: 'Cuántas historias, cuántas vidas debe haber ahí'. Así que un día me impuse yo a mí mismo escribir la historia, inventar un relato extenso de lo que pudo haber pasado"

De inicio, la novela alterna la vida en Cuba y en Barcelona. A una mujer, Lucía, le matan a su marido y a su hijo en una suerte de crimen ritual, y ella decide ponerse el mundo por montera y asumir la dirección del ingenio de caña de azúcar, a la vez que escribe a España y pide ayuda. Justo Germán en una monografía sobre este tema decía que las fincas azucareras recibían el nombre de ingenio debido a que, junto a la superficie agrícola dedicada al cultivo, “se edificaron las casas que albergaban los molinos o trapiches y los demás artefactos destinados a extraer el jugo de la caña y obtener la sacarosa cristalizada”. 

La ayuda que reclamada la viuda Lucía será su sobrino Gabriel, que no tardará en emprender la aventura en un barco. No lo hará solo, sino que por distintas razones, subirá a bordo la citada Pepa. Su vida ha sido desgraciada, trabajó de criada, ejerció la prostitución posiblemente y un día le dan la oportunidad de servir en un palacete de Barcelona. En esa experiencia decide cambiar de vida y hacer realidad su cambio de clase social: ser rica y vivir con la comodidad y el lujo con el que viven sus señores.

“Son dos personajes muy diferentes. Gabriel, con su inocencia y su bondad, despierta a la vida, al trabajo, a la pasión. Y Pepa es pérfida, ambiciosa, sin escrúpulos; nada se le pone por delante. Y eso se ve en sus conquistas, en su gusto por la moda, en su carácter calculador. Nada se le resiste. Personajes así, tan contradictorios y ambivalentes, son muy atractivos para el escritor”. La novela ofrece muchos detalles o y contextos: analiza la presencia de la esclavitud en la isla y ese clima perturbador de descontento y de búsqueda de libertad.

Tras 'El heredero', una historia familiar, Rafael Tarradas se desplaza a la Cuba de finales del siglo XIX.
Tras 'El heredero', una historia familiar, Rafael Tarradas se desplaza a la Cuba de finales del siglo XIX.
Carlos Ruiz/Contumaz Estudio.

“Los dueños de las grandes fincas no se sentían seguros en sus haciendas y vivían en La Habana, pero tenían junto a sus trabajadores y esclavos, muy numerosos, también a miembros del ejército que controlaban las posibles revueltas. Y lo que aquí se cuenta de esa especie de crímenes rituales es real: hubo muchos asesinatos y no se sabía muy bien por qué eran. Creo que, de algún modo, también es una novela sobre el trabajo con elementos de suspense y de pasión”.

El novelista incorpora otros factores: Cuba, desde diversos prismas, empieza a estar inmersa en las luchas por la independencia de la isla. Y a la vez confluyen diversas religiones. “Eso es así. Los cubanos, que proceden de Europa y de otros lugares como África, supieron adaptarse a diversas circunstancias: a sus creencias cristianas incorporaron los ídolos paganos, las mezclas de diversas religiones. Y eso lo han hecho con suma naturalidad”.

"Hubo muchos asesinatos y no se sabía muy bien por qué eran. Creo que, de algún modo, también es una novela sobre el trabajo con elementos de suspense y de pasión”

El autor ha cuidado los pequeños detalles. El país llegó a tener hasta un 54 % de esclavos y los propietarios temían que allí también se diera la gran revuelta, sangrienta, que hubo en Tahití. “Si la esclavitud, abolida en 1820, seguía presente, el contraste lo marcaba la vida urbana, el lujo, la moda, las cenas. Cuando se habla de un hotel, existió; de un restaurante o de un comercio también. No quiero enseñar historia a nadie, pero he contado con el apoyo de dos historiadores cubanos y busqué todos los detalles y matices posibles para contar esta historia de indianos que traerían luego sus riquezas a España”, concluye Rafael Tarradas.

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