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«En artes plásticas, Zaragoza ha bajado de nivel y ambición, y faltan coleccionistas»

Los expertos evalúan el adiós de A del Arte, que se suma a más de una veintena de cierres, y recuerdan que Arco contó con seis galerías aragonesas

La colección privada de A del Arte se ha puesto en venta para clientes, amigos e interesados, y será la última muestra.
La colección privada de A del Arte se ha puesto en venta para clientes, amigos e interesados, y será la última muestra.
Toni Galán.

ZARAGOZA. «El caso de cierre de la galería A del Arte, de Montserrat Navarro y Mariano Santander es muy triste, porque nos deja huérfanos a muchos visitantes, y a muchos artistas aragoneses que tuvieron allí su espacio. Echaremos de menos el cuidado de sus montajes, un aspecto en el que esta galería ha puesto el listón muy alto. Recordemos que, durante varios años, al margen de la apuesta por artistas consagrados, abrió las puertas a jóvenes valores, con una política más arriesgada que la de muchas instituciones», dice Alejandro Ratia, escritor, comisario de exposiciones y crítico de arte de HERALDO.

Jesús Pedro Lorente, nuevo presidente de la Asociación de Críticos de Arte de Aragón, indica: «Estoy muy apenado por el cierre de A del Arte porque Montse y Mariano la han gestionado con profesionalidad, amabilidad y éxito. Ha sido un escaparate del arte aragonés de variadas generaciones y estilos, y también por la que asomarnos a creadores de otras tierras», dice.

Jesús Pedro Lorente: «Estoy muy apenado por el cierre de A del Arte porque Montse y Mariano la han gestionado con profesionalidad, amabilidad y éxito. Ha sido un escaparate del arte aragonés de variadas generaciones y estilos»

«Me gustaría pensar que su trabajo tendrá herederos, pero lo veo difícil –agrega Ratia–. Quiero darles las gracias por todo, por cómo han tratado a público, artistas, críticos y comisarios». La galería A del Arte abrió en 2008 y ha ofrecido más de un centenar de exposiciones con alrededor de 100 artistas. Este adiós, anunciado en vísperas del inicio de Arco la semana que viene, también es un síntoma: Zaragoza, que ha sido una de las grandes ciudades del arte privado, «ha bajado el nivel y las ambiciones», considera Ratia. Desirée Orús, comisaria de exposiciones y crítico de arte de HERALDO, también mira con preocupación esta despedida por «motivos personales y económicos». «Hay que tener el cuenta el desgaste de la pandemia, y otra cosa muy importante: en Aragón no tenemos coleccionistas de arte contemporáneo de fuste. Los pocos que hay prefieren comprar en Madrid. Algunos galeristas como Carmen Terreros o Cristina Marín, por citar dos ejemplos, han realizado propuestas muy económicas de adquisición para ir fomentando el coleccionismo, e ir formando a la gente», señala.

Salas desaparecidas

Montse Navarro dice que desde HERALDO anunció la interrupción de sus actividades, «hemos recibido más gente, especialmente el viernes y el sábado, clientes que han venido a mostrar su solidaridad y su afecto y a repasar el fondo en venta. Nos han llamado algunos artistas, con mucho cariño, como el fotógrafo Rafael Navarro, nos ha visitado gente afín como Maite Gil, la compañera del artista Pascual Blanco, y hemos recibido una llamada o dos de compañeros galeristas. Nadie de las instituciones ni de la gestión cultural se ha acordado de nuestra existencia».

Desirée Orús: «Hay que tener el cuenta el desgaste de la pandemia, y otra cosa muy importante: en Aragón no tenemos coleccionistas de arte contemporáneo de fuste. Los pocos que hay prefieren comprar en Madrid»

El cierre de A del Arte se suma a otros que han supuesto el paulatino empobrecimiento de las galerías privadas. En las dos o tres últimas décadas, entre otros, han cerrado Miguel Marcos, Lausín & Blasco, Fernando Latorre, Provincia, Javier Ochoa, Lourdes Jáuregui, Gadda, Alfama, Costa 3 (dedicada al arte gráfico especialmente), Odeón, Carolina Rojo, Pepe Navarro, Goya, Zeus, Aroya, Cazcarro, Pepe Rebollo, Carmen Terreros (que ha vuelto a abrir en una segunda época muy cerca de donde estaba antes, en la plaza de Ariño), Decor-Art, por supuesto Libros, en la calle Fuenclara, que sigue produciendo una inmensa melancolía. A la lista también se suman otras ausencias institucionales –la sala Luzán, la sala Torrenueva o la sala Barbasán– y algunas anomalías, como el Palacio de Sástago, que tiene graves problemas de programación y de funcionamiento derivado de los conflictos con los servicios de Intervención de la Diputación de Zaragoza. Si alguien repasa la vitalidad y las apuestas del espacio en los 80 y 90, no da crédito.

Alejandro Ratia: «La época dorada, cuando teníamos media docena de galerías aragonesas en ARCO, que las hubo, coincidía precisamente con un tiempo de apuesta institucional más clara por una cultura contemporánea más abierta»

Lo que hemos perdido

¿Fueron engullidas las galerías privadas por las instituciones?, como se ha escrito tantas veces. Alejandro Ratia lo tiene claro: «No creo que se las hayan engullido las instituciones. Puede que sea lo contrario, la escasa ambición y escaso riesgo de las instituciones ha mantenido en Aragón un público, y sobre todo unas elites (posibles compradores), semianalfabeto en términos de arte contemporáneo. La ausencia de políticas continuadas de compra institucional de arte contemporáneo han sido otro lastre», dice. El equipo del consejero Felipe Faci sí contactó con las galerías y les adquirió obra, para paliar los efectos de la covid-19, pero eso no ha sido suficiente. El arrebato no vence los años de largo desierto, la ausencia de una política cultural sistemática.

¿Se han equivocado las instituciones en materia de artes plásticas?Explica Desirée Orús: «La respuesta es difícil, ya que cada una tiene una política de programación distinta. Pero el aspecto que confluye en todas es que se hace un esfuerzo para organizar una importante exposición de un artista aragonés, y no existe una colaboración con otras instituciones fuera de Aragón, para que se muestre en otros espacios. Las instituciones nunca se han preocupado en crear redes que permitan el intercambio expositivo».

Insiste Ratia: «La época dorada, cuando teníamos media docena de galerías aragonesas en ARCO, que las hubo, coincidía precisamente con un tiempo de apuesta institucional más clara por una cultura contemporánea más abierta».

Una mirada, desde la calle, a las obras expuestas.
Una mirada, desde la calle, a las obras expuestas.
Toni Galán.

BREVE INVENTARIO DE SALAS DESAPARECIDAS DE SESDE LOS AÑOS 80 

Ratia matiza: «¿Que qué ha cambiando en Aragón? Se produjo un espejismo, en los años ochenta, a inicios de los noventa, y se esfumó. Es posible que la globalización y la rapidez del AVE jueguen en contra». Seguro que no están todas, pero he aquí un inventario de galerías desaparecidas o cerradas:

-Moldurarte.

-Zaragoza Gráfica.

-Galería Gastón.

-Galería Fernando Latorre.

-Galería Greco

-Galería Zeus.

-Galería Goya

-Sala Renoir.

-Galería Alfama.

-Decort-Art.

-Galería Ambigú.

-Galería Provincia.

-Javier Ochoa.

-Galería Cazcarro.

-Sala Ponzano.

-Galería Gadda.

-Galería Lourdes Jáuregui.

-Carmen Terreros (I Época).

-Aroya.

-Galería Costa 3.

-Carolina Rojo.

-Sala Odeón.

-Demodo Gráfico.

-Miguel Marcos.

-Lausín & Blasco.

-Galería Pepe Rebollo.

PD. En una información anterior habíamos puesto que la galería Ostalé había cerrado. Sigue activa en la calle Teniente Coronel Valenzuela.

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