Asier Puga: "Emplear cinco minutos en leer esta entrevista es un acto provocativo"

Es director de orquesta pero, a la vez, reniega de esa figura por considerarla arcaica. ¿Todo bien?

Reniego porque generalmente se utiliza como una máscara con la que evadir las responsabilidades y los retos contemporáneos. Los desafíos actuales no tienen nada que ver con los de hace 50 años, momento en el que se asentó la idea que tenemos del director de orquesta. El arte se transforma y debemos transformarnos con él.

Imagino que me encorrerá si digo que la música clásica es aburrida. ¿Por qué existe tal cliché?

En parte tiene razón, pero no por aburrida, sino por conformista. Las rutinas siempre llevan al hartazgo, y es lo que ocurre en la práctica de la música clásica.

Desarrollé...

Las programaciones carecen de imaginación. Adolecen de identidad respecto a las necesidades culturales y sociales del lugar en el que desarrollan su actividad. ¿Por qué programan lo mismo orquestas que están a 250 kilómetros de distancia? Tenemos que buscar nuestra identidad para aspirar a recuperar el misterio que encierran las grandes obras musicales.

Quizá lo aburrido sea tocar siempre lo mismo… ¿Dónde y cómo rebusca el Grupo Enigma para hacer cosas diferentes?

En la OCAZ Enigma, como institución con responsabilidad pública, estamos en un continuo estado de búsqueda. Hay decenas de compositores por reivindicar, por interpretar. En la actualidad, ya ni la televisión o la pornografía son provocativas. En cambio, leer una novela, escuchar un cuarteto de cuerda o emplear cinco minutos en leer esta entrevista se han convertido en verdaderos actos provocativos. Por ello, no aspiramos tanto a ser provocadores como agitadores. Agitadores en base a las necesidades culturales y sociales de Zaragoza y Aragón.

Lo performativo a veces no se entiende. Da la impresión de que puede ser una mamarrachez…

Todo es susceptible de convertirse en una caricatura, pero como artistas debemos correr ese riesgo y trabajar para que no sea así, sino todo lo contrario, que se convierta en una experiencia sonora que nos transfigure. Nuestra nueva temporada, ‘Sobre la posibilidad de lo salvaje’, la número 27, va precisamente en esa línea.

Lo salvaje. Un tema muy sugerente y muy difícil de abordar.

Surge como respuesta a la sociedad contemporánea, cada vez más puritana, restrictiva y autocomplaciente. Nos interesaba confrontar esta realidad con creadores que subvirtieron su presente en busca de otros, como fue el caso de Iannis Xenakis, un creador fascinante de quien celebramos su centenario.

Perdóneme, ¿de quién?

Ahí reside la necesidad de nuestra propuesta. El público no conocerá a Xenakis, pero probablemente les suene el arquitecto Le Corbusier –con quien Xenakis trabajó muy estrechamente–, Séneca o Medea; incluso pueden sentirse atraídos por un concierto que mezcla música con pirotecnia, cine y performance, como es el caso de nuestro próximo concierto este lunes 21 en el Auditorio de Zaragoza. Que el público venga a conocer, no a reconocer.

Saca la música clásica de la sala Mozart y la lleva a la Multiusos.

Los auditorios son lugares ideales, pero a la vez son espacios de censura. Todo el mundo tiene su lugar prefijado, todo está previsto. Me interesaba desarrollar un concierto en un lugar en el que pudiésemos romper con todas esas convenciones decimonónicas, y crear un propuesta artística que rompa las barreras entre la música, el teatro y la performance.

¿Cuál es el máximo reconocimiento al que aspira un director de orquesta?

Un público valiente, abierto, dispuesto a recorrer los confines sonoros junto a nosotros.

Gaspar Sanz, Antón García Abril o Amaral, ¿con cuál de estos músicos aragoneses se queda?

Con los tres. El día tiene muchos momentos y contextos en los que podemos disfrutarlos.