Alberto Martínez Embid y su huella imborrable en la montaña

Montañeros de Aragón ha reconocido en el Paraninfo su figura y su legado como gran documentalista del Pirineo.

Teresa Martínez, Luis Martínez, José Ignacio Canudo, Ramón Tejedor, Eduardo Viñuales y Marta Iturralde, en el Aula Magna
Teresa Martínez, Luis Martínez, José Ignacio Canudo, Ramón Tejedor, Eduardo Viñuales y Marta Iturralde, en el Aula Magna
Francisco Jiménez

“Hace poco más de tres meses que falleció Alberto y todavía estamos bajo el impacto emocional de su repentina desaparición, pero su huella y su reconocimiento público permanecerán para siempre”.  De esta forma ha resumido este jueves Ramón Tejedor, presidente de Montañeros de Aragón, las sensaciones que dejó el fallecimiento del montañero Alberto Martínez Embid el pasado mes de noviembre. Lo ha hecho en el Aula Magna del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, donde se le ha rendido un homenaje.

Ha sido difícil controlar las emociones, especialmente para el padre de Alberto, Luis Martínez, y para su compañera, Marta Iturralde, que han asistido al acto. En el ambiente ha quedado la sensación del gran vacío emocional y cultural que dejó tras su muerte inesperada.

Así lo ha manifestado el director del Museo de Ciencias Naturales, José Ignacio Canudo, en su intervención. Él ha resumido la figura del homenajeado en tres recuerdos: “Cada vez que voy a la montaña llevo un libro que escribió con Eduardo Viñuales de los 200 picos de Huesca; pesa un montón, pero me gusta leerlo arriba”.

“Le faltó tiempo para escanear todos sus libros donde aparecen referencias de las minas de los Pirineos”

También ha rememorado el día que le comentó a Alberto un proyecto sobre las minas olvidadas de Aragón: “Le faltó tiempo para escanear todos sus libros donde aparecen referencias de las minas de los Pirineos”.

Junto a este rasgo de generosidad ha destacado, por último, “su amplia sonrisa”:  “Pocos días antes de su fallecimiento, en una visita al museo, se presentó con unas patillas enormes y todo el mundo le estuvo haciendo chanzas, que, por supuesto, se tomó con mucho sentido del humor”.

“El legado que deja Alberto de la montaña es extraordinario”

En nombre de la familia, su hermana Teresa Martínez ha agradecido las muestras de cariño recibidas del grupo de montañeros y de tantos amigos como hizo a lo largo de su vida, “que han hecho un poco menos difícil este duro trance”. También ha alabado su labor divulgativa “reconociendo senda por senda y facilitándonos a todos el acceso en un momento en que no había balizas ni señalizaciones”.

25 libros escritos en solitario, 24 en colaboración con otros autores y más de 1.700 artículos. “El legado que deja Alberto de la montaña es extraordinario”. Así ha resumido Ramón Tejedor su figura. “Encarna la visión más polifacética que uno pueda imaginarse del montañismo; era un gran alpinista y esquiador, pero también un investigador y un escritor que buceó en los antecedentes históricos de las grandes cumbres del Pirineo aragonés”. En su intervención, además, ha dejado constancia de los 20 años en los que participó en la junta directiva de Montañeros de Aragón.

"Alberto era como un fondo de documentación del Pirineo, de quién había subido a tal cumbre, en qué año, por dónde... Era muy accesible y no buscaba el ego personal"

Otro de sus grandes amigos, el escritor y naturalista Eduardo Viñuales, ha recordado sus muchas colaboraciones “y las quedadas continuas para compartir información”. “Alberto era como un fondo de documentación del Pirineo, de quién había subido a tal cumbre, en qué año, por dónde... Era muy accesible y no buscaba el ego personal”.

Con ese halo de persona amable, simpática y cordial se quedó el público que asistió al acto, la mayoría montañeros como Luis Masgrau, Fernando Almarza o Gonzalo Albasini. Todos insistieron en que “su huella es imborrable”.

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