El monasterio de Casbas reabrirá sus puertas el 23 de abril con una exposición

Los nuevos propietarios quieren reiniciar el próximo julio las visitas guiadas al conjunto, declarado BIC en 1979

Monasterio de Casbas (Huesca)
Monasterio de Casbas (Huesca)
Oliver Duch

El monasterio de Casbas, en Huesca, va a volver pronto a la vida, y lo va a hacer de la mano de la cultura. La sociedad Pisiosse S. L., que lo adquirió en noviembre pasado por un millón de euros, planea reabrirlo el 23 de abril con una exposición, y hacer unas obras imprescindibles de reacondicionamiento para reiniciar las visitas guiadas al románico de su interior en julio o, como mucho, agosto. En esos meses ya podría incluso celebrarse algún concierto de música antigua en su iglesia y, también, se estará trabajando en dar contenido museístico al centro.

La alcaldesa de Casbas, María Pilar Viu, ve con buenos ojos que el monasterio haya cambiado de propietario. "Llevaba mucho tiempo parado y el deterioro se estaba empezando a notar –señala–. En el pueblo preocupaba la situación y, aunque hemos seguido teniendo turismo, si el monasterio funciona estamos seguros de que vendrá más gente. Muchos recuerdan incluso cuando vivían monjas en él, que todos los veranos se llenaba de gente que venia de convivencias o a distintas actividades".

El objetivo último de Pisiosse es hacer un hotel de una treintena de habitaciones. Abriría en 2024. "El hotel ocuparía las antiguas escuelas de Casbas y una pequeña parte del palacio abacial, al que están adosadas –relata Sergio Miguel, administrador de la sociedad–. Aquí no vamos a hacer Las Vegas. Será un hotel de tres estrellas y el lujo, en realidad, lo pondrá el propio monasterio, su patrimonio. El resto del conjunto estará dedicado a usos culturales y educativos. Para nosotros esto es clave para que funcione la otra parte, la comercial. El monasterio ha estado mucho tiempo cerrado y ha perdido conexiones con la sociedad. El Museo de Matemáticas, cuando estaba aquí y en tiempos prepandemia, sumaba más de 3.000 visitas al año. Por ahí es por donde queremos empezar. Durante un tiempo el monasterio va a tener solo actividad cultural".

Se ha llegado a un acuerdo con la DGA para instalar allí, durante cuatro años, la exposición ‘L’aragonés, un patrimonio común’, que pudo verse en 2019 en el Paraninfo y luego itineró. Se han iniciado también conversaciones con el Museo Aquagraria y la Asociación Cultural Etnológica de Ejea. "Queremos poner en marcha, lo más pronto posible, un aula viva relacionada con el mundo rural, para que los alumnos de colegios e institutos puedan ver cómo eran antes las tareas del campo, desde aventar el cereal a desgranar el panizo. Habrá máquinas restauradas, en funcionamiento y sin peligro ninguno", subraya Miguel. En esa visita se incluiría también un huerto ecológico.

Pisiosse baraja también otros proyectos culturales. "En la bodega, que conserva el lagar, una vez rehabilitada pondremos un museo enológico, para el que tenemos ya dos prensas del siglo XVII –anuncia Sergio Miguel–. Y seguimos pensando en crear una gran biblioteca, a partir de los fondos del profesor Agustín Ubieto". También podría albergar una pequeña colección de cerámica y otra de escultura. Y se tiene previsto organizar, para el año próximo, una gran recreación medieval, que podría ser de carácter anual, y en la que el personaje de Doña Oria, esposa del Conde de Pallars y fundadora del monasterio, desempeñáría un importante papel. Sergio Miguel pertenece al grupo de recreadores Caballeros de Exea, sabe cómo organizar una actividad de este tipo.

El monasterio podría convertirse en un pequeño motor cultural de la comarca. Pero la clave está en el patrimonio histórico. El conjunto fue declarado Monumento Nacional en 1979 y todas las obras que se realicen en él para adecuarlo a establecimiento hostelero deberán ser respetuosas con el pasado del edificio y contar con la aprobación de la Dirección General de Patrimonio de la DGA. ¿En qué estado se encuentra el monasterio? Pues mejor del que pudiera suponerse para un conjunto de casi 10.000 metros cuadrados construidos.

"En el monasterio hubo monjas hasta el año 2004. Se vendió en 2007 a la Fundación Progea, que desde entonces, invirtió en la restauración del conjunto –relata Miguel–. Sobre todo en las cubiertas, donde se gastó más de un millón de euros. Aun queda alguna tarea pendiente; hay que canalizar bien las aguas para mantener alejada la humedad. Queda mucho por hacer, pero queremos ir poco a poco y que los ingresos por ceremonias como bodas o bautizos sirvan para ir recuperando elementos y añadirlos a la visita guiada". Algunas estancias se conservan tal y como las dejaron las monjas, desde la cocina al velatorio; otras, en cambio, precisan de labores de restauración, en especial el claustro, que está rehabilitado en dos de sus lados, mientras los otros dos están aún apuntalados.

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